Rogelio Rodríguez Mendoza.-
Cd. Victoria, Tam.- Los tamaulipecos nos estamos haciendo viejos: de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre 1990 y 2017 el sector de población de 60 años y más aumentó de 6.1 a 10.5 por ciento.
En cambio, en ese mismo periodo, el segmento de la población infantil pasó de 36.2 a 25.9 por ciento, mientras que la proporción de jóvenes disminuyó de 30.5 a 25.0 por ciento.
“La reducción ininterrumpida de la fecundidad desde finales de la década de los 60 y el aumento de la esperanza de vida han generado una base piramidal cada vez más angosta y una proporción cada vez más alta de adultos, que son aquellos que tienen entre 30 a 59 años de edad, y adultos mayores, que son los de 60 y más años”, refirió el Inegi.
En el caso de los adultos, incrementaron su porcentaje de 27.2 a 38.6 entre 1990 y 2017, mientras que las personas de 60 y más años aumentaron de 6.1 a 10.5% en el mismo periodo, y se espera que en 2030 su monto crezca a 630 mil, lo que representará el 15.5% de la población total.
Según proyecciones de población que estima el Consejo Nacional de Población (Conapo), el número de personas que residía en Tamaulipas en 2017 era de 3.6 millones.
“Por sexo, el porcentaje de mujeres era de 50.8, ligeramente mayor al de los hombres, que era de 49 por ciento”, detalló.
De los 3.6 millones de habitantes en Tamaulipas, el año pasado había 938 mil niños menores de 15 años de edad y 904 mil jóvenes de entre 15 a 29 años.
El envejecimiento de la sociedad tendrá repercusiones serias, ha advertido la Organización de Naciones Unidas (ONU).
“El envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más significativas del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad, entre ellos, el mercado laboral, financiero y la demanda de bienes y servicios, así como para la estructura familiar y los lazos intergeneracionales”, ha señalado al respecto el organismo internacional.
Y añade: “Los desafíos que presentan ambos procesos, el de envejecimiento y bono demográfico, deben constituir una coyuntura para que a la población se le garanticen los derechos sociales imprescindibles para generar capacidades y oportunidades de desarrollo”.