Altos, bajitos, con ojos rasgados y otros con ojos redondos y mirada cristalina, ataviados con indumentaria de manta adornada con símbolos distintivos de su lugar de origen; ellas coronadas por flores enormes y ellos orgullosos con el pecho erguido, se apropiaron del Teatro Morelos, de Toluca, para demostrar que para engrandecer a México se necesita sentirlo y vivirlo desde sus raíces, como lo demostró la Orquesta y Coro de Música Tradicional Mexicana, esto el pasado uno de abril.
El anuncio de la tercera llamada provocó que todos en el recinto tomaran sus lugares y así pudiera iniciar el concierto. Las primeras notas dejaron entrever que podría ser un huapango y se trató de “Nuestra casa es un país”, obra realizada ex profeso por el compositor Enrique Quezadas y el poeta Eduardo Langagne para que fuera interpretada por la Orquesta y Coro de Música Tradicional Mexicana, que desde esta primera ejecución se ganó la aprobación del público.
Todas las voces unidas/ con los instrumentos cantan/ traen colores, traen aromas… Junto a la imaginación/ vuela el pájaro y atrapa/ algunos sones del viento/ que son claros como el agua… Nuestra casa es un país/ que busca cada mañana en la paz vivir feliz, versa la letra de esta obra recién estrenada, la cual reveló que para hacer de México un hogar para todos, es necesario fomentar el respeto por la diversidad que lo distingue, por abrazar cada una de sus culturas y sus tradiciones, tal como lo hace esta agrupación organizada en 2017, por la Secretaría de Educación Pública, en coordinación con la Secretaría de Cultura.
El recorrido musical por diversos puntos del país fue ecléctico, es decir, no fue de norte a sur, ni de este a oriente, sino de una integral casi orgánica, donde se mostró que el vínculo cultural entre las regiones va más allá de la ubicación geográfica, así fue en la canción “Aires del Mayab”, en el que el estilo del mariachi tradicional (sin trompetas y la inclusión de arpas), se combina con la chilena oaxaqueña y cantos alusivos a las rebozos de Santa María del Río, San Luis Potosí.
Asimismo, niños de Zozocolco, Veracruz y Tepalcatepec, Michoacán, acompañaron al trío femenino Alondras Huastecas, oriundo de Ciudad Valles, San Luis Potosí, para interpretar “El querreque”, cuyos versos en esta ocasión realzaron la importancia del acceso a la cultura como derecho humano para todos los niños.
El reconocimiento de las mil 190 personas que se dieron cita a cada una de las interpretaciones de la agrupación se dio de principio a fin, en especial cuando interpretaron el célebre vals oaxaqueño “Dios nunca muere”, que incluso desprendió un suspiro de nostalgia entre el público, que se conmovió al máximo cuando, Tania Concepción Hernández Martínez, flautista originaria de Capulálpam de Méndez, Oaxaca, cantó en zapoteco la celebré obra “El feo”, del compositor Demetrio López.
Fue así como niños, jóvenes, maestros de música y del Sistema Educativo Nacional que integran dicha agrupación, originarios de Baja California, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Colima, Estado de México, Guanajuato, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Tabasco y Veracruz, con el corazón impreso en cada nota, ofrecieron un concierto donde el rostro de México fue dibujado a través de la música.