México, 20 Jun (Notimex).- Gerardo Bermudez tiene 30 años de edad, hace dos su diagnóstico era reservado, con la cara deforme, muchos huesos rotos y tras poco menos de un mes de estar en coma luego de un accidente automovilístico quedó ciego, con los sentidos del gusto y olfato atrofiados y un montón de clavos en la columna vertebral, se acompaña de Lancelot, un perro guía que es “como una extensión de sí mismo”.
Cada día va a la escuela en la que imparte clases con su labrador retriever que le avisa de los obstáculos, de los automóviles y de todo aquello que los ojos de Gerardo dejaron de ver tras ese accidente del que dijeron quedaría en estado vegetativo.
En la actualidad va y viene por cuenta propia a la escuela en la que imparte clases de música acompañado de Lancelot, quien al parecer, lo único que no puede advertir es cuando no lo van a dejar entrar a un restaurante o subir a un transporte público.
Es al menos unas dos veces por semana cuando eso sucede, comenta Bermúdez con voz metálica al señalar que “eso es muchísimo”, más aún cuando existen leyes que buscan eliminar cualquier tipo de discriminación.
Además, abundó que la Ciudad de México ya de por sí es una de las más complicadas en el mundo para caminar en la calle, si a eso se le suma una discapacidad visual que se corona con discriminación, la situación de una persona invidente con un perro de asistencia es muy complicada.
Los lugares en los que Gerardo y Lancelot viven mayores negativas de acceso son los restaurantes y los transportes; ello, considera, debido a una cultura inexistente de inclusión tanto de personas con discapacidad como de perros guía, los cuales comúnmente son considerados como mascotas y no como de asistencia.
En ese sentido, explicó que canes como Lancelot son específicamente entrenados para ayudar a las personas invidentes, y el entrenamiento contempla además del temple del animal, asegurar que éste pueda mantener la concentración para asistir a la persona invidente.
Por ello, explicó Gerardo, no pueden ser estimulados con pelotas o premios como carnazas para así evitar que se distraigan, aunado a que deben ser constantemente cepillados para evitar que dejen pelo por todos lados; eso, dice, las personas no lo saben y es uno de los motivos por los que en algunos restaurantes les han impedido el paso.
Para Gerardo, Lancelot es más que un perro, “ha sido un aprendizaje tremendo, incluso de cosas que nunca me imaginé aprender, ha sido una tremenda joya para poder desplazarme (…) es un perro que me da alas para poder volar y para superar cualquier obstáculo”.
Hasta antes de Lancelot, refiere, cruzar un semáforo podía llevarle hasta 40 minutos, lo que ahora logra hacer en entre cinco y diez minutos; además, le permite conocer a más personas y le representa compañía emocional, lo cual a veces es cansado de repetir una y otra vez cada que le niegan el acceso a un lugar, por lo que prefiere en muchas ocasiones evitar tener que dar explicaciones y acudir a un lugar más inclusivo.
Gerardo cuenta con dos carreras en música y una especialidad en ingeniería acústica, en la actualidad comenzó a estudiar Derecho debido a que considera que es una manera de defender a aquellos que viven con una discapacidad y son discriminados, al respecto, señaló que más de 90 por ciento de la población desconoce la función de los perros guía, incluso, que existe una legislación al respecto como la Ley para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México, que opera desde 2011.
Señalamientos que hace la legislación
La Ley de los Derechos de las Personas Usuarias de Perros Guías y Animales de Servicio aprobada en abril pasado en la Cámara de Diputados y que en la actualidad es analizada en el Senado define a un perro guía o animal de servicio como aquel que ha sido adiestrado para dar asistencia a personas con alguna discapacidad con el fin de convivir para mejorar la calidad de vida y autonomía del dueño.
Así, entre algunas consideraciones, destaca el ingreso de personas con discapacidad y sus perros guía a hoteles, campamentos, balnearios, parques acuáticos, de atracciones, temáticos y zoológicos, así como playas, ríos y lagos y los abstiene de ingresar en áreas de manipulación de alimentos, quirófanos, zonas de cuidados intensivos, espacios destinados a la restauración, así como aquellos que requieran condiciones de higiene especiales.
En cuanto al acceso a servicios de transporte, señala que los canes deben viajar tendidos en los pies del dueño en los taxis con capacidad para cinco personas; al lado de la persona con discapacidad en los aviones, mientras que en transportes públicos la persona usuaria de animal de asistencia debe ocupar un asiento reservado y el animal debe tenderse sobre sus pies o a su lado.
Además, estipula que los dueños de los canes deben contar con una póliza de responsabilidad civil que cubra daños a terceros ocasionados por el animal, aunado a que no pueden ejercer su derecho de ingreso a algún lugar si los animales de asistencia muestran falta de higiene, signos evidentes de enfermedad o existan situaciones de riesgo inminente y grave para la integridad física del dueño o de terceros.
Animales de trabajo
El instructor de la Escuela para Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, Efrén González, explicó a Notimex que existen perros de asistencia y de alerta médica; los primeros son para ciegos, sordos, con sillas de ruedas y autistas, en tanto que los segundos son para quienes padecen de ataques epilépticos o con hipoglucemia, siendo los más populares los de asistencia para ciegos.
“Un perro de asistencia es una extensión de la persona, y es una herramienta o un aliado que permite a las personas con discapacidad un mejor desarrollo e incluso desenvolvimiento en la sociedad que no está diseñada para personas con discapacidad”, puntualizó González.
A su vez, explicó que los perros de asistencia para ciegos tienen permitido entrar a diferentes lugares públicos, por lo que deben ser animales con alto grado de socialización; es decir, capaces de adaptarse a diversas circunstancias, ello, aunado a que deben tener un temperamento muy estable, lo que se logra mediante entrenamientos de socialización desde que son cachorros.
Además, abundó que la labor de los perros guía es eminentemente en las calles, por lo que también desde cachorros se les enfrenta a situaciones que estén relacionadas con la vida en el asfalto, lo cual ayuda a que se adapten bien para asistir a una persona, trabajo que desempeñan solo durante los primeros diez años de su vida para luego jubilarse.
Un perro guía, explicó, no es un animal de compañía y sus labores consisten en ayudar a personas con discapacidad, por lo que requieren de un alto grado de concentración; así, es importante evitar distraerlos, acariciarlos, hablarles o jugar con ellos, debido a que las personas con discapacidad tienen que realizar diferentes esfuerzos para mantener en calma al perro.
En la organización que trabaja desde hace 20 años en dotar a personas invidentes de perros guía, los canes son entrenados en un promedio de cinco meses; luego de esto, las personas que acuden a solicitarlos y que deben cumplir requisitos como trabajar o estudiar y contar con rehabilitación visual, es decir, que sean capaces de ser independientes, acuden a la institución por un periodo de 28 días en los que viven, comen y duermen con estos animales.
A su vez, abundó que quienes utilizan perros guía están expuestos a que en algún momento no les permitan la entrada a diferentes lugares públicos, ello, fundamentalmente debido a que existe desconocimiento por parte de los establecimientos, incluso, de capacitación para el personal que labora en dichos lugares.
Efrén puntualizó que en la Ciudad de México se ha avanzado mucho en el tema de acceso de estas personas con perros de asistencia; sin embargo, se sabe que al interior de la República y debido a una menor cantidad de personas que son asistidas por estos animales, existe una mayor discriminación.
“Es gente que tiene que tener mucho valor, tienen que ser personas que tengan todas las ganas de luchar por sus derechos y continuar trabajando en seguir abriendo puertas para poder tener esta accesibilidad a cualquier lugar”.