Mauricio Zapata.-
En 1993 decidió dejar Tamaulipas para buscar triunfar como músico en Estados Unidos.
Vivía en Ciudad Victoria, se dedicaba a cantar en algunos de los pocos bares que había entonces en la Capital, sin embargo, eso no lo llenaba; quería trascender.
Y así fue como emprendió el viaje a Houston, Texas, que a 25 años de haber tomado esa decisión, hoy es ya uno de los principales cantantes de mariachi, no solo de esa entidad, sino de los Estados Unidos de América.
Él es Saúl Avalos Avalos, que de ayudante de un grupo de música regional, terminó siendo el solista de uno de los más importantes mariachis del vecino país.
NO HA SIDO FÁCIL TRASCENDER
Cuando llegó a Texas tuvo que trabajar como mesero, de ayudante general en un hotel y hasta lavando carros en un estacionamiento público, sin embargo, siempre viajó con una guitarra y en sus ratos libres hacía lo que más le apasiona: cantar y tocar.
Y así fue como llegó la oportunidad.
“Los primeros meses en Estados Unidos fueron difíciles. Trabajé como mesero, como chalán en un hotel haciendo de todo, también lavando carros, pero cuando salía a comer o en mis descansos tocaba la guitarra y me aventaba algunas canciones y así hasta que alguien me vio y me dio la oportunidad”, dijo.
Y es que un músico lo escuchó y lo contrató para trabajar en un grupo que tocaba en fiestas y eventos privados. Necesitaban una persona que tocara instrumentos para ayudar a afinarlos y para que hiciera coros.
“Me vieron y acepté. Ese debía ser el inicio de mi camino”, dijo.
Y es que Saúl tenía una meta: “La verdad es que yo quería ser parte del grupo musical La Mafia, ese era mi deseo, y las cosas se fueron dando, aunque no cómo yo había pensado o planeado. Pero no me arrepiento. Vivo feliz y soy una persona que mantiene viva la música y la tradición mexicana en otro país y eso para mí es un orgullo. Eso me llena de orgullo”, aseveró.
ES GENTE UAT
Saúl Avalos se dice ser “orgullo UAT”. Y es que no sólo estudió ahí, sino que formó parte de uno de los grupos musicales emblemas de la Universidad Autónoma de Tamaulipas: La Tuna de la UAT.
“Tenía 13 años cuando entré a la Tuna y estuve cuatro o cinco años ahí. Representé a la UAT en muchas ciudades del país y porté siempre con orgullo el escudo y los colores de la Universidad”.
Más tarde, Saúl ingresó a la Facultad de Música para estudiar la licenciatura en música, carrera que no pudo concluir, pero asegura que le dejó muchas enseñanzas que le han permitido crecer como persona, como músico y como profesional.
“Todo lo que aprendí me ha servido mucho para mi trabajo, para mi carrera aquí en Houston y que esto me ha ayudado a crecer y desarrollarme en un país tan complicado como Estados Unidos”, indicó.
LA MÚSICA Y LA OPORTUNIDAD
Luego de rodar de un lado a otro y no poder trascender como músico en aquel grupo, además de no haber podido ganar lo suficiente para vivir y establecerse, Saúl Avalos siguió buscando oportunidades dentro de la música.
Incluso, comentó, trabajó cantando en bares de algunas comunidades cercanas a Houston. Cantaba trova y boleros, música que le gusta a los latinos, pero que de pronto le pedían que interpretara del género vernácula y de mariachi.
Y es que Saúl también formó parte de un mariachi en Ciudad Victoria, tocaba, además de la guitarra, la jarana y el violín, y esto le permitió darle gusto a su público hispano en Houston que a la postre lo llevó a integrar uno de estos grupos, en este caso, el más importante del sur de los Estados Unidos de América.
“Me pedían canciones como La Bikina, El Mariachi loco, Cielo rojo; el mismo Cielito lindo o Mujeres divinas, o algunas otras típicas de mariachi. A los mexicanos que radican en otro país nos entra mucho la nostalgia por las costumbres o tradiciones del país y nos gusta escuchar música mexicana”.
“Y así un día el director del mariachi de Houston me vio, le gustó mi estilo y me invitó a trabajar con ellos”.
¿Qué te dijo; cómo fue que te encontró?
“Fue casual, estaba cantando en un bar en Huntsville, él andaba de paso por ahí y la gente me pidió que cantara El Rey, entonces me lo aventé a todo pulmón y el señor se acercó y me dijo que le gustaba mi estilo que me invitaba al otro día a comer y a platicar”.
Y ahí comenzó el éxito de este tamaulipeco.
“Platicamos, me dijo que necesitaba gente para el mariachi porque algunos integrantes estaban por cambiar de rumbos y no se quería quedar sin músicos y que yo, además de cantar bien, tocaba la guitarra con el estilo que se necesitaba para el mariachi”.
Habían pasado ya casi dos años de que había llegado Saúl a Estados Unidos y a partir de ahí, comenzó su ascenso.
“Le dije que sí, que sí quería trabajar con él. Me ofreció un sueldo muy atractivo, más de lo que yo ganaba de bar en bar y además me daba prestaciones y la estabilidad que ya quería, pero además haciendo algo que me gusta: la música”.
“También le dije que sabía tocar la jarana, el violín y el guitarrón por si se ofrecía y que podía aprender a tocar la trompeta. Y me dijo, me interesa el violín y me dejó tocando el violín”.
A CONOCER EL MUNDO
Saúl habría quedado como anillo al dedo para el mariachi, y el mariachi al tamaulipeco.
Le advirtieron que viajaban mucho y que necesitaban disponibilidad de tiempo.
Y es que este grupo era muy solicitado en ciudades como San Antonio, Austin, Dallas, pero no sólo allí, sino en entidades como Arkansas, Oklahoma, Nuevo México, Nevada, Louisiana y Denver, entre otros.
“Y empezamos a viajar y el grupo se fue haciendo más grande y más conocido y comenzábamos a viajar más y más lejos y las presentaciones eran en lugares, zonas y eventos mucho más importantes”.
Saúl comenzó a viajar más, ya que su mariachi se expandió y así llegaron a New Orleans, Montgomery, Las Vegas, Orlando, Miami, Atlanta, Los Ángeles, San Francisco, San Diego y más tarde vendrían las ciudades más importantes de los Estados Unidos.
“Me gané la confianza de mi jefe y de mis compañeros, muchos de ellos paisanos que tenían, más o menos, la misma historia que yo, la misma trayectoria y los mismos caminos recorridos. Ya era solista y me hacían arreglos para que me luciera en el violín”.
La música del mariachi que Saúl, el victorense, el tamaulipeco llegó a más ciudades y a más escenarios.
Ya tocó en Chicago, y en el Carnegie Hall de Nueva York, pero no solo eso, sino que su mariachi ya ha sido solicitado para eventos en París, Madrid, Ámsterdam, Roma y Londres en Europa a donde Saúl ha dejado impresionado al público con su voz y su música.
“Ha sido un orgullo ser parte de este movimiento. De poder hacer lo que me gusta, de representar a mi Tamaulipas en el mundo, a mi país, pero sobre todo a mi Victoria querida que tanto extraño”.
¿Te arrepientes de haber dejado tu ciudad y tu estado?
“No. Quizás no habría tenido esta oportunidad de conocer la principales ciudades de los Estados Unidos ni de viajar a Europa; pero desde luego que siempre llevas la nostalgia de tu estado. Extraño las flautas, las gorditas, las chochas, el asado en las bodas, el arroz que no es igual en otros países, pero le quedo con el orgullo de que Tamaulipas está muy bien representado en el mundo a través de la música”.
Y sí, una voz de Tamaulipas recorre el mundo, porque Saúl Avalos es un tamaulipeco en el mundo.