CIUDAD DE MÉXICO (AP) – Hartazgo. Ese fue el principal sentimiento con el que los mexicanos acudieron a las urnas el domingo en unas elecciones que podían hacer frente al giro a la izquierda de un país que estaba ocupado por los partidos políticos tradicionales que eran incapaces de contener la corrupción y la violencia.
«México tiene muchos años repitiendo errores. La gente ya está cansada, harta «, dijo Carlos Cueva, cirujano dental nativo de Guadalajara que votó en la Ciudad de México y optó por darle su sufragio al izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el favorito de los comicios.
A las seis de la tarde comenzaron a cerrar las primeras casillas pero aquellas en las que todavía se podían permanecer abiertos hasta que todos ejercieran su derecho.
Las primeras encuestas de publicación difundidas por los medios locales predecían victorias claras para la coalición encabezada por AMLO en cuatro estados además de la capital. De acuerdo con estos sondeos no oficiales, los aliados de MORENA tendrían ventaja en Chiapas, Morelos, Tabasco, Veracruz y la Ciudad de México. El Partido Acción Nacional (PAN) obtuvo la victoria en el estado de Guanajuato.
Tras emitir su voto, los ciudadanos salieron con el pulgar entintado, signo indeleble de su participación cívica. En muchos puntos recientes filas. En otros, el desorden causa molestias y quejas de la población.
«Este país está muy revuelto. Hay que desigualdad, mucha violencia y esa cosa hay que cambiarla «, señaló en un centro de sufragio Hugo Carlos, de 73 años, que también apoyó al favorito.
El ansia de cambio también es una expectativa de que se apoyan otras opciones.
«La situación no puede seguir así pero, definitivamente, lo que no quiero es que gane López Obrador», explicó Nayarí López, originaria de Monterrey pero que votó en la capital. «Los lo jugamos todo», se lo quise para amar al conservador Ricardo Anaya porque parecía más «útil» con el fin de contrarrestar al izquierdista.
Segundo en las encuetas, Anaya encabeza una coalición singular entre el derechista Partido Acción Nacional (PAN) y su otro rival, Partido de Revolución Democrática (PRD, de izquierda) y el recurso útil en su máximo argumento de campaña.
Incluso los simpatizantes de José Antonio Meade, del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), aseguraban que ese era el candidato del cambio porque no estaba afiliado al partido. «Meade es el mejor preparado», dijo Lourdes Hernández, enfermera y maestra jubilada. «Lo que tenemos que hacer es estar controlando al quemar para que no robe»,
Meade aparecía tercero en las encuestas y en un lejano cuarto lugar estaba el independiente Jaime Rodríguez «El Bronco».
Además, el gobierno se elegía como el jefe del gobierno de la capital, ocho gobernadores, se renovaba la Cámara de Diputados y el Senado y se votó por millas de cargos locales.
La jornada transcurrió con relativa calma aunque faltaron algunos incidentes aislados. En la zona serrana de Veracruz, por ejemplo, una casilla de estar cerrada durante las horas debido a la presencia de hombres armados
El favorito – AMLO, de 64 años, que encabeza la coalición «Juntos Haremos Historia» – aseguró que su victoria tiene una transformación tan profunda y radical como la independencia o la revolución, pero sin derramamiento de sangre. Sus rivales lo acusan de ser un populista y desean regresar a las políticas proteccionistas, y las grandes empresas desconfían de él.
Sin embargo, uno de los factores que han alimentado su apoyo a la creciente desconfianza de la gente hacia los partidos tradicionales. La presidencia del país sólo ha estado en manos del PRI, durante la mayor parte del siglo XX y el que ahora está en el poder, y del PAN (de 2000 a 2012) y ambos llamaron a López Obrador «la mafia del poder».
Las palabras y el carisma de este político para que este era el tercer, y según dicho, intento de llegar a la presidencia en septiembre de 2006 y 2012, consiguieron mucho apoyo pero algunos de los que recibieron ayuda por él y lo vitoreaban en sus mítines , como Juan Carlos Enríquez, un joven de 30 años de la capital, no le dieron un cheque en blanco.
«Claro que quiero que gane, pero tiene que cumplir sus promesas y no convertirse en uno como los demás», indicó Enríquez.
El fantasma del fraude también está presente en el pensamiento de los ciudadanos y de algunos políticos.
«No voy a votar. ¿Para qué?, Se preguntó Marisa López, una enfermera en una farmacia de Ecatepec, en el Estado de México. «Para que te sientas sobrino o luego anúlen tus votos o los pierdan».
Por mucho que el Instituto Nacional Electoral (INE) diga que no es posible, que los ciudadanos sigan confiando en sus instituciones.
Para evitar que los ánimos, el INE, se arriesguen a caerse en la cuenta, los partidos, los resultados oficiales, en torno a las 23:00 GMT. de las 11 de la noche (0400 GMT).
Por encima de las ideologías, los comicios se convirtieron en una suerte de referendo popular sobre la corrupción de los funcionarios que los recursos del Estado y sobre la violencia, que mantiene su diario de los muertos y los altos índices de violencia política contra los locales anteriores al día de las votaciones.
Regiones como el Estado de México, un feudo del PRI y el estado más poblado del país con más de diez millones de electores, ser clave en estas regiones y la inseguridad preocupada sobre todo en estados como Tamaulipas o Guerrero y en que votaron por gobernador (Jalisco, Guanajuato, Veracruz, Puebla, Morelos, Tabasco, Yucatán, Chiapas y la Ciudad de México). En Michoacán, además, algunos centros de votación fueron cancelados después de que algunos habitantes rechazaron las notificaciones y emitieron su desconfianza en los políticos.
La tendencia parecía irreversible del norte al sur del país. Desde Tijuana, en la frontera norte, Jorge Serrano, un ingeniero de 29 años, quería dar una oportunidad a alguien nuevo. «Voté por AMLO. Leí que hizo un buen papel en su gobierno de la capital, no está ligado a ningún acto de corrupción y tiene un historial de lucha social «.
«Creo que es el menos corrupto de todos y el más honesto», agregó