Con su gran sencillez, talento y carisma, la cantante y compositora de jazz franco-brasileña, Agathe Iracema, conquistó al público en el festival Eurojazz, que hasta el 25 de marzo presentará lo más destacado e innovador del jazz europeo.
Acompañada al piano por Julien Allier, la intérprete ofreció un recital íntimo, compuesto por canciones de amor y desamor en las Áreas Verdes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), las cuales se tapizaron de gente que, sentada, disfrutó ampliamente de la música de la francesa.
Un jazz tranquilo y cadencioso, enmarcado con la potente voz de hermosas tonalidades de Agathe Iracema, cantante que tiene el jazz en la sangre y que a los 15 años creó su primer cuarteto, resonó en las Áreas Verdes que son la sede del Eurojazz.
Ella, ataviada con un primaveral vestido blanco, ad hoc con el clima en la Ciudad de México, cautivó con su gran talento vocal en la magistral interpretación de temas emotivos y sentimentales.
El público pudo deleitarse con piezas de su último disco, Feeling Alive editado en 2015, como Got lost que la cantante explicó es como un sueño perdido, que trata del final de la felicidad para ayudar en ese momento difícil de la vida.
Después, Agathe Iracema interpretó canciones de otros compositores como Droppin’ things, escrita por Betty Carter que, dijo, aborda la emoción cuando alguien está enamorado y encuentra a esa persona que le encanta.
Con su voz dulce y profunda, que seduce con frescura y espontaneidad, la cantante también interpretó “Mal de mim”, tema de su cantante brasileño preferido, Djavan, otra historia de amor pero de notas tristes.
Del disco Feeling Alive, la franco-brasileña deleitó al público con “My one and only love”, que en un simpático español, mezcla de inglés con tintes portugueses y franceses, tradujo como “Mi único amor”.
Este tema, acotó, habla de cuando uno está enamorado y todo sale “súper mal y difícil”, para luego continuar con otra canción de su autoría, Feeling Alive, que da nombre al disco. Se trata de una pieza que habla de sentirse viva, “de mi visión de la vida, de mí misma, de todo, la dedico para todos. Obrigado. Muchas gracias por haber venido hoy”.
Y para finalizar, Agathe Iracema interpretó una última balada, “Don’t go strangers”, la cual indica que a pesar de que los tiempos sean difíciles no se debe correr detrás de otras personas.
La cantante se despidió de un modo inusual, pues a ritmo de jazz clamó: “muchas gracias, es un placer estar contigo, encantada!” y se tomó una foto desde el escenario con la concurrencia.
Sin embargo, ante la insistencia del público, que quería escuchar más de Agathe Iracema, la francesa regresó al escenario para un encore, en el cual interpretó el tema brasileño “Mundo de paz”.