diciembre 15, 2024
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junio 28, 2018 | 222 vistas

MAE SAI, Tailandia (AP) – Rescatistas perforaron un agujero en la cueva de una montaña el jueves en un intento desesperado de rescatar de una caverna inundada en el norte de Tailandia, a 12 niños desaparecidos y su entrenador de fútbol.

Sin embargo, el esfuerzo infructuoso y el estado actual de alerta, la garantía de que el agua retrocedió pronto de la cueva y que todos faltan meses para la temporada de lluvias.

Los buzos han sido incapaces de cruzar los pasadizos y los buscadores de agua fangosa y los rescatistas buscanban entradas alternativas, con espera de encontrar los escondidos en la montaña que sirvan como puerta trasera a las cavernas.

Wirachia Songmetta, director adjunto de la policía nacional, dijo que se unirá a 600 personas que peinan la montaña en busca de grietas. Algunos han encontrado dos veces descartados, pero el ministro del Interior, Anupong Paojinda, dijo que los rescatistas todavía buscan en tres lugares.

Los niños y su entrenador ingresaron a la cueva Tham Luang Nang Non en la provincia Chiang Rai la tarde del sábado al terminar un partido de fútbol. El complejo cavernoso se extiende varios kilómetros, con pasadizos angostos y terreno en desniveles, y se sabe que se inunda en la temporada de lluvias.

Aún así, las autoridades expresaron la esperanza de que haya partes secas a un nivel más elevado dentro de la cueva en donde el grupo de desaparecidos esté esperando.

A los rescatistas tailandeses se les unió un equipo militar de Estados Unidos y expertos británicos en cuevas, junto con otros equipos privados de especialistas extranjeros. En un informe matutino, los buzos han estado tratando de ingresar a las cavernas que el nivel del agua está subiendo a un ritmo de 15 centímetros (6 pulgadas) por hora.

«Por ahora no podemos hacer mucho», dijo Anupong. «Tenemos que esperar a que descienda el nivel del agua».

Algunos padres de niños desaparecidos han pasado las noches en carpas afuera de la entrada de la cueva bajo la lluvia. La mañana del jueves, un monje budista organizó una oración para los familiares, muchos de los cuales no dejaban de llorar.

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