México, 20 Ago (Notimex).- Un nuevo sistema de sensores que no requieren baterías y que pueden ser utilizados en ambientes abiertos y en lugares remotos -como los bosques- fue desarrollado por científicos del Grupo de Investigación en Telecomunicaciones, de la Escuela de Ingeniería del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Con este protocolo de enrutamiento para redes inalámbricas de sensores, los doctores César Vargas, Mahdi Zareei y Leyre Azpilicueta, obtuvieron recientemente uno de los Fondos Newton para movilidad por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Royal Society, la sociedad científica más antigua del Reino Unido.
César Vargas, líder del Grupo de Investigación en Telecomunicaciones, explicó que el protocolo consiste en desplegar los sensores en un bosque, con los cuales se estarán sensando diferentes variables como temperatura y humedad.
«Con este monitoreo remoto se recopilarán los datos desde una base y, ante ciertos eventos medidos, se podrá comunicar si algo está sucediendo, en vez de esperar hasta que se vea el fuego en la noche», explicó el investigador.
«Anteriormente hemos trabajado en el área de sensores aplicándolos al monitoreo del cuerpo humano y para la localización de otros dispositivos, pero ahora estamos aplicando esta tecnología en ambientes remotos y áreas abiertas de difícil acceso para el ser humano», señaló.
Sin embargo, es importante saber emplear la energía de los sensores de la manera más eficiente, y por tal motivo, una de las propuestas es utilizar sensores que no requieren batería, sino que toman su energía del medio ambiente, principalmente a través de la luz solar.
«Las redes inalámbricas de sensores (WSN) se ha abordado tradicionalmente suponiendo sensores alimentados por baterías, por ello, minimizar el consumo de energía era el objetivo principal de este proyecto. Actualmente, la capacidad de extraer energía del medio ambiente nos permitió diseñar un sistema autosustentable», explicó Mahdi Zareei, investigador posdoctoral del Grupo de Investigación.
Detalló que los sistemas inalámbricos actuales plantean desafíos de diseño debido a la inestable cantidad de energía que se puede extraer del medio ambiente. Ante ello, este proyecto propone un nuevo protocolo que utiliza la potencia de transmisión adaptativa para mantener la conectividad constante y distribuir la carga de tráfico en la red.
«Los resultados de la simulación que realizamos indican que este nuevo protocolo mantiene la red conectada la mayoría de las veces al usar una administración de energía eficiente, pues cada nodo ajusta dinámicamente su potencia de transmisión para maximizar el rendimiento de extremo a extremo de la red», precisó.