CULIACÁN, Sinaloa, septiembre 17 (Agencias)
El debut de Diego Armando Maradona como entrenador de Dorados fue de ensueño, el argentino vivió de todo desde la banca y si bien tiene apenas diez días entrenando al plantel el equipo recuperó confianza y el gol, consiguiendo una goleada de 4-2 a Cafetaleros.
El Pelusa gritó, manoteó, se lamentó, se emocionó, se enojó, rezó, bailó y festejó con todo las anotaciones que le dio su primer triunfo como estratega en esta era como estratega de los Dorados, que no habían ganado en lo que iba del Apertura 2018.
La primera mitad fue de muy pocas emociones y eso llevó a que Maradona se comiera las uñas pensando en cómo hacer que su equipo pudiera capitalizar las pocas ocasiones de gol que se le presentaron, mismas que ahogaron su primer festejo como estratega de los sinaloenses.
El Diego se paró de la banca en muy pocas ocasiones, desde ahí mandaba sus indicaciones y dialogaba con Luis Islas para tratar de hacer alguna mejora en el equipo, pero el tiempo se escapó y cuando el árbitro pitó el final no le quedó más que aplaudir el esfuerzo de sus jugadores con la mirada fija en la cancha.
Para el segundo tiempo las acciones del partido contagiaron al argentino que dejó la banca para vivir el partido desde su área técnica. El primer gol cayó con un remate de cabeza de Vinicio Angulo y lo celebró abrazando a Islas y después besar las cabelleras de Christian Báez y de Juan Meza, que estaban cerca de él.
La sonrisa en el rostro reflejaba la alegría que le daba ver cómo su mano empezaba a notarse ya en un equipo al que le faltaba confianza y la celebración se incrementó con el doblete de Angulo corriendo hacia donde festejaban todos sus jugadores.
Dorados se desconcentró y Tapachula se encargó de recortar en el marcador y entonces fue cuando Maradona enfureció y desquitó su frustración pegándole al techo a la banca, pues no podía creer lo que sucedía dentro del campo y es que minutos después del gol visitante el Hobbit le pegó al balón y a pesar de que cruzó la línea de gol el silbante no decretó.
El cuadro sinaloense y Maradona hicieron clic, el estratega dejó de lado el coraje de las desatenciones y se dedicó a animar con aplausos y gritos de apoyo que hicieron que sus jugadores volvieran a recuperar confianza y comenzaron a caer más goles.
La última anotación del partido, que decretó Alonso Escoboza, hizo que Diego bailara en el festejo del gol de Escoboza, la noche fue mágica para un hombre que a pesar de todo quiere volver a limpiar su nombre y reivindicarse con un deporte al que le dio mucho como futbolista.