Ottawa, 28 Oct (Notimex).- Cada año los canadienses adoptan más la tradición mexicana de Día de Muertos, ya sea comprando pan de muerto, montando una ofrenda o pintándose el rostro de calavera o catrina.
Gracias a la labor constante de promoción de esta tradición desde hace décadas por artistas mexicanos como María Luisa de Villa, Jesús Mora y Luis Rojas, a la que se han sumado cientos de mexicanos, latinos y canadienses, el público multicultural disfruta y participa cada año de esta fiesta popular que se realiza de costa a costa de Canadá, también con actividades promovidas por los consulados mexicanos.
Reconocida como Patrimonio Intangible de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la festividad de Día de Muertos desafía las bajas temperaturas del otoño canadiense y hasta el tradicional Halloween.
Cada año miles de canadienses se dan cita en esta colorida fiesta a probar el pan de muerto –al que ya le perdieron el miedo-, disfrutar de los mariachis y del folklor mexicanos, junto con su danza azteca y sus ofrendas. Uno que otro se acerca con su flor de cempasúchil o con su veladora (aunque sea de pila).
Anoche se realizó por décima ocasión la “Celebración de Día de los Muertos”, impulsada por la comunidad de artistas mexicanos y latinos, y que atrae a cientos de curiosos canadienses y miles de mexicanos que por casi seis horas disfrutaron de la tradición con pozole y café de olla.
El Artscape Wychwood Barn, una antigua estación de trenes al centro de Toronto es una amplia nave en la que se montaron ofrendas en las que participaron agrupaciones canadienses, talleres infantiles para imprimir su calaverita, el Mictlán o inframundo para honrar a los desaparecidos. Al centro, una gran ofrenda azteca rodeada por sus danzantes con cascabeles y penachos.
La joven canadiense Katie dijo que sus amigos le comentaron sobre esta celebración y acudió por primera vez con su rostro decorado de calavera. “Es una celebración muy bonita, con los artistas, la comida y todo lo demás, es increíble”, indicó.
Su amiga Anne, nacida en Vietnam, comentó: “Vine también el año pasado y me divertí mucho por lo que esta vez vine con mi amiga. Me gusta mucho la comida mexicana, los mariachis y los performances”.
Como dicen los organizadores, Jesús Mora y Luis Rojas, este es un festival hecho por y para la comunidad en donde “nadie es dueño de la tradición, nosotros somos parte de ella”.
Cada quien a su estilo acude con medio rostro pintado, con flores en la cabeza al estilo de la pintora Frida Kahlo, con playeras negras con calaveras blancas, guantes de calavera y rebozos.
La mexicana Marisol Martínez Orozco vino a ofrecer sus servicios como voluntaria junto con su pequeña hija Frida y a disfrutar de esta tradición a kilómetros de distancia de su natal Cuautla, Morelos.
“Estoy muy fascinada de poder apoyar a un evento tan hermoso lleno de arte, folklor, cultura, comida, mostrando a Canadá la maravillosa tradición mexicana de Día de los Muertos. Me encanta promover nuestra cultura”, señaló.
Las ofrendas montadas por mexicanos y canadienses estuvieron dedicadas a las mujeres indígenas desaparecidas, a los migrantes muertos en centros de detención, los desplazados colombianos y también a Hannes Erik Purre nacido en Suecia en 1945 y muerto en México en 2018.
Este festival, a diferencia de otros que se realizan en Toronto, se caracteriza por abrir con una ceremonia realizada por los indígenas canadienses y cerrar con una danza azteca, lo que es de mucha atracción para los canadienses.
En esta décima edición se brindó también un homenaje por el 50 aniversario de las víctimas del movimiento estudiantil de 1968.
Esta celebración incluyente también mostró la campaña de la organización CASA para presionar a Canadá a defender el acuerdo de paz en Colombia, firmado en 2016, frente a la amenaza del actual presidente Iván Duque de no apoyarlo.
Este domingo en el centro cultural canadiense Evergreen Brick Works se realizó también la octava edición del Día de Muertos con degustaciones de mezcal por parte de la promotora Yvette Astorga, como parte de la tradición, así como con demostraciones de cómo se prepara el pan de muerto.
Adalberto Aguilar, tercera generación de panaderos de Michoacán cuya migración a Canadá ha permitido a mexicanos, latinos y canadienses degustar de los churros, panes de muerto y roscas de reyes, explicó a Notimex que en este festival mostró a los canadienses cómo preparar los panes.
“Colocamos un horno de leña y ahí es donde estamos haciendo los panes de muertos”, precisó el panadero y empresario, cuya empresa da empleo a decenas de mexicanos y canadienses.
De esta forma, iniciaron en Canadá las diversas y crecientes actividades de Día de Muertos que se prolongarán “antes y después” de la noche de Halloween (31 de octubre). Ambas tradiciones se juntan, pero no se mezclan porque “la bruja respeta mucho a la Catrina”.