Libertad, esperanza, confianza, paz, unión y amor fueron los valores que promovió el concierto Encuentros. México y las Américas unidos a través de la música, que se realizó la tarde del pasado cuatro de marzo en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
“Si alguien se pregunta para qué se hacen estas cosas, ya lo dijo Don Quijote: ¡por la libertad, Sancho, por la libertad!”, destacó Eduardo García Barrios, coordinador Nacional del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM) minutos antes de dar inicio a este espectáculo.
En el escenario, alrededor de 300 niños, jóvenes y adultos procedentes de agrupaciones musicales del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM): de orquestas comunitarias, de la Orquesta Sinfónica Infantil de México, del Ensamble Escénico Vocal, el Coro Sinfónico de SNFM y de la Orquesta Escuela Carlos Chávez.
A ellos se añadió la participación de una delegación de la Orquesta y Coro de Música Tradicional Mexicana Educación-Cultura de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y cerca de 50 niños y jóvenes procedentes de Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela, que llegaron a México patrocinados por la Fundación Dudamel.
Estos talentosos y habilidosos jóvenes dieron origen a las poderosas y rítmicas notas de Alas (a Malala) que comenzaron a fluir, bajo la batuta de su autor, Arturo Márquez, y más tarde, a invadir cada rincón de la sala que registró un lleno total, entre quienes atentos escuchaban el subsecretario Cultural y Artístico, Saúl Juárez Vega, y la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) Lidia Camacho Camacho.
Esta interpretación provocó una larga y fuerte ovación al maestro Márquez y luego un enorme silencio que dio paso al músico, compositor y director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel que, a paso lento, llegó al escenario y tomó el micrófono para destacar que el concierto fue creado para mostrar que la música es arte para la comunidad, un lenguaje que une y rompe fronteras.
“Es un orgullo para mí estar frente a esta hermosa orquesta. Este concierto nos permite ver a una bella América unida por el arte, la cultura y la música”.
Entonces vinieron los aplausos del público y después otro silencio total. Mutismo que dio paso a suaves, melancólicas, cadenciosas y discretas notas que abrieron la pieza Adago para cuerdas de La Guerra de las Galaxias: El despertar de la fuerza obra de John Williams que fue adaptada especialmente para ser estrenada por la orquesta en este concierto.
Contrario a su particular estilo, Gustavo Dudamel vistió tenis, pantalón de mezclilla y una playera azul, sin embargo, su estilo en la dirección fue la misma: enérgica, fuerte, contundente, precisa y sin partituras.
A petición de los músicos que hicieron sonar sus pies y del público que aplaudió sin parar, Dudamel dirigió la pieza Conga del Fuego Nuevo de Arturo Márquez, una pieza que mostró que la música es el arte perfecto para poder expresar y generar en el público sentimientos, emociones pensamientos e ideas extraordinarias.