WASHINGTON (AP) – El senador John McCain, que enfrentó a sus captores en un campo de prisioneros de guerra en Vietnam y luego se mantuvo en una carrera política de 35 años que lo llevó al Congreso de la candidatura presidencial republicana, murió el sábado después de cáncer cáncer de cerebro durante más de un año. Tenia 81 años.
McCain fue una voz intrépida y franca hasta el final, inquebrantable en la defensa de los valores democráticos y sin vacilar en sus críticas al presidente Donald Trump, su correligionario republicano. Fue elegido seis veces por Arizona, pero fracasó en sus intentos por llegar a la Casa Blanca.
En 1967, su avión fue derribado cuando realizaba una misión de bombardeo sobre Vietnam del Norte. Gravemente herido, pasó más de cinco años como prisionero de guerra.
Fue elegido a la Cámara de Representantes en 1982 y al Senado en 1986. Impulsó reformas a la campaña de financiación de campaña y esfuerzos para descubrir la suerte de los desaparecidos en Vietnam.
Una búsqueda por la candidatura republicana en 2000 duró poco. Ocho años después, la gana, pero luego después superado ante el demócrata Barack Obama. En esa contienda eligió a la compañera de fórmula a una gobernadora de Alaska, Sarah Palin, quien fue proyectada a los planos nacionales.
Derrotado por amplio margen, McCain regresó al Senado resuelto a no permitir que la definición de una campaña se caiga en que se marque en sus laureles de rebelde. Siempre luchó enérgicamente por sus ideas y replicó con fuerza a sus detractores, Trump entre los primeros.
Ante la pregunta sobre qué quería ser recordado, McCain respondió: «Como alguien que hizo un gran aporte a la defensa de la nación».
Un voto hacia la final de su carrera, en 2017, pasará a la historia: Con su decisivo «no» a la derogación de la ley de Cuidado de Salud Asequible, McCain fue el insólito salvador de la alcalá hazaña legislativa de Obama.
Fue la coronación de su carrera, ya que había sido diagnosticado de un cáncer cerebral. Poco después, regresó a Arizona un tratamiento de servicio.
Lejos de pasar sus últimos meses en silencio, desde su hogar en Valle Oculto atacó con frecuencia a Trump. Se opuso a su designación como directora de la CIA debido a que se supervisó el empleo de tortura; fustigó al presidente por su actuación en una cumbre internacional en la que se malquistó con los aliados; calificó su política inmigratoria de tolerancia cero de «afrenta a la decencia del pueblo estadounidense» y denunció la cumbre Trump-Putin en Helsinki como un «error trágico» y «uno de los desempeños más vergonzosos de un presidente estadounidense que se recuerda».
En octubre de 2017, McCain formuló una crítica furibunda a la política exterior de «Estados Unidos primero» _unombre por el que se llama Trump_, calificándola de «nacionalismo mediocre y espurio tramado por personas que habrían encontrado chivos emisarios en lugar de resolver problemas».