Anna Dovgaliuk, activista de San Petersburgo (Rusia), lanzó este 25 de septiembre un videomanifiesto dedicado a la lucha contra el ‘manspreading’, la costumbre de algunos hombres, al sentarse en el transporte público, de abrir las piernas hasta el punto de ocupar el espacio de otro pasajero. Dovgaliuk afirma que las feministas luchan contra ese hábito en muchos países, pero que en Rusia hasta el momento el problema no ha sido discutido en público.
«Es extremadamente importante para mí llamar la atención de las personas hacia este tema, para provocar una discusión y, en consecuencia, la creación de normas legislativas que penalicen el ‘manspreading’, porque se trata de una falta de respeto público hacia las mujeres y niños y es una vergüenza para la sociedad», dijo.
Algunos amigos de la activista, que comparten sus puntos de vista, vertieron una solución de agua con lejía sobre las entrepiernas de pasajeros del metro de San Petersburgo que estaban sentados con las piernas demasiado abiertas y, según su opinión, demostraban de ese modo su machismo.
https://youtu.be/NCZOw05L7JA
El texto que acompaña al video asegura que la solución fue vertida a unos «70 ejemplares». La activista adelanta que realizará la misma campaña en las ciudades rusas de Moscú y Kazán.
La absoluta mayoría de los comentaristas del video son hombres indignados: algunos de ellos tratan de explicar la postura de piernas abiertas con la fisiología masculina, otros directamente amenazan a la activista con acciones legales o incluso físicas de llegar a convertirse en objetivos de su campaña.
¿Montaje?
Otros internautas, en cambio, opinan que el video fue escenificado, ya que hay poca gente en los vagones del metro, y consideran que la activista lo publicó solo para ganar popularidad en las redes.
Algunos incluso han prestado atención al hecho de que la protagonista del video no es la propia activista, ya que, según queda de manifiesto en sus redes sociales, esta lleva un estilo de vida lujoso y no viaja en metro, tieniendo en cuenta además el poco parecido físico.
Además, Stanislav Kudrín, quien se presentó como uno de los hombres que habían sido rociados en el metro, ha afirmado en su muro de la red social rusa VK que el video fue escenificado.
«Nos echaron agua encima. Además, el que estaba durmiendo con la capucha también era yo. Claro que es una escenificación. Esa sensación, cuando llegas a la filmación con dos pantalones extra, y te vas con un salario», escribió.
«Para ser sincera, no recuerdo a todos a los que rocié. Creo que el hombre no pierde el tiempo y quiere promocionarse. O tal vez solo esté avergonzado, pero solo son mis conjeturas», respondió María Rein, la activista que aparece en el video, a la revelación del joven, citada por The Village.
Con información de: actualidad.rt.com