YUBA, Sudán del Sur (AP) — Los relatos de los testigos siguen siendo espantosos. Cuando regresó a su casa tras haber estado escondido de los soldados del gobierno, un sursudanés se encontró con que las tropas habían dejado ciega a su madre tras arrancarle los ojos con lanzas.
La mujer había intentado impedir, sin éxito, que su hija de 17 años fuese violada por más de una docena de soldados. Después, 17 soldados la violaron a ella. El padre de la familia fue decapitado.
El último reporte sobre abusos de derechos humanos en la guerra civil que se libra desde hace cinco años en Sudán del Sur, publicado el viernes por una comisión de Naciones Unidas, incluye ese horrible día en la aldea de Pagak y muchos otros relatos que el equipo recopila con la esperanza de poder encontrar justicia algún día.
«No esperaba encontrar tanta humillación ritual y degradación deliberada debida a múltiples razones. El sufrimiento y la crueldad son peores de lo que cualquiera hubiera podido imaginar”, dijo a The Associated Press Andrew Clapham, miembro de la comisión y profesor de Derecho Internacional.
Una mujer sursudanesa contó a la comisión que su hijo de 12 años fue obligado a mantener relaciones sexuales con su abuela para seguir vivo, según el informe.
Las conclusiones, con «suficientes pruebas” tanto contra las fuerzas del gobierno del presidente Salva Kiir como contra los rebeldes, identifican a más de 40 altos cargos militares, incluyendo tres gobernadores estatales, “que podrían asumir responsabilidades a título personal por crímenes de guerra”.
El reporte se presentará ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra el próximo mes. También se entregará a organismos judiciales.
Decenas de miles de personas han fallecido en Sudan del Sur desde el estallido del conflicto en diciembre de 2013, apenas dos años después de la independizarse de Sudán. Más de dos millones de personas han huido del país en la mayor crisis de refugiados desde el genocidio ruandés de hace 24 años. Los millones que siguen en el país sufren hambruna.
El nuevo reporte de la ONU es un relato de violaciones colectivas, castraciones, violencia étnica y otros abusos que han sembrado la desesperación en gran parte de la empobrecida nación del este de África, mientras crece la frustración internacional hacia los dos bandos en conflicto. Un intento de alto el fuego alcanzado a finales de diciembre fue violado en cuestión de horas. En respuesta a esto, Estados Unidos anunció un embargo de armos, en gran medida simbólico, e instó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a hacer lo mismo.
El gobierno de Sudán del Sur no realizó comentarios de inmediato el viernes. «El organismo de derechos humanos debería empezar a culpar directamente al régimen en lugar de culpar a ambos bandos”, dijo a la AP el legislador de la oposición Lam Paul Gabriel.