Shalma Castillo.-
Cd. Victoria, Tam.- Con ganas de aportar a su México, Johana Carrillo Almaguer aprende de otro país para replicar las estrategias buenas que han funcionado en esos lugares.
Vivir aventuras en el transporte público, lidiar con un clima de locos, y comer platillos no tan exquisitos como los mexicanos, es poco de lo que vive en Suba, Colombia.
La originaria de Ciudd Camargo, Tamaulipas, ahora estudia un intercambio en Colombia.
Es contador público, egresada de la Facultad de Comercio y Administración, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Ahora estudia el posgrado de Ciencia Política y Administración Pública y su último semestre, en maestría Planeación para el Desarrollo en la Universidad Santo Tomás, Colombia.
¿CÓMO SE DA LA OPORTUNIDAD DE ESTUDIAR EN COLOMBIA?
En el posgrado que cursa Johana, tiene que realizar una movilidad, ya sea nacional o internacional, y siendo una joven soltera y sin ningún compromiso que la detuvieran, decide hacerla en Colombia, al pensar que es un país similar a México.
Con una beca de Conacyt, otra más de la Universidad y ahorros personales, es como logra el sustento de su estancia en ese país.
Aunque sin embargo, el período de permanencia no será por todo el semestre, ya que no puede homologar algunas materias, porque tienen contenido de legislación mexicana y es imposible poder hacerlas en Colombia, ya que ahí las materias hablan de derecho colombiano.
¿CÓMO ES EL SISTEMA EDUCATIVO EN COLOMBIA?
Al menos, en la Universidad que estudia, dice que le gusta porque es muy humanista, y la maestría en la que está es de Plantación para el Desarrollo, y la mayoría de las tesis que realizan los alumnos, buscan una problemática que sucede en el país o la región.
Y a través del trabajo de investigación se pretende solventar esa problemática o aportar algo para que a futuro se solucione.
Platica que antes de entrar a clases a la Universidad, acuden a la presentación de un libro que se llama “La vida me dio otra oportunidad”, y ese libro es una colaboración de la Universidad con La Marina Colombiana, sobre una zona cerca de Cartagena, Colombia, la cual es muy violentada.
El libro trata de cómo La Marina Colombiana interviene y hace que la zona se vuelva económica y haya paz, ya que el estado no toma su papel como garante de seguridad y desarrollo económico.
“Es muy interesante porque aquí sí está crítica la situación de seguridad y ese proceso que traen ellos, da paz”.
Las escuelas intervienen mucho en la sociedad, para que haya un ambiente armónico, para mejorar e impulsar el desarrollo de la ciudad o estado de ese país.
“En mi primera clase, tengo la oportunidad de platicar con una doctora que trabaja en procesos de paz, y nos comenta cómo la gente aquí se dedica a cultivar la droga, porque se da como si fuera hierba y es más barato sembrar marihuana que sembrar papa, y no necesitas ofertarla porque siempre va haber un comprador”.
Todo eso, ha generado guerrillas en diferentes zonas de Colombia, sin embargo es un proceso en el que se está trabajado para abatirlo poco a poco.
”Algo que me impacta, es que una paca de 50 kilos de hoja de marihuana cuesta tres dólares, la doctora nos platica todo lo que ha pasado dentro de su trabajo con personas indígenas que viven el proceso de violencia que han desarrollado las guerrillas y el narcotráfico”.
Aunque ya hay ciudades que dejaron las armas de la guerrilla y quieren trabajar bien, son pueblitos lejanos donde no hay nada, éste, como muchos otros temas que ha abordado Johana considera que son interesantes.
Uno que ha llamado su atención, y en su momento quiere llevarlo al Congreso de Tamaulipas, es sobre Economía del Cuidado.
“Son los trabajos que hacen las amas de casa, aquí ellos están tratando de establecer un control del impacto que genera el trabajo que hace un ama de casa en lo económico, cultural, social, en todo, el hecho de que una persona dice que no trabaja porque está en su casa, no es cierto, sí trabajas y debe tener un valor”.
¿QUÉ COMPARTE SOBRE LA EXPERIENCIA EN COLOMBIA?
Johana, dice que la gente que conoce es muy linda y educada con ella y sus compañeros foráneos…
Al principio, el medio de transporte en el que se trasladan es el Uber, pero sale caro andar moviéndose así, y deciden usar el transmilenio, que es el metrobús.
Algo que le causa asombro, es que en el transporte público hay sillas azules y rojas, antes sin conocer la finalidad de ambas, ella y su compañera toman una ruta y se sientan en las azules.
“Sube una mamá con su niño y una anciana, y una persona nos dice que nos levantemos, porque las sillas azules son para madres con niños, para la tercera edad o discapacitados, nosotros a veces vemos el camión lleno y esos lugares vacíos, aquí la gente tiene una cultura muy sana con respeto al transporte público”.
El pasaje del transporte público cuesta dos mil 300 pesos colombianos, es poco más caro que en México, vienen siendo 15.33 pesos mexicanos, y en cada estación cobran eso, ella utiliza dos, en promedio 30 pesos mexicanos diarios.
Para llegar a la Universidad que está en Bogotá, hace una hora desde el lugar en donde vive, viaja en el transmilenio, sin embargo platica que el viaje se le pasa rapidísimo, ya que siempre ve una novela en el transporte.
“A la gente no le da pena que escuches sus historias, te subes y siempre va alguien hablando por teléfono llorando porque el papá no le da manutención a los hijos, van cortando por celular con su pareja, o se van peleando con los hermanos, amigos, papás, y aunque no quieras escucharlo se ponen a gritar y a llorar y uno se da cuenta de todo”.
La comida, no hay lugar en el mundo como la mexicana…
Dice que por lo menos en la ciudad donde vive, la comida la ha decepcionado porque no está tan rica como se la platican.
“El primer día pido una bandeja campesina y el pollo solo es dorado, a la limonada no le ponen azúcar, a todo le ponen plátanos fritos, el huevo es con arroz, no te dan tortillas, pero en Medellín sí es muy rica, se contrastan los sazones de una zona y otra”.
Por eso optan por comprar en el súper despensa y hacer comida en casa, pero a pesar esa decisión, hay cosas que no saben muy bien, como el agua que parece ser tratada y no purificada.
La verdura está mutada, transgénica, no sabe exactamente qué le ponen, pero los elotes son del tamaño de su brazo, con una zanahoria saca en promedio lo que en México sacan con tres, el grano del maíz parece canica.
El clima… “está loco”, en la mañana amanece y está soleado, sale y a las dos horas está lloviendo, de regreso ya está despejado, en ratos hace calor, está fresco o venteando, “en un día tienes que salir con paraguas, chamarra o suéter porque no sabes cómo te va a tocar el clima”.
Este fin de semana los colombianos han tenido su consulta anticorrupción, cosa que en México falta algo de tiempo, en ese tipo de cosas ellos están más avanzados que nosotros.
¿QUÉ PERSPECTIVA TIENEN DE MÉXICO?
“Donde hemos llegado, piensan que los mexicanos son la fiesta, nos tienen caracterizados con chispa, que siempre andamos haciendo mitote, y no nos ven mal, que somos gente que trabaja”.
“Algo de lo que están encantados los colombianos, es que los mexicanos nos quitamos la venda de los ojos y votamos por un presidente del cual creen que nos van a convertir en Suiza o país primermundista, pero están encantados que hayamos votado por una transformación”.
Johana, confiesa que con el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, al principio sí se mostraba algo escéptica, porque dice que él habla de transformación pero no va a poder porque solo tiene seis años para poder lograrlo.
“Pero en este corto tiempo que he estado aquí, cambia mucho mi manera de ver las ideas que él trae y a mis compañeros les comento que voy a regresar con ganas de ayudarle a López Obrador a sacar adelante a México”….
“Porque aquí se viven las situaciones con los venezolanos que te entristece mucho, yo veo a México y tiene playas, puertos, desiertos, ciudades grandes, tiene todo para salir adelante y si este presidente que elegimos tiene la intención de acabar con la corrupción para que el país salte al mundo por lo que tiene, yo soy la primera que va a estar puesta”….
¿QUÉ SITUACIÓN VE DE LOS VENEZOLANOS QUE ESTÁN EN COLOMBIA?
“Yo no quiero estar viviendo lo que aquí estoy viendo que vive la gente venezolana, es una cosa terrible lo que ellos sufren, no me lo platica nadie, yo lo veo a diario”.
Cuenta que todos los días que sube al transmilenio, siempre va gente pidiendo dinero para comer, personas que no tienen nada, están en la calle y duermen en el piso, sí, son personas venezolanas que están indocumentadas.
No tienen la cédula colombiana, por lo tanto no aspiran a un trabajo legal y por eso se suben a vender galletas, dulces, o a pedir dinero al transporte público.
“Se sube una persona con una paca de dinero, yo la veo y digo por qué anda tan campante así, pero dinero venezolano”…
“Para eso se acerca y nos comenta que son todos sus ahorros, pero si los cambia en moneda colombiana le van a dar 50 pesos colombianos, que no son ni diez centavos mexicanos”…
“Está súper devaluada su moneda, ella vende sus ahorros, yo le doy cinco mil pesos colombianos que son como 30 pesos mexicanos y ella me da como 18 mil bolívares, ocho billetes que no valen ni cinco pesos mexicanos”…
¿PREOCUPA LA SITUACIÓN EN TU PAÍS?
“La situación de Tamaulipas y del país, sí me preocupa pero ahora que lo veo desde otra parte del mundo y creo que estamos en la gloria”.
Menciona que allá si quiere algo de calidad, le cuesta muchísimo dinero…
Un ejemplo, en México compra un desodorante en el HEB marca dove y cuesta 60 pesos, allá, si quiere ese mismo desodorante le cuesta como 120 pesos nada más porque es internacional la marca.
El servicio de transporte no es muy bueno, la altura es muy elevada al nivel del mar, y se agita muy rápido, “una vez que me sacudo la nariz y que me sale negro, todo por la contaminación, el servicio de transporte público contamina, si arranca un camión de transmilenio sale la nube negra”, y en la capital de México, el servicio público es el primero que está verificado para que no contamine.
“Pero sí me preocupa que no puedas salir tranquila en Ciudad Victoria a las once de la noche porque a lo mejor no llego a mi casa, pero veo la situación de ellos aquí y no estamos con el agua hasta el cuello, ahora en este nuevo sexenio creo que estamos a tiempo de frenar eso y no llegar a los extremos como aquí, si ellos han podido con una bola de nieve enorme, nosotros con mayor razón, porque allá todavía no se rebasa el estado, todavía está ese respeto”.