Noma es una palabra de origen griego que significa devorar y es literalmente lo que hace la enfermedad que lleva su nombre; devora en menos que 15 días el rostro de quien la padece, generalmente niños.
Se trata de un padecimiento olvidado pero muy presente en los países más pobres y cuyo origen es desconocido, pero puede deberse a cierto tipos de bacterias.
Se presenta con mayor frecuencia en niños pequeños, 2 a 5 años de edad, gravemente desnutridos, que con frecuencia han padecido enfermedades como sarampión, escarlatina, tuberculosis o cáncer. También pueden tener un sistema inmunitario debilitado.
La enfermedad Noma destruye las membranas mucosas de la boca y otros tejidos. Comienza como una simple llaga en las encías que se convierte rápidamente en gingivitis necrosante y ulcerosa que perfora los músculos, la piel y los huesos. Los afectados desprenden un olor fétido.
La infección se disemina a la piel y el tejido de labios y mejillas muere. El proceso puede finalmente destruir el tejido blando y el hueso. La destrucción final de los huesos alrededor de la boca causa deformidad y pérdida de los dientes.
El noma puede también afectar los genitales, propagándose a la piel de estos (esto se denomina algunas veces noma pudendi).
La OMS estima que 500.000 personas están afectadas, y que se presentan 140.000 nuevos casos cada año.
El tratamiento con antibióticos y una nutrición adecuada detienen el progreso de la enfermedad. Se puede necesitar cirugía plástica para extirpar los tejidos destruidos y reconstruir los huesos de la cara, con el fin de mejorar la apariencia facial y la función de la boca y de la mandíbula.
En algunos casos, esta afección puede ser mortal si no se trata. Otras veces, la afección puede sanar con el tiempo incluso sin tratamiento. Sin embargo, puede ocasionar cicatrización y deformidad graves.
Con Información de: El Debate