La metáfora es demoledora: La playa, una película que encima es bastante regulera, fantasea con un paraíso perdido en la que el protagonista y sus colegas desconectan en soledad del mundanal ruido. 20 años después, una horda de coreanos con mascarilla se amontona en la playa real en que se rodó, Maya Bay, en la isla tailandesa de Phi Phi Leh, para hacerse un selfie entre latas y bolsas de plástico mientras una pareja de rusos discute a voz en grito porque se les ha mojado el tabaco y tú y yo grabamos un Stories para Instagram con cuidado de no resbalar en la mancha de aceite que aún no ha absorbido la madera del petadísimo embarcadero.
La descripción es más verídica de lo que parece. Quien escribe este artículo viajó a Tailandia hace un par de años, y ya entonces la guía Lonely Planet desaconsejaba encarecidamente la visita a Phi Phi por el devastador efecto del turismo masivo en la fauna y flora de la costa. Pero el beneficio económico era tan grande que las autoridades tailandesas miraban hacia otro lado. Esto también es literal: aplicaban cierres de varios meses en otras playas para proteger el ecosistema pero con esta hacían la vista gorda.
Hasta ahora. Según informa Associated Press, el departamento de Parques Naturales ha anunciado el cierre temporal de Maya Bay: no se podrá acceder a la playa entre los meses de junio y septiembre, ambos incluidos, desde este mismo año. Desde octubre, podrán visitar la playa 2000 personas al día, y los barcos no podrán atracar allí, sino en otra zona de la isla.
Según varias asociaciones ecologistas, esta medida es positiva pero insuficiente, ya que el daño en los arrecifes de coral es irreparable si no se le da un largo respiro.
Con información de: www.esquire.com