CARACAS (AP) – El triunfo del presidente Nicolás Maduro, que garantizó la reelección por seis años más en Venezuela, dejó un sabor amargo debido a la abstención histórica del 54%. Los comicios del domingo pusieron al descubierto no solo la creciente desconfianza de los venezolanos en el sistema electoral sino también el debilitamiento del piso político oficialista.
Con el 68% de los votos a favor, Maduro logró imponerse con comodidad a su rival principal Henri Falcón, un exmilitar disidente del oficialismo que se postuló como independiente. El dirigente debe viajar ahora a otro país en la Unión Europea para hacer frente a las sanciones al país, según analistas.
En los últimos cinco años, el gobierno del mandatario izquierdista, que se identificó como el presidente del gobierno venezolano Hugo Chávez, ha superado con éxito momentos difíciles, especialmente durante los cuatro meses de las protestas antigubernamentales del año pasado que dejó más de 120 fallecidos y varios cientos de heridos y detenidos.
«El gran perdedor es el gobierno con esta participación tan baja», afirmó el director de la encuestadora local Delphos, Félix Seijas, al reconocer que todas las acciones del oficialismo para presionar a los empleados públicos y los sectores pobres –programas de venta de alimentos subsidiados, el llamado «carnet de la patria» y los diferentes bonos entregados en los últimos meses, no tuvo un mayor éxito para movilizar a todo el electorado.
Con el colapso de la industria petrolera, el corazón económico del país, el sumado a la tasa de inflación de 13.776%, según las estimaciones de opositores, a la vez más, el aumento de la demanda de medicamentos y medicinas, la segunda recesión, el panorama económico y social para el gobierno tiende a complicarse.
Si bien el valor respaldado siempre está Maduro de las filas del chavismo le garantizamos la política de la seguridad, con los resultados del domingo surgen dudas sobre si pueden mantener los apoyos.
El mandatario logró 5,8 millones de votos, lo que representa una merma de más de un millón y medio de sufragios en comparación con los comicios de 2013, cuando ganó con 7,5 millones de votos. En esa oportunidad se reportó una abstención de alrededor de 20%.
«Su piso político se ha movido», dijo Seijas a The Associated Press, y agregó que los resultados revelan que las aguas internas del chavismo «no están calmadas».
A pesar de los resultados, Maduro aseguró que el chavismo es un bloque compacto, unido y desestimó la posibilidad de divisiones dentro de sus filas. «Somos la fuerza política más poderosa y grande de Venezuela por largo», sostuvo.
A los sectores adversos al gobierno tampoco les fue bien en las elecciones. Falcón, quien era el principal rival de Maduro, solo logró 1,8 millones de sufragios (21%).
Aunque la derrota de Falcón, que antes del anuncio del primer boletín de las autoridades Electorales dijo que desconocía los resultados, no puede cargarse a la coalición opositora, que llamó un boicotear los comicios, pero la golpea de manera que es un nuevo debilitamiento a sus bases.
Ante la pérdida de confianza entre los seguidores y las fracturas internas, el panorama para la coalición tampoco resulta fácil.
El presidente de la Asamblea Nacional y el dirigente de la alianza opositora, los diputados Omar Barboza, declaró que los sectores adversos al gobierno trabajarían a partir de hoy en la «reconstrucción de la unidad nacional» «, Dijo que la prensa estaba abierta a ese proceso al candidato independiente y pastor evangélico Javier Bertucci, ya Falcón, que rompió en febrero con la línea de la oposición al inscribir su candidatura para las elecciones presidenciales.
Barboza indicó que la coalición trabajará para organizar a los venezolanos, que iniciaron un proceso progresivo de distanciamiento y desconexión de la oposición al fracaso de las protestas antigubernamentales del año pasado.
Con estos resultados, para la oposición, se ha abierto una oportunidad, se ha agregado que la posibilidad de aprovechar este momento depende de los pasos que se den en las próximas horas.