diciembre 13, 2024
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septiembre 6, 2018 | 258 vistas

Una pequeña estrella ubicada en lo más profundo de nuestra galaxia, observada por la astrónoma Yuki Okada de la Universidad de Tokio, podría ofrecer pistas sobre cómo se formó nuestro planeta e incluso los orígenes del Sistema Solar.

Pero hay un gran problema, esta estrella denominada IRAS 15398-3359, se encuentra a una gran distancia, y además, la tapa una nube de gas y polvo, causando que gran parte de la luz no logre atravesarla y evitando la obtención de más datos sobre ella.

En el 2013, el astrónomo Yoko Oya y su equipo utilizó al Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array (ALMA) de Chile, para observar la estrella en longitudes de onda submilimétricas, ideal para penetrar la nube de polvo.

Los científicos han tratado de explicar la luz que aparece en las imágenes granuladas de la estrella, logrando hacerlo con la ayuda de un modelo que sugería que la estrella estaba rodeada por un disco, que, según los análisis, era un disco protoplanetario, vital para que un sistema planetario pueda nacer.

“No podemos decir con certeza que este disco en particular se fusionará con un nuevo sistema planetario. La nube de polvo puede ser empujada por los vientos estelares o puede caer en la estrella misma, alimentándola en el proceso. Lo emocionante es cuán rápido puede suceder”, comentó Oya.

La estrella es pequeña, contiene alrededor del 0,7 por ciento de la masa del Sol, sin embargo, podría aumentar su tamaño hasta en un 20 por ciento en unas decenas de miles de años, lo que vendría siendo un abrir y cerrar de ojos en una escala cósmica.

Al tratar de aprender más sobre esta estrella, los astrónomos podrían obtener más información acerca de los planetas con las mismas características de la Tierra y su origen, además de entender lo que sucede con este tipo de estrellas pequeñas y tenues.

El estudio científico ha sido publicado en The Astrophysical Journal Letters.

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