El escritor Héctor Perea presentó su más reciente libro Casa de cielo, que reúne 13 cuentos escritos entre México e Italia y en los que por primera vez dejó correr la pluma, por lo que los personajes y la trama llevan la voz cantante.
En la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, el autor destacó que este libro incluye nuevas versiones de un par de cuentos que escribió hace 25 años, pero “otros son totalmente del momento, la mayor parte, los cuentos más largos son escritos entre México e Italia, en una estancia romana” que compartió con algunos amigos.
Por ello, dijo, en Casa de cielo aparecen de manera velada rasgos de amistad en muchas de las narraciones, están cosas que vivieron mexicanos de paso por Italia y España e incluso el autor hizo algo que no había hecho antes: “sí sentí que los personajes y la trama llevaban la voz cantante y dejé correr la pluma”.
Durante la presentación, Daniela Tarazona comentó que en este libro el lector es un testigo porque “las palabras de Perea figuran partículas subatómicas que se relacionan entre sí, estamos en un reino prismático que despliega nuevas concepciones acerca del tiempo y del espacio”.
La también escritora señaló que los dos primeros relatos son breves y abren los agujeros primigenios hacia otras dimensiones desde la vida de lo minúsculo y a partir de la continuidad y correspondencia entre los espacios paralelos, Perea construye el viaje a través de un universo espléndido.
Por su parte, Ana García Bergua indicó que se trata de cuentos que provienen de paseos por Roma y la Ciudad de México, plagados por “una imaginación que se va por las grietas, por las sombras que cruzan un muro o las penumbras de la imaginación”.
Alguien entra por una puerta, alguien se pone lentes, alguien va a un museo, alguien maneja por la carretera para llegar a un hospital, alguien va a un congreso a Roma, así podrían definirse, precisó García Bergua, las premisas de algunos de los cuentos-paseos de Casa de cielo, porque a partir de ahí, cualquier cosa puede suceder.
“Los cuentos suceden de maneras extrañas, adentro y afuera de los personajes, en las grietas, las cavidades y la ensoñación, en todos aquellos sitios por donde la realidad se desliza o se derrama como agua, como luz, como aire y viento”, pues según la autora, son cuentos líquidos para el mundo líquido que estamos viviendo ahora.
Álvaro Ruiz Abreu aseguró que los cuentos incluidos en este volumen son de diferentes tipos y niveles, “son narraciones sueltas que no obedecen un canon y se vuelven una excelente miscelánea en la que el lector encuentra no son sorpresa, filigrana de una prosa aérea, de imaginación casi surrealista”.
