BUENOS AIRES (AP) – Cuando la policía argentina llegó este martes a un departamento en Buenos Aires no encontró inquilinos comunes y corrientes, sino 219 serpientes -entre ellas varias pitones y boas esmeraldas- que vendrían comercializadas ilegalmente.
Los agentes que incautaron a estos animales también fueron 19 huevos de serpiente en el domicilio particular de allanado. Los animales estaban metidos en grandes cajas transparentes que se encontraban en su tamaño, peso y otras características, por ejemplo, gracias a canales de televisión.
Ya hay un acusado en la causa judicial abierta desde las denuncias desde el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, dijo al canal Todo Noticias Sergio Bergman, titular de esa cartera.
El ministro señaló que la persona investigada, cuya identidad no fue revelada, tuvo incurrido en el comercio ilegal de fauna silvestre. Bergman no pudo especificar un lugar donde las especies se especificaron, pero algunas sí son pitones bola y boas esmeraldas.
La boa esmeralda no es venenosa y habita en las selvas tropicales de América del Sur. De hasta dos metros de longitud, su dorso es de color verde con manchas blancas mientras que su vientre es amarillo.
La pitón bola procede de África. Tiene algo más de un metro de longitud y el motivo de su nombre obedece a que cuando se siente amenazada se enrosca sobre su propio cuerpo. Está considerado un animal poco agresivo.
Santiago D’Alessio, director de Fauna Silvestre y Conservación de la Biodiversidad, dijo que «el tráfico ilegal de animales es una de las actividades ilícitas que más se mueve después del tráfico de armas y drogas».
Según la policía, los ofidios están valuados en unos 400.000 pesos (cerca de 20.000 dólares).
Serán trasladados al serpentario del Instituto Malbrán de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud para evaluar su estado. La idea es estudiar si puede ser reinsertadas en su hábitat natural.