José del Carmen Perales Rodríguez.-
Cd. Victoria, Tam.- Equivocadamente la población prefiere gastar en comprar agua embotellada que exigir agua de buena calidad a los organismos que la distribuyen, pues encarece hasta en mil veces el costo de este vital líquido, aseguró José Sarukhán Kermez.
El coordinador de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio) comentó lo anterior en entrevista concedida en el marco de 35 aniversario del Instituto de Ecología Aplicada (IEA) de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT).
«La población tiene que ser más cuidadosa con el uso del agua y exigir que además sea de buena calidad, así como dejar de usar la cantidad fenomenal de agua embotellada que nos ubica como el país que más la consume a nivel mundial», comentó.
El también ex rector de la UNAM señaló que aparte están las consecuencias de esto, pues por una parte la cantidad de plástico que se usa para eso, cada botella de un litro o medio consumen más agua para producirse que el agua que contienen.
«Además a la gente que consume agua embotellada le cuesta, por volumen, alrededor de mil veces más que el agua que debería estar recibiendo municipalmente».
Y subrayó: «Mucha gente dice que compra (agua) embotellada porque el agua de la llave no es buena, pues entonces que exijan agua de buena calidad y entonces también tendrán un impacto económico más grande».
Sarukhán Kermez se refirió también a la crisis del agua que padecen actualmente estados del norte del país, advirtiendo que esta situación podría empeorar de no aprovecharse los escurrimientos, fomentar su cuidado y uso racional, así como no permitiendo que las industrias gasten volúmenes cada vez más altos.
«Otra medida es sensibilizar a la población en el uso del agua y racionalizarla, por ejemplo 70 por ciento del agua que escurre en el país se usa para agricultura, pero la mitad se desperdicia y no sabemos qué tanto tiempo vamos a seguir con eso», apuntó.
El ex rector de la UNAM subrayó que el agua durará tanto tiempo como la gente quiera, porque las cosas no ocurren por magia, sino porque hay un uso, un impacto, un daño y si eso se cambia, la situación cambia.