MOSCÚ, Rusia, julio 12 (AP).-
Un Mundial marcado por las debacles de varios favoritos acabará con una final inédita y de contrastes.
Alemania, Brasil, Argentina, España. Todos los grandes quedaron en el camino. Italia y Holanda ni siquiera se clasificaron. La final enfrentará la juventud y diversidad de Francia contra la veteranía y tenacidad de Croacia.
Kylian Mbappé es el referente de la nueva Francia, un conjunto que reúne a varios de los futbolistas más caros del planeta. El extremo de 19 años, autor de tres goles en Rusia, es rodeado por otros carismáticos talentos como el delantero Antoine Griezmann y el volante Paul Pogba. Con una edad promedio de 26 años, Les Bleus se presentaron junto a Inglaterra con el segundo plantel más joven del torneo, solo por detrás de Nigeria.
La edad promedio de los croatas es de 27.2 años, en el punto medio de las 32 selecciones participantes, pero su once titular supera los 29, incluyendo sus tres excepcionales mediocampistas: Luka Modric (32), Ivan Rakitic (30) e Ivan Perisic (29), además del delantero Mario Mandzukic (32).
Al límite en sus últimos tres partidos, todos con alargues, Croacia no sabe lo que es bajar los brazos. Derrotaron a Dinamarca en octavos por penales, repitieron la fórmula ante Rusia en cuartos tras encajar un gol al final de la prórroga, y luego se recuperaron tras recibir un madrugador gol para vencer a Inglaterra en su semifinal.
Mientras que los croatas acumulan 360 minutos de juego en tres partidos disputados en once días, Francia suma 270 y tendrá un día extra de descanso con miras a la final del domingo en el estadio Luzhniki de Moscú.
Al sacar cuentas, Modric y compañía esencialmente han disputado un partido más que los franceses.
No se inmutan por ello. “Ya verán quién acabará cansado”, afirmó Modric al resumir la actitud desafiante del equipo.
También comparten un detalle: le propinaron goleadas a la Argentina de Lionel Messi. Los croatas ganaron 3-0 en la fase de grupos, mientras que los franceses le endosaron un 4-3 en octavos, con un doblete de Mbappé.
Francia se proclamó campeona de la Eurocopa como local en 1984 y luego en Holanda en el 2000. Pero no han vuelto a levantar un trofeo desde que su actual técnico Didier Deschamps alzó la Copa del Mundo como capitán el 12 de julio de 1998 en el Stade de France.
Esa fue la primera y única vez que Francia subió al trono, haciéndolo con un plantel igual de diverso que el que Deschamps dirige dos décadas después.
Zinedine Zidane, Lilian Thuram, Youri Djorkaeff y Marcel Desailly eran hijos de inmigrantes. Cinco meses y ocho días después de la victoria ante Brasil nacía Mbappé, de padre camerunés y madre argelina. Samuel Umtiti, el central que anotó el gol para doblegar a Bélgica en las semifinales, nació en Camerún. Su dupla de mediocentros tienes raíces africanas: Pogba es hijo de guineanos y los padres de N’Golo Kanté son malienses.
“Es un puro placer ver a estos jugadores crecer y que nunca se rinden”, dijo Deschamps, quien tratará de emular al brasileño Mario Zagallo y el alemán Franz Beckenbauer como los únicos hombres en ganar el Mundial como jugadores y técnicos.
Para Francia, la final es la oportunidad de desquitarse por la derrota ante Portugal en la final de la Eurocopa 2016, torneo en el que fue anfitrión. Pese a que el astro luso Cristiano Ronaldo salió lesionado antes de la media hora, Francia perdió 1-0 tras encajar el gol del ignoto suplente Eder a los 109 minutos.
El equipo que está en Rusia incluye a nueve jugadores que estuvieron en esa final en el estadio nacional.
“Lo ocurrido hace dos años fue difícil de asimilar”, dijo el arquero Hugo Lloris, uno de los nueve que siguen. “No queremos que vuelva a pasar. Queremos que termine de buena manera”.
El Mundial de 1998 fue el primero que Croacia disputó como nación independiente, luego del resquebrajamiento de Yugoslavia.
Con la excepción del torneo de 2010, los croatas se clasificaron a todos los siguientes mundiales, pero sin sortear la fase de grupos. Su eterna deuda era igualar o superar la actuación de los semifinalistas de 1998, con Davor Suker y Robert Prosinecki entre sus estandartes.
En la semifinal disputada en el Stade de France, Croacia se adelantó con un gol de Suker recién comenzado el segundo tiempo, pero el doblete de Thuram aseguró la victoria 2-1 para los anfitriones. Fueron los únicos goles del defensor con la selección.
El primer ministro croata Andrej Plenkovic tenía presente esa semifinal cuando visitó a su selección en su hotel de Moscú previo al partido contra Inglaterra.
“Tenemos la oportunidad de cobrarnos revancha de los franceses en la final”, dijo Plenkovic.
Se les hizo realidad.
Francia es una de las potencias tradicionales del futbol europeo, un país con una población de 65 millones. Croacia, en cambio, tiene unos cuatro millones de habitantes, el cuarto país más pequeño de los 32 equipos en Rusia.
“Han levantado su nivel partido tras partido”, destacó Perisic.
Ahora tienen la oportunidad de convertirse en el país menos poblado que se corona campeón desde que Uruguay se consagró en 1950, al vencer a Brasil, cuando entonces tenía dos millones de habitantes.
“Somos un país pequeño con muchos deportistas exitosos”, señaló el zaguero Dejan Lovren. “En estos últimos días mucha gente se ha podido fijar en ello”.