Estados Unidos.- No sentarse en el suelo. No compartir su comida. También es mejor no llorar, hacerlo podría ser una desventaja, y tampoco se debe tocar a otro niño, incluso si es su hermanito; así son las reglas para los niños migrantes.
Ambos fueron separados en mayo de su madre al tratar de cruzar la frontera con México y ahora están en un centro de detención en el sur de Texas, donde deben seguir las reglas.
Estos niños forman parte de los casi 3 mil -algunos separados de sus padres por la «política de cero tolerancia» de Donald Trump y otros clasificados como «menores no acompañados» en su llegada ilegal a Estados Unidos- en custodia del Gobierno a lo largo del país.
El periódico The New York Times dio ayer una visión de estos centros, que van desde los austeros en ciudades hasta con jardines en áreas casi rurales, pero todos con un ambiente de desánimo por la ausencia de los padres.
Pese a que los recintos son diferentes, señala el Times, las reglas son iguales: las luces se apagan para las 21:00 horas y se encienden al amanecer, después de lo cual los niños deben tender la cama y deben lavar los baños.
Hay premios para los bien portados, como videojuegos.
Voluntarios contaron que los niños «no dejan de ser niños» y les pueden arrancar risas con cosas sencillas, pero ronda la dolorosa incertidumbre de no saber cuándo volverán a ver a sus padres.
Leticia, por ejemplo, escribe cartas para su madre, detenida en Arizona, en las que le dice lo mucho que la extraña, sin embargo, no sabe cuándo la verá para entregárselas.