DACA, marzo 6 (Notimex)
Myanmar continúa su “limpieza étnica” de los musulmanes Rohingya en el estado de Rakhine con una “campaña de terror y hambre forzada”, denunció este martes Andrew Gilmour, subsecretario del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Unhcr, por su siglas en inglés).
En un comunicado, el funcionario de derechos humanos de la ONU dijo a más de seis meses de que Ejército de Myanmar (antes Birmania) inició su ofensiva contra los Rohingya casi 700 mil personas han tenido que huir al Bangladesh.
“La limpieza étnica de Rohingya de Myanmar continúa. No creo que podamos sacar ninguna otra conclusión de lo que he visto y oído en el distrito Cox’s Bazar”, afirmó Gilmour, al término de una visita de cuatro días a Bangladesh, donde recorrió los campos de refugiados.
El Secretario General adjunto de la ONU para los derechos humanos destacó que después de hablar con varios Rohingya recién llegados a los campamentos de refugiados de Cox’s Bazar ha confirmado que la violencia generalizada y sistemática contra los Rohingya persiste.
“La naturaleza de la violencia ha cambiado desde la frenética sangría y la violación masiva del año pasado a una campaña de terror de intensidad más baja y el hambre forzada”, agregó Gilmour, según un reporte del sitio Bangla News 24.
En su declaración, el funcionario de la ONU indicó también que era “inconcebible” que cualquier Rohingya pudiera regresar a Myanmar en un futuro cercano, a pesar de las promesas de las autoridades birmanas de permitir el regreso de algunos refugiados.
“El Gobierno de Myanmar está ocupado diciéndole al mundo que está listo para recibir a los retornados Rohingya, mientras que al mismo tiempo sus fuerzas continúan llevándolos a Bangladesh”, apuntó Gilmour y agregó que el regreso seguro, digno y sostenible era “imposibles en las condiciones actuales”.
Los musulmanes Rohingya, una de las comunidades más perseguidas en el mundo, no son reconocidos como ciudadanos de Myanmar, por lo que enfrentan una discriminación generalizada por parte de las autoridades.
Antes del éxodo actual, decenas de miles de Rohingya tuvieron que buscar refugio en varios países vecinos por la discriminación y actos de violencia que se enfrentaban a diario.
La difícil situación de los Rohingya alcanzó su punto máximo en Myanmar a mediados de agosto pasado, cuando el Ejército emprendió una campaña contra el grupo minoritario en el estado de Rakhine, en respuesta a una ola de violencia causada por rebeldes, provocando un éxodo masivo.
La organización Médicos Sin Fronteras (MSF, por sus siglas en francés) estima que al menos seis mil 700 rohingyas fueron asesinados en el primer mes de la represión militar, mientras que alrededor de 700 mil han huido a Bangladesh.
De acuerdo con el testimonio de los refugiados que han logrado salir de Myanmar, los asesinatos, violaciones e incendios provocados por los soldados son un hecho constante en Rakhine, donde cientos de aldeas han sido destruidas.