noviembre 24, 2024
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abril 9, 2018 | 732 vistas

José Gregorio Aguilar.-

Cd. Victoria, Tam.- Florencio Montelongo, un locutor con un estilo único y amplio conocimiento musical, relata sus inicios, y como, desde niño, ha disfrutado sus dos grandes pasiones en la vida: la música y la locución.

Florencio Montelongo Pérez se dio cuenta de que para ser locutor de radio no solo se necesita tener buena voz, sino que también debe reunir ciertas características, como la disciplina, y, en un momento dado, estar dispuesto a hacer ciertos sacrificios.

De hecho, él mismo reconoce que su ingreso a la Organización Radiofónica Tamaulipeca (ORT) se retrasó porque perdió dos oportunidades, precisamente por la indisciplina que mostró.

Hoy, a casi 20 años de que el auditorio de la XEHP escuchó por primera vez su voz, “La Güera”, como popularmente se le conoce, recuerda sus inicios.

Florencio Montelongo Pérez nació el 22 de diciembre de 1959. Vivió su infancia en el barrio de Guadalupe o “Rincón del Diablo”, como comúnmente le llaman. Estudió la primaria en la Epigmenio García, después ingresó a la Secundaria Federalizada Uno en la loma y continuó su bachillerato en el Cbtis 24, para finalmente terminar su trayecto educativo en el Instituto Tecnológico de Ciudad Victoria, donde estudió, de 1979 a 1983, la carrera de Ingeniería Civil.

 

SU PASIÓN INICIAL FUE LA MÚSICA

Tras concluir su educación superior, Florencio se dedicó más de lleno a lo que desde su infancia ha sido su pasión: la música, pero antes de pisar grandes escenarios sociales, siendo aún niño, junto a sus amigos del barrio tocaba en las calles, en las esquinas y hasta en micros. “Empecé desde abajo, en las calles, con botes, portábamos una guitarra que no sabíamos ni tocar, pero ahí andábamos, según tocando, pero con el tiempo, viendo, aprendiendo, cargando equipo para que nos tomaran en cuenta, así empezamos”.

Ya en 1983 formó un grupo musical que llamó “Marshall”, integrado por los vecinos de su barrio. Esta agrupación amenizaba en bodas, fiestas y quinceañeras. Tocó prácticamente en todos los centros sociales de Victoria, como el Casino Tamatán, Ganadero, Victorense, Campestre, Cofrades, entre otros.

Al paso de los años, “La Güera” fue integrante de otros exitosos grupos musicales, que en la década de los 80’s causaron sensación en Victoria y eran aclamados por un público muy diverso. “Estuve en el grupo la Distancia, luego me regresé al Cihua, después hicimos los Cihua de corazón, en donde estuve como un año; en la Sonora salí, estuve en el grupo El Regreso y después a Motivos, donde duré como siete años y acabo de regresar en enero de este año a Cihua”.

Sin duda el grupo que le dio más popularidad y proyección fue Cihua, donde permaneció 18 años tocando el güiro y el cencerro; recorrió todas las colonias de Victoria. Fue aquí donde según afirma empezó a hablar más en público y “tirar rollo”, como comúnmente se dice. En los bailes y fiestas presentaba o recibía a la o los festejados. No hubo evento social donde no estuviera este afamado grupo musical.

Recuerda que la música le dio mucha proyección, pues con su grupo recorrió todo Tamaulipas, San Luis también Veracruz, Nuevo León y hasta Coahuila.

 

SUS PRIMEROS PASOS COMO LOCUTOR

De don Carlos Adrián Avilés “La Güera” recibió la primera oportunidad como locutor desde el palco del estadio Marte R. Gómez, convirtiéndose en la voz del estadio. No obstante, su sueño de narrar partidos de futbol jamás se cumplió. “Nunca narré, eso era lo que yo quería, pero no hubo oportunidad y después ya me mantuve presentando a los equipos cantando los goles comerciales y saludando a la gente por radio”.

Admite que inicialmente, el experimentado maestro de la locución, que ya descansa en paz, le ofreció trabajar en el Marte R. Gómez a nivel de cancha, algo que no le agradó mucho, pues era su deseo estar en el palco, pero Avilés fue tajante y le dijo que, literalmente, tendría que empezar desde abajo para luego estar arriba, por lo que Florencio no aceptó. “Me dijo: ‘El próximo domingo lo veo en la cancha del Marte R. Gómez’, pero yo no quise a nivel de cancha, yo quería estar en palco, pero él me dijo que tenía que empezar de abajo y luego hacia arriba”.

Finalmente, Florencio consigue estar en palco como la voz del estadio, gracias a que don Carlos ya no podía seguir. Ese fue su primer contacto con la radio “y ahí estuve por muchos años; todavía hasta hace como cuatro años que ya no, pero fui la voz del estadio por muchos años”.

 

SU INGRESO A LA ORT

Del director artístico de ORT, Jorge Enrique Hernández, recibió la oportunidad para trabajar como locutor radiofónico, pero su ingreso a la casa de la radio no fue inmediato, confiesa, dos años tuvo que esperar porque, aunque ya había sido aceptado por Jorge, Florencio, simplemente no se presentaba a las capacitaciones.

“En 1998 que fue mi primer contacto con Jorge Enrique, perdí la oportunidad porque después de que me entrevistaba, me citaba al día siguiente para la capacitación, pero no fui por andar bebiendo”.

“Luego al siguiente año fue lo mismo, dos días de capacitación y nada, no me presenté. Fue hasta la tercera vez, cuando Jorge habló bien conmigo y en el 2000 me dio otra oportunidad e inmediatamente me capacitaron 15 días para, un lunes, ingresar a cabina”, explica.

“Al principio yo estaba a cargo de las cartucheras en los comerciales ya despuecito llegaron la computadoras y fue así como formalmente entré a ORT”.

Algo que sorprendió mucho a Florencio, y por supuesto lo halagó, fue cuando apenas con 15 días de estar frente a los micrófonos de la XEHP, un grupo de locutores extranjeros visitó la radio y lo escucharon cuando estaba al aire. Ellos quedaron gratamente sorprendidos por su voz y estilo.

“Esa es una anécdota que yo recuerdo mucho. Yo tenía 15 días aquí en XEHP, cuando llegó un grupo de locutores de Sudamérica, de Uruguay, Argentina Paraguay y Chile; muchos venían aquí con el gerente Baldomero Zurita, ellos entraron a cabina y el señor Baldomero les dijo que yo apenas tenía 15 días y no lo podían creer. Cómo que 15 días apenas, decían sorprendidos y me grabaron cuando yo saludaba al auditorio: ‘Hola que tal amigos de Victoria, San Carlos vamos a escuchar una melodía… etcétera…’ y les agradó mucho, les pareció excelente. Esa es una de las anécdotas que yo recuerdo mucho”, reitera.

Otra anécdota motivadora que jamás olvidará Florencio le ocurrió en Piedras Negras, Coahuila. “En alguna ocasión que estuve en Piedras Negras, me invitaron locutores de allá, les gustó mi voz me halagaron: ‘Si yo tuviera tu voz no estaría aquí, andaría en McAllen, en Brownsville’, llegaron a decir que me parecía a Lalo Mora, lo cual no me molestaba al contrario, mis respetos para el señor”.

 

ENTRE LA MÚSICA Y LA LOCUCIÓN

Pero aunque posee un estilo único y un enorme conocimiento musical, Florencio Montelongo, poco antes de formar parte de la plantilla de locutores de ORT, tuvo que prepararse y educar su voz para desempeñar lo mejor posible su nueva profesión.

“El primer curso de locución que yo tuve me lo pagó el ingeniero Miguel Cantú de la UAT, yo no tenía para pagarlo y fui a la Facultad de Veterinaria, ahí estudié, lo impartió un cubano que no recuerdo su nombre”.

“Al final, cuando terminamos el curso, el extranjero me invitó a mí y no sé a cuántos compañeros más a tomar el curso en Cuba, pero yo definitivamente no podía. Eso fue como en 1998. Todavía no entraba en radio, pero ya estando aquí tomé otros”.

La XEHP y La Cotorra son las dos estaciones desde donde la voz de Florencio llega a miles de radioescuchas, no obstante que su horario era nocturno; un horario muy pesado, porque aclara que trabajaba en el grupo musical y también en la radio.

“Originalmente estuve en un programa de dos de la mañana a seis de la tarde, un horario muy pesado. Luego fue de 10:00 pm a 12:00 am y ya después me cambiaron al horario actual, entro a las 6:00 am”.

Combinar estas dos profesiones no ha sido nada fácil. “Con el grupo salíamos a muchas partes, tocábamos día o noche, eran desveladas constantes, terminábamos a la una de la madrugada llegaba a casa, dormía dos horas y media y luego me levantaba para bañarme y cambiarme porque entraba a las seis de la mañana a la radio. Todos los días me levanto a las 4:30 am y así tengo varios años ya”.

Sí me canso, confiesa, aparte porque en el grupo estoy hable y hable y luego aquí en la radio también, y entonces ya por la mañana sí ando un poco cansado, pero después de 20 minutos me compongo.

Su voz siempre causó buena impresión entre quienes lo escuchaban. No fueron pocas las veces en que alguien lo escuchaba sin saber quién era él y se le acercaban. “Siente uno muy bonito; por la música, a través de Cihua, me conocen físicamente, pero después hubo personas que no me conocían y al escuchar mi voz me identificaban. ‘Usted es Florencio verdad, lo conocí por la voz, no lo conocía en persona’, me decían”.

 

LA LOCUCIÓN LE ABRIÓ MUCHAS PUERTAS

Como la mayoría, Florencio ha tenido muchas satisfacciones por el solo hecho de ser locutor. Estar detrás del micrófono enviando saludos a los radioescuchas y complaciéndolos con las melodías es muy gratificante para él, pero son muchas las ventajas que ofrece esta profesión.

Ser locutor de radio le ha abierto muchas puertas. “La locución me ha abierto muchas puertas, para empezar te conoce mucha gente o conoces mucha gente, algunas veces te pueden ayudar, tienes comunicación con maestros de la mecánica, de la albañilería, de todo tipo de oficios, y son personas que respetan y apoyan cuando uno tiene problemas; lo mismo en la Presidencia Municipal o en la Universidad en oficinas de Gobierno, en la Fiscal”.

Así transcurrió la vida de “La Güera”, gozando de una satisfacción personal y creciendo profesionalmente.

 

‘NO ES DIFÍCIL SER LOCUTOR’

¿Es difícil ser locutor? se le cuestionó a Florencio Montelongo. Yo digo que no, siempre y cuando tengas un poco de facilidad de palabra y también buena voz, aunque también hay que ver el tono de voz que tengas y si es aceptable; en cualquier caso, se educa.

La pregunta cobra interés porque antes, hace más de 15 años, era difícil obtener una licencia de locutor, independientemente de si el candidato tuviera buenas cualidades como tal. Estudios, exámenes, gastos y viajes, todo eso se acabó, hoy en día es relativamente fácil obtener ese documento.

Considero que actualmente los buenos locutores no son aquellos que tienen un título o una licencia o aquel que habla mucho. Para él, tener buena voz es indispensable, pero no lo es todo, hace falta educarla, porque no es lo mismo conducir un programa de música grupera o de cumbia, que uno de pop o romántica. El locutor debe adaptarse al género musical que le toque conducir y conocer del mismo.

“Por ejemplo, a mí me gusta la música de La Cotorra, que es norteña cumbia, pero en la estación de la V de Victoria, que tiene programación romántica, ahí uno se tiene que transformar y adaptar al género”.

“No podría hablar de la misma forma que en la HP, se debe cambiar la forma, la velocidad, entonación: ‘Hola, que tal, son las diez de la mañana con 20 minutos, escucharemos ahora a Roberto Carlos con un tema romántico para ustedes…la música de Los Terrícolas para recordar, sería bueno escuchar esto….’. Te tienes que adaptar al género, insiste, pero por supuesto que tienes que conocer de lo que hablas y sabiendo eso, puedes hacerlo”.

 

‘UN BUEN LOCUTOR DEBE PROYECTAR SIEMPRE ALEGRÍA Y ENTUSIASMO’

Es difícil proyectar un estado de ánimo. Los locutores, como cualquier persona, atraviesan por problemas y sufren enfermedades, pero ellos deben sobreponerse a esos conflictos y proyectar alegría, entretenimiento y entusiasmo. Nunca el radioescucha debe darse cuenta que el locutor está triste, deprimido o desanimado, aunque realmente así se sienta. Pese a todo, el locutor debe ser capaz de sobreponerse, e incluso, motivar a la gente que lo está escuchando”.

Así, con un cúmulo de experiencias en su azaroso camino por la música y la locución, Florencio todavía tiene la suficiente fuerza para combinar ambas profesiones, le dice a los jóvenes, a las nuevas generaciones, que si realmente tienen deseos de ser locutores profesionales y estar detrás de los micrófonos deben esforzarse, ejercitar su voz y pedir una oportunidad en la casa de la radio, desde donde se han proyectado prestigiadas voces a lo largo de décadas.

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