diciembre 12, 2024
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octubre 9, 2018 | 552 vistas

Moscú, 9 Oct Notimex- Cuerpos y cabezas congeladas de seres humanos en un almacén criogénico… Parece una película de ciencia ficción, pero para la empresa rusa KrioRus es una realidad.

La firma se dedica a congelar personas muertas con la perspectiva de devolverlas a la vida en el futuro, contó a Sputnik el presidente de la junta directiva, Danila Medvédev.

El almacén criogénico de KrioRus cuenta con criostatos metálicos hechos de materiales compuestos, con cuerpos congelados de 64 ciudadanos de Rusia, Suiza, Australia, Estados Unidos, Italia, Israel y otros países, así como varias mascotas.

Están colocados en posición vertical en bolsas especiales con una temperatura interior de 196 grados centígrados bajo cero.

Para tratar de “resucitar”’ en el futuro, uno necesita avisar a la familia y el Estado de que quiere que lo congelen en un almacén criogénico.

Además, debe sellar un acuerdo con una empresa criogénica y especificar cómo quiere que lo preserven.

El precio en KrioRus para extranjeros es de 18 mil dólares para almacenar solo el cerebro, y de 36 mil dólares para conservar todo el cuerpo. Luego la empresa se encarga de toda la logística.

Es recomendable comenzar las actividades inmediatamente después de la muerte. Con la capacitación adecuada, los médicos pueden hacerlo en la clínica donde uno vivió sus últimos días, o también es posible llamar a un equipo de Kriorus.

Primero hay que colocar el cuerpo en frío como en la morgue. Pero sería erróneo pensar que el frío es el principal garante de la preservación del cuerpo.

Si el cuerpo se congela por el método del congelador, se producirá el efecto de la cristalización del agua en las células y los tejidos, lo que inevitablemente llevará a su destrucción durante la descongelación.

Los especialistas en esta técnica realizan un procedimiento de perfusión: se extrae la sangre del cuerpo y se le introduce una solución especial a través de las venas y arterias.

Se trata de un crioprotector con glicerol, etilenglicol y otras sustancias. Entonces una persona puede ser enfriada hasta cero grados, luego hasta —40 grados centígrados. A —80 es posible transportar al paciente en hielo seco al almacén y enfriarlo hasta —196 grados.

«Si el procedimiento es ideal, se puede evitar casi por completo la formación de hielo. Por lo tanto, casi no habrá daños ni siquiera a nivel del tejido», explicó Medvédev, de 38 años de edad.

En realidad, no hace falta congelarlo todo. Lo principal es el cerebro. El interlocutor señaló que el cerebro muerto solo lo está desde el punto de vista de la medicina moderna.

«Casi todas las células permanecen vivas, todas las estructuras en el cerebro aún se conservan. Es decir, si uno no quiere usar métodos criogénicos, sino solo la reanimación, entonces sí, efectivamente, está muerto. Pero si espera que aparezcan nuevas tecnologías en un futuro lejano, en este caso, la muerte cerebral no es un obstáculo», explicó Medvédev.

Sin embargo, según el especialista, si uno se demora demasiado, la muerte se volverá completamente irreversible, es decir, «toda la información sobre la estructura de la personalidad ya estará completamente destruida».

No obstante, si el cerebro se ha vuelto irrecuperable, todavía será posible tratar de restaurar a la persona con la ayuda del ADN. ¿Pero cómo se reconstruirá su identidad?

«Ahora se habla mucho del uso del big data. Todo lo que hacemos se graba parcialmente en vídeo, en audio, se guardan nuestras ideas en forma escrita en los ordenadores. Esta información nos describe y puede ser usada para restaurar una personalidad sucedánea, enseñarle a hablar y llenarla de recuerdos», observó Medvédev.

El futurólogo opina que la humanidad ya ha recorrido una parte significativa del camino para hacer posible la reanimación de los criopacientes. Pero todavía quedan muchas preguntas.

Cuando los especialistas lleguen a extraer del almacenamiento a los clientes de la empresa, se enfrentarán a la necesidad de realizar una gran comprobación del cerebro.

«Solo en el cerebro tenemos más de 10 mil millones de neuronas, además hay 100 mil millones de células adicionales, y dentro de cada neurona hay alrededor de 10 mil millones de proteínas, cada una de las cuales tiene su función”, explicó.

Abundó que “las neuronas tienen de 10 mil 100 mil sinapsis, es decir, conexiones con otras neuronas. Y habrá de revisar toda esta estructura para detectar errores y reparar o reemplazar partes dañadas».

Según Medvédev, hacen falta varias décadas hasta que aparezcan tecnologías que permitan el uso de la microcirugía y la nanomedicina para trabajar con miles de millones de células simultáneamente.

El especialista pronostica que será posible devolver la vida a una persona congelada dentro de unos 50 años.

La idea de detener la actividad vital por medio de una congelación se le ocurrió al hijo de un campesino ruso y, posteriormente, gran físico y biólogo ruso-búlgaro Porfiri Bajmétiev, quien estudió la anabiosis durante el sobreenfriamiento de animales a finales del siglo XIX.

En la década de 1960, Estados Unidos comenzó a dedicarse a la congelación criogénica a nivel práctico. Actualmente, hay dos grandes empresas criogénicas en Estados Unidos y una en Rusia.

«Desde hace mucho tiempo ha habido una cooperación internacional en este campo. Por ejemplo, uno de nuestros criostatos está hecho según las tecnologías del Instituto de Criónica de EEUU. Pero al mismo tiempo, la tecnología de vitrificación utilizada por el Instituto de Criónica de EEUU fue creada por Yuri Pichuguin, científico soviético y ruso», explicó Medvédev.

El presidente de la junta directiva de KrioRus también aseguró que la criogenización es compatible con el cristianismo.

«La creencia en la resurrección es probablemente el pilar principal de la ortodoxia y el cristianismo en general. (…) Desde el principio de la existencia de la cultura, el hombre siempre ha pensado en la inmortalidad, siempre ha pensado en si la tiene pero se la han quitado, o si no la tiene y hay que encontrarla», expresó.

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