En un partido que se jugó a mil por hora durante los 90 minutos, un viejo conocido de la afición mexicana, el japonés, Keisuke Honda fue el salvador de los Samurai Blues al meter el gol con el que los nipones empataron 2-2 ante Senegal en Ekaterimburgo, con lo que ambas escuadras llegaron a cuatro puntos en el Grupo H y de paso le dieron más vida tanto a Colombia como Polonia en busca de clasificar.
El exfutbolista de los Tuzos del Pachuca, que ha tenido un rol de suplente en esta Copa del Mundo, fue el factor determinante para que Japón no perdiera ante un muy difícil equipo de Senegal, que se puso dos veces arriba en el marcador, pero que no pudo contener a los asiáticos, que gracias a Honda encontraron el gol de la igualada, ya en la parte madura del encuentro.
Fue un duelo a toda velocidad por las condiciones de ambos equipos; la potencia de los africanos y la rapidez de los asiáticos, hicieron un encuentro que si bien tuvo ausencia de técnica y precisión por largos lapsos, aún así fue frenético por la propuesta ofensiva de las dos escuadras, tanto por el vértigo que la estrella del Liverpool, Sadio Mané, le imprime al juego de Senegal, como también por el alto voltaje nipón a través de sus volantes Takashi Inui y Shinji Kagawa, principalmente.
En lo que va de la Copa del Mundo, Senegal se ha mostrado como el equipo africano más constante y potente, tanto porque mantiene un mismo nivel de juego durante los 90 minutos, como también porque no pierde el orden táctico a la defensiva, algo que históricamente se la había complicado a los africanos.
Gracias a su ataque tan vertical, los Leones de la Teranga encontraron el primer gol del encuentro, aunque fue más fortuito que trabajado, ya que el guardameta japonés, Eiji Kawashima, rechazó mal una pelota tras un fuerte disparo de Youssouf Sabali, misma que le rebotó a Sadio Mané para el 1-0.
Pero si Senegal ha sido la escuadra más equilibrada del continente negro en el torneo, Japón ha sido por lejos el mejor asiático, porque llegó a este encuentro con el antecedente de haber derrotado a Colombia en la primera fecha y se ha mostrado como un equipo, tan ordenado y veloz como tradicionalmente ha sido, pero ya no tan ingenuo como antes, porque también ha mostrado capacidad de reacción: entiende los momentos de los partidos y mete la pierna cuando es necesario.
Esa capacidad de reacción hizo que los orientales encontraran pronto el gol del empate, al 33’, gracias a una gran jugada entre el lateral del Galatasaray, Yuto Nagatomo, que terminó con un gran gol de Takashi Inui con un disparo pegado al poste, que el portero Khadim Ndiaye no pudo alcanzar.
La naturaleza de ambas escuadras hizo que ninguno renunciara al ataque, y precisamente su vehemencia los hizo encontrar de nueva cuenta el arco rival. De nueva cuenta fue Senegal el que se puso arriba con un riflazo de Moussa Wague dentro del área al 70’, con lo que los Leones parecía que se llevarían el triunfo.
Pero la solución para Japón vino de la banca con el extuzo, Keisuke Honda, quien entró de cambio en la parte complementaria y al 78’, aprovechó un gran pase de Takashi Inui luego de una muy mala salida del guardameta Ndiaye, para definir con portería abierta y poner el 2-2 final, con el que Japón y Senegal se quedaron con cuatro puntos en el Grupo H, dándole vida tanto a Colombia como a Polonia, en busca de la clasificación a octavos.