BUENOS AIRES, Argentina, febrero 22 (AP)
Las maletas de colores chillones que se encontraban en un anexo de la embajada de Rusia en Buenos Aires a la espera de ser enviadas a ese país no contenían ropa, zapatos o algún souvenir de Argentina: estaban repletas de cocaína que una organización internacional pensaba comercializar por unos 50 millones de euros.
Un ex funcionario diplomático ruso y un oficial de la policía argentina están entre los detenidos en el marco de la desarticulación de una banda delictiva tras una investigación de más de un año que se inició con la confiscación de 389 kilos de cocaína en valijas diplomáticas de la embajada rusa.
La ministra de Seguridad argentina Patricia Bullrich dijo el jueves en una conferencia de prensa que la droga estaba escondida dentro de 16 valijas en el Colegio Adjunto de la Embajada Rusa –anexo de la delegación diplomática– y fue incautada en diciembre 2016.
Bullrich calificó el caso como “una de las operaciones más complejas y extravagantes” y destacó la colaboración de las autoridades de Rusia y Argentina para desarticular a la banda criminal implicada, de la que hay un prófugo denominado “Señor K” que se encuentra en Alemania y sobre el que pesa un pedido de captura. Él es sospechoso de haber traído la droga al país sudamericano y haberla introducido en la embajada.
Las fuerzas de seguridad argentinas realizaron el miércoles uno de los últimos arrestos de los supuestos implicados en la trama. Se trata del subinspector de la policía de Buenos Aires, Iván Blizniouk, detenido en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en las afueras de la capital argentina, y que aparentemente era una pieza fundamental para organizar el traslado de la droga a Rusia.
También fue arrestado en esta ciudad Alexander Chikalo, de estrecho vínculo con el anterior y con entrada asidua a la embajada rusa. Ambos son nacionalizados argentinos de origen ruso.
La ministra relató que un día de diciembre de 2016 recibió una llamada de urgencia el embajador ruso, Victor Koronelli, que solicitaba verla a la brevedad. “Llegó con tres miembros del servicio federal de seguridad ruso a contarme que tenían la sospecha de que en un anexo de la embajada había droga y querían hablar para ver como desbaratar a la organización” criminal, explicó Bullrich.
La ministra ideó entonces un plan junto a los funcionarios rusos con la intervención de la justicia argentina.