México, 29 May (Notimex).- Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) identificaron en dos fármacos, nanopartículas que pueden atravesar la barrera hematoencefálica (sistema de protección) y reducir los tumores de gluobastoma (ubicados en el cerebro).
El glioblastoma multiforme es un tipo de tumor cerebral, un tipo de cáncer difícil de tratar; sólo pocos medicamentos están aprobados para tratarlo, y la expectativa de vida media para los pacientes diagnosticados con la enfermedad es de menos de 15 meses.
Por tanto, los especialistas trabajan con una nueva nanopartícula liberadora de fármacos que podría ofrecer una mejor manera de tratar el glioblastoma.
En un comunicado del MIT, los científicos indicaron que las partículas, que transportan dos medicamentos diferentes, están diseñadas para que puedan atravesar fácilmente la barrera hematoencefálica y se unan directamente a las células tumorales.
Detallaron que un medicamento daña el ADN de las células tumorales, mientras que el otro interfiere con las células del sistema que normalmente se utilizan para reparar dicho daño.
A través de un estudio en ratones, los expertos demostraron que las partículas pueden reducir los tumores y evitar que vuelvan a crecer.
«Lo único e importante es que no sólo podemos utilizar este mecanismo para atravesar la barrera hematoencefálica y atacar los tumores de manera muy efectiva, sino que lo estamos utilizando para ofrecer esta combinación única de medicamentos», sostuvo la profesora e investigadora del MIT, Paula Hammond.
Detalló que estas gotitas esféricas, conocidas como liposomas, pueden transportar una droga en su núcleo y la otra en su capa exterior grasa.
Por lo que para adaptar las partículas para tratar tumores cerebrales, el equipo de investigadores, tuvieron que idear una forma de atravesar la barrera hematoencefálica, que separa el cerebro de la circulación sanguínea y evita que las moléculas grandes ingresen al cerebro.
Expuso que encontraron que si recubrían los liposomas con una proteína llamada transferrina, las partículas podrían atravesar la barrera hematoencefálica con poca dificultad; además, de que la transferrina también se une a las proteínas que se encuentran en la superficie de las células tumorales, lo que permite que las partículas se acumulen en el sitio del tumor al tiempo que evitan las células cerebrales sanas.
Este enfoque específico permite el suministro de grandes dosis de medicamentos de quimioterapia que pueden tener efectos secundarios no deseados si se inyectan en todo el cuerpo, apuntó.
Describió que la temozolomida, que suele ser el primer fármaco de quimioterapia administrado a pacientes con glioblastoma, puede causar hematomas, náuseas y debilidad, entre otros efectos secundarios.
Hammond y su equipo de investigadores empacaron temozolomida en el núcleo interno de los liposomas, y en el caparazón externo insertaron un fármaco experimental llamado inhibidor del bromodominio, los cuales se cree que interfieren con la capacidad de las células para reparar el daño del ADN.
Al combinar estas dos drogas, los investigadores crearon un golpe uno-dos que primero interrumpe los mecanismos de reparación del ADN de las células tumorales, luego lanza un ataque al ADN de las células mientras sus defensas están bajas.
Ante este panorama, los científicos del instituto probaron las nanopartículas en ratones con tumores de glioblastoma y mostraron que después de que las nanopartículas alcanzan el sitio del tumor, la capa externa de las partículas se degrada, liberando el inhibidor de bromodominio JQ-1.
Aproximadamente 24 horas después, la temozolomida se libera del núcleo de la partícula.
Los experimentos de los investigadores revelaron que las nanopartículas liberadoras de fármacos recubiertas con transferrina eran mucho más eficaces para reducir los tumores que las nanopartículas no recubiertas o la temozolomida y JQ-1 inyectados en el torrente sanguíneo por sí solos.
Los especialistas señalaron que los ratones tratados con las nanopartículas recubiertas con transferrina sobrevivieron durante el doble que los ratones que recibieron otros tratamientos.
El profesor de ciencia, Michael Yaffe, precisó que este es otro ejemplo en el que la combinación de la administración de nanopartículas con fármacos que implican la respuesta al daño del ADN se puede utilizar con éxito para tratar el cáncer.