Ciudad del Vaticano, 17 Mar (Notimex).- La religión como punto de encuentro social y las relaciones humanas genuinas son dos de las claves de la felicidad en América Latina, cuyos países –entre ellos México- se ubicaron en puestos altos en el Reporte Mundial de Felicidad apenas presentado en el Vaticano.
En entrevista con Notimex Mariano Rojas, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y de la mexicana Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), reconoció que el alto posicionamiento de los latinoamericanos en el informe es difícil de explicar.
“Cuando hacemos el ranking desde la evaluación de vida, los latinoamericanos terminan entre los puestos 20 y 50, pero cuando preguntamos a las personas si tienen amor, cariño y afecto en sus vidas, los latinoamericanos se ubican en el top ten, por mucho”, aseguró.
“Existe algo muy valioso en la vida de los latinoamericanos y es ese énfasis en temas relacionales que otras sociedades han ido dejando de lado para enfocarse en la producción, a generar más bienes y servicios, a trabajar más horas y todo eso tiene un costo para las relaciones humanas”, añadió.
Rojas escribió el capítulo 6 del informe, que lleva por título “La felicidad en Latinoamérica tiene bases sociales” y él mismo ilustró sus tesis en la Casina Pío IV, sede de la Pontificia Academia para las Ciencias del Vaticano.
El reporte evaluó 156 países por sus niveles de felicidad y 117 por los niveles de felicidad de sus inmigrantes. Encabezaron la lista Finlandia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza, Holanda, Canadá, Nueva Zelanda, Suecia y Australia.
Los datos fueron recopilados entre 2015 y 2017 por la empresa Gallup International. Costa Rica fue el país latinoamericano mejor posicionado, en lugar 13. Superó incluso a Estados Unidos, situado en el 18.
Le sigue México, en el sitio 24 de la lista. Chile (25), Panamá (27), Brasil (28), Argentina (29), Guatemala (30) y Uruguay (31). Todas estas naciones se colocaron mejor que España, por ejemplo, ubicada en el lugar 36. Otros latinoamericanos son Colombia (37), El Salvador (40), Nicaragua (41) y Ecuador (48).
El investigador indicó a “la calidez y la abundancia de relaciones humanas” como las claves de la felicidad latinoamericana. Esas relaciones no son instrumentales y las familias tiene mucho que ver con ello, siguió.
“La familia es vista como un lugar en que se disfruta en grupo, se recibe el apoyo emocional de los demás, se da apoyo y se da reconocimiento, que son necesidades humanas muy básicas. Eso se obtiene en la familia, con los amigos, en la familia extendida, y eso abunda en América Latina”, insistió.
Más adelante, destacó que la Iglesia también afecta la ecuación porque, en los países latinoamericanos, las parroquias católicas son espacios de socialización donde la gente puede construir “relaciones genuinas”.
“La felicidad la hemos encontrado en esas relaciones genuinas, abiertas, que se generan alrededor de los servicios y las prácticas religiosas. En México las fiestas patronales son actividades donde la religión sirve de base para el establecimiento de relaciones comunitarias”, abundó.
Por eso, advirtió que los latinoamericanos no deben sentirse acomplejados, sobre todo cuando están constantemente expuestos a las malas noticias, porque existen muchas cosas por las cuales pueden estar orgullosos: la historia, la identidad y los valores, aspectos de los cuales otras naciones pueden aprender.
Según Rojas, los países escandinavos que encabezan la investigación tienen deficiencia en relaciones humanas cálidas, pero cuentan con un sistema de seguridad social muy efectivo: universal e inclusivo.
Quien crece en estos lugares, abundó, no lo hace en una familia sino “en una comunidad más grande alrededor de un Estado no corrupto, que cobra impuestos pero que ofrece los servicios a todos”. Se trata, reconoció, de un concepto de ciudadanía importante que en Latinoamérica hace falta construir.
“La nuestra es la cultura latinoamericana, no es la anglosajona o la escandinava; un latinoamericano necesita ese abrazo y ese calor humano, por eso difícilmente podría ser igualmente feliz en los países escandinavos”, consideró.
“Tenemos esa riqueza y esa cultura relacional. Es importante nunca abandonarla incluso cuando buscamos oportunidades laborales y mejores condiciones. No se trata de seguir el camino escandinavo”, añadió.
Por otra parte, indicó a la corrupción como uno de los grandes obstáculos para la felicidad en Latinoamérica, porque “deprime a la persona y le quita la idea de ciudadanía”.
Los Estados no proveen buenos servicios básicos, como el acceso a educación y salud de calidad, porque las instituciones políticas son muy débiles y en ellas hay mucha corrupción. La migración también influye, siguió, porque divide familias y rompe los lazos humanos necesarios para la cohesión social.
El estudio, realizado por la Red de las Naciones Unidas para las Soluciones de Desarrollo Sostenible y la Fundación Ernesto Illy será presentado el 20 de marzo en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, con motivo del Día Mundial de la Felicidad.
Sobre la utilidad del mismo, Mariano Rojas destacó: “No es necesario convencer a las personas sobre la importancia de la felicidad, pero sí es urgente convencer a los gobiernos en lo fundamental de este aspecto a la hora de establecer políticas públicas”.