Shalma Castillo.-
Al principio tenía miedo, pero ahora todos sus temores están superados.
El programa de intercambio en la Universidad La Salle (Ulsa) ha llevado a Yolanda Jaramillo Castro a instalarse en Bogotá.
Colombia es un país muy parecido a México. Eso lo tiene bien en claro. Allá está empeñada ahora en avanzar en el ámbito de cultura educativa y social.
Para ello ha tenido que ajustarse a los cambios y formas que reclama la manera de expresarse, y su léxico ha tenido que aceptar estas modificaciones normales en su comunicación personal.
La experiencia personal pasa por la adaptación a la comida, el uso del transporte público y el vivir con un grupo numeroso de compañeras; todo es parte del sacrificio para lograr la superación personal.
Yolanda tiene 23 años y cursa su octavo semestre en la carrera de Comercio Internacional en la Ulsa Victoria.
Ahora realiza un intercambio académico en la Universidad La Salle, Bogotá, en Colombia, en Comercio y Finanzas Internacionales.
Dice que este intercambio no solamente trata de conocer la estructura educativa y cómo manejan ese ámbito de la educación, sino que también la cultura social; “no nada más se viene aprender conocimientos de la profesión, también culturas y costumbres”.
LA EDUCACIÓN EN COLOMBIA
Adaptarse al sistema educativo de ese país, no es cosa fácil, pues quienes van de México, están acostumbrados a otro tipo de educación.
La diferencia de las clases es que son algo difíciles, aunque no es nada del otro mundo, pero uno está acostumbrado a una cosa y acá (en Bogotá) es distinto, dice Yolanda.
Al igual que en México, la Universidad tiene una plataforma en la que los maestros suben la información, el problema es que cuando llegan al salón de clases el profe no les dice: “Para mañana deben leer tal tema”, sino que el alumno debe saber qué lección toca de lo que los maestros mandaron al inicio del semestre.
“Literal, nosotros llevamos preparada la clase y la damos, el profesor solamente da una explicación brevemente”.
No como en México, que están acostumbrados a llegar al salón y que el maestro da la clase y explica.
“Acá, si no leíste antes, es difícil entender y a la hora del examen es complicado, también al evaluar, aquí es de uno a cinco y en México de uno a diez, en los exámenes la maestra te da demasiada teoría, muchas lecturas, y cuando vas a presentar, resulta que son diez preguntas de falso o verdadero, en México el es examen más extenso, opción múltiple, repuesta breve; aquí el examen es más pequeño, uno debe estudiar más porque puede ser que la única palabra que no estudiaste es la que venga”.
Y además muchas materias se imparten desde las seis de la mañana, no a las siete como en escuelas de México.
SIMILITUDES DE MÉXICO Y COLOMBIA
Colombia es muy similar a México, dice Yolanda.
Igual en las ciudades grandes, la gente es poco fría y más reservada, pero en los pueblos no, son muy amables y atentos.
El idioma es el mismo, pero en la forma de hablar existen palabras que no entiende porque tienen otro significado…
Hay mucha comida igual que en México, como frijoles, arroz, y no es muy difícil encontrar alimentos que consume aquí.
Lo que sí es poco común es el picante y además le ponen a la comida más condimentos, frutas y verduras, porque es un país con mucha vegetación y hay muchas frutas y la gente utiliza demasiado en todas las comidas, también aprovechan para hacer jugo de todo y muchos sabores.
Los platillos típicos que más le han gustado es el ajiaco, que lleva pollo, papa y lo preparan con cremas, se acompaña con aguacate y arroz… también la bandeja paisa, es un platillo que va con frijoles, arroz, carne, plátano, aguacate y huevo.
LA CHIVA RUMBERA
Si hay algo que le divierte y fascina a Yolanda es subirse a la “chiva rumbera”.
Es una atracción turística típica de las ciudades grandes de Colombia.
“Mis amigas dicen que me subo más a la chiva rumbera que al transporte público”.
Describe que hay en cada ciudad más turística, es un camión decorado que antes los utilizaban para transportar en los pueblos personas, fruta y mandado, pero lo modificaron.
Ahora existe la chiva normal y la chiva rumbera, cuando se sube a la normal va sentado, hay personas que van tocando música típica de ese país y recorren la ciudad explicando los puntos más destacados y la historia del lugar.
La rumbera no tiene asientos, las personas van paradas y bailando porque todo el tiempo va con música, tiene tubos para agarrarse y no caerse, ahí hay más ambiente.
MÉXICO DESDE EL EXTERIOR
Yolanda ha conocido a mucha gente que le comenta que quiere conocer México, porque les parece un país lindo, también piensan que es un país de oportunidades.
“Amigas me han dicho que piensan buscar oportunidad de trabajo en México, he tenido comentarios de todo tipo, buenos y malos, porque también me han dicho que mi ciudad es la más peligrosa”.
En Bogotá es difícil que las personas tengan buen trabajo, quien lo tiene le va muy bien, pero no hay muchas oportunidades, aunque la gente esté muy preparada se van a otras ciudades o países.
“Hace poco me subí a un Uber y el chofer era una persona que sale en la televisión, se encarga de la Voz Kids en Bogotá, la gente busca más porque no les alcanza”.
En México hay mejores empleos y muchas oportunidades de trabajo, las que no se dan allá, por eso la gente decide migrar a otros lugares.
EXPERIENCIAS DE TODAS
La mejor experiencia de Yolanda dice que es el vivir en una casa con 24 niñas.
“Es muy linda la experiencia de compartir con personas de otros países que son como parte de tu familia, algunas son de otras ciudades de Colombia y nos invitan cuando van con sus familias, conocemos nuevos lugares, te enseñan su cultura y aprendes a apreciarlos”.
Algo que considera gracioso es que en su primer parcial le dejan muchas lecturas para estudiar toda la noche y en la madrugada se levanta por un dolor de panza, se desmaya y con el golpe se abre la frente.
“No creí que me fuera pasar eso acá, nunca me había accidentado así de una manera tan boba, cuando desperté mis compañeras me llevaron al hospital y me hicieron cinco puntos”, expresa con risa.
El recorrer ciudades de ese país le ha hecho recolectar anécdotas y experiencias, coleccionar momentos, lugares, amistades e historias para contar.
“Acá la gente cuida mucho su cultura, es muy apegada a cosas que le ha dado el país, eso me gusta; en Guatapé (es un pueblo) las personas son muy atentas, muy linda y la comida muy rica, en ese pueblo hace mucho tiempo hubo una persona que empezó a poner los zócalos en la pared de su casa como representación de un negocio que tenía y a la gente le empezó a gustar y hacer, ahora todas las casas tienen esa fachada que ponen el zócalo, como símbolo de algo, ya sea negocio, la familia o un dibujo, o simplemente de colores y se ve lindo y está cerca el Cerro del Peñón”.
ATRÉVETE A REALIZAR TUS SUEÑOS
Aunque como todos, al principio tal vez tenía poco de temor, e incluso a sus papás les daba miedo que optara por irse a Colombia, por ser un país con antecedentes no muy buenos por el narcotráfico, pero pese a ello la apoyan.
“Uno tiene que vivir la experiencia para saberlo, pero nunca he visto nada de eso, no quiere decir que te vaya a pasar”.
El primer consejo que le da a los chavos, el cual ella escuchó, es que no se detengan por la parte económica; “cuando uno quiere, puede, y existen tantos apoyos para lograrlo; tenemos que experimentar lo que queremos vivir, las universidades tienen la oportunidad y uno tiene que ver la manera de cómo lograrlo, te cambia la forma de ver las cosas, te pone nuevas metas y abre nuevos horizontes”.
Una vez que regrese a Victoria, después de graduarse, su idea es estudiar idiomas en Canadá y luego trabajar allá.