Eliete Coronado Rojano.-
Cd. Victoria, Tam. – Con una mirada tranquila, un vaso con agua, unos cuadernos, su agenda y algunas carpetas sobre la mesa Marina Moreno sonríe, abre su cuaderno, busca un texto que recientemente escribió, voltea y aclara que cuando lo hizo solo buscaba reflexionar sobre el cáncer de mama, sobre la enfermedad que le fue detectada en el 2016.
“La parte que, a mí, donde yo me fui así para abajo emocionalmente fue cuando termino mi tratamiento y digo, este, y ahora qué hago”.
Abre sus ojos en señal de admiración, mueve sus manos y trata de explicar mientras a lo lejos se escucha La Incondicional en voz de Luis Miguel…
“O sea, qué hago, yo tenía mi trabajo, había sido una mujer autosuficiente, tenía un negocio, me había yo ya visualizado irme por esa parte de… ya había decidido irme yo, como un año antes dejar mi trabajo de litigio porque yo quería darle otro giro, había ya logrado hacer unas cosas, también lo dejo, o sea, fueron pérdidas, pérdidas, pérdidas no, entonces, no tenía dinero…”.
Marina lanza una risa, levanta la mirada y continúa moviendo su cabeza y sus manos tratando de explicar la desesperación que sintió…
“O sea, no tenía dinero, no tenía trabajo, no tenía… nomás el apoyo de los demás y eso fue la parte más difícil, cuando yo… me dicen, ya estás libre, ya pues, adelante verdad y digo, ¿por dónde empiezo? O sea, por dónde empiezo si no tengo nada, o sea, nada para yo aportar, nada para poder ser yo autosuficiente, nada para poder ayudar a mis hijos, nada…”
Guarda silencio por un instante mientras el pasar de los carros se escucha. Marina junta sus manos…
“Ha sido un periodo difícil donde apenas estoy saliendo y tuve que ir a atención psiquiátrica porque mi depresión fue, a lo mejor no fue notoria, pero la estaba viviendo y el psiquiatra me ayudó para retomar las fuerzas y decir… sí puedo…”.
UN MOMENTO DE LIBERTAD
Sin dejar de ver el cuaderno que abrió, mira las palabras escritas, acaricia la hoja. Marina se dispone a leer un fragmento de lo que escribió, de lo que sintió después de que le dijeron que estaba libre de cáncer y que plasmó en un pequeño texto que tituló “Perder la libertad” …
“Esto es de lo que viví, después de que me dijeron… Ya estás libre… ya, o sea, eso fue lo que ellos me dijeron, ya estás libre de cáncer, sin embargo, yo creo que perdí, yo creo que yo perdí en ese tiempo algo, yo le puse, perder la libertad” …
Marina toma su cuaderno, se coloca sus anteojos y comienza a leer. Al fondo, como si hubiera estado todo listo, comienza a escucharse en la televisión el sonido de una guitarra que acompaña su lectura.
Cuando termina, con la cabeza agachada, se quita sus lentes y comienza a hablar de la labor, que, para ella, tiene una mujer que sobrevive al cáncer…
“Yo creo que sí tenemos una labor, que es la de difundir, la de ser testimonio… Parte de lo que queremos, los que pasamos por esta situación es que nos traten igual, o sea, no queremos una exageración para con nosotros en el trato, tampoco queremos que nos discriminen, solamente que nos traten igual, igual que a todos, igual que siempre “.
A LO LEJOS… LA DISCRIMINACIÓN.
Y al hablar de discriminación, Marina Moreno hace referencia a experiencias vistas, ajenas, no las suyas; experiencias que son dolorosas, dice ella, pues las viven muchas mujeres que padecen cáncer de mama…
“Sobre todo cuando se ha tenido que realizar la mastectomía, no es mi caso, afortunadamente, sí muchas de… ah…las parejas, los esposos, las dejan, a las mujeres, y ese es el motivo, ya no tener un seno… o les hacen evidente el desagrado o la minusvalía por eso, incluso, muchas mujeres le piensan para hacerse la mastectomía porque sienten que, que su esposo ya no las va a querer igual, eso subsiste aún, es increíble, pero todavía pasa…”
Su mirada es triste, sus manos suben y bajan queriendo explicar, de pronto, una sonrisa aparece en su cara, empieza a hablar de su familia.
“Yo creo que aquello que es débil…mmm… se quiebra, pero en estas situaciones lo que es realmente fuerte y lo que es para ti, se reafirma, y ahí está, creo también que es un “parteaguas” en un antes y un después del cáncer… Como ya sabes que la vida es muy frágil… valoras, tal vez se escucha mal, pero… valoras más a las personas y tratas de dar un poco más, que sepan que aún estás todavía”.
LA ANGUSTIA, LA NOTICIA
Hace una pausa, a lo lejos se escucha el bullicio, la televisión sigue encendida. Marina levanta la mirada como recordando el momento en que le anuncian que tiene cáncer de mama, un diagnóstico que le dan en Ciudad Victoria en enero del 2016, una noticia que cambia su vida y que hoy, a más de un año de terminar con el tratamiento de quimioterapia, cirugía, vacunas, visitas al psiquiatra y psiconcólogo, dice, el dolor se aminora…
“Fue, yo creo… una el tener la… esperanza siempre, la esperanza, siempre, siempre. Qué tan doloroso fue… fue el dolor más… más tremendo, o sea, uno a veces piensa que sufre en la vida, pero, el impacto de la noticia, el impacto de saber que posiblemente estés en un riesgo de irte, porque hay realmente una incertidumbre, no es una duda pequeña, no… es que realmente estás en vilo, dependerás de los estudios para que te digan la esperanza de vida que tienes… ese es el dolor más terrible de mi existencia y qué hice yo para seguir, para estar de pie… seguir todas las recomendaciones médicas, sintiendo todo el apoyo de la fundación, de mi familia, de mis amigos…
ESTABLECÍ CONTACTO CON DIOS…
Con una breve pausa, la voz se quiebra, hay silencio a pesar del ruido que está alrededor…
“Establecí contacto con Dios, eso creo, nunca hablé con Dios de una manera más abierta y más desesperada como una noche antes de que me dieran mi diagnóstico ya final, de donde dependía la posibilidad de recibir mi tratamiento y por cuanto tiempo y yo, yo le pedí a Dios que me diera la oportunidad de seguir con vida, porque yo tengo el compromiso de sacar adelante a mis hijos menores, básicamente…”
Con voz firme, su mirada fija y aún con el cuaderno entre sus manos, Marina continúa…
“Yo creo, firmemente, que Dios me ayudó”.
UN DIAGNÓSTICO FATAL
“No sé qué más decir…”
El diagnóstico de cáncer de mama siempre viene acompañado, el cáncer de mama puede tener sus complicaciones cuando hay metástasis
“El problema radicó en que a mí me detectan el tumor que ya medía… el problema es que fue muy rápido… de 22 mm en abril a mayo, en junio, en dos meses, dos meses y medio en lo que me hacen el diagnóstico, ta, ta, ta… había crecido dos centímetros, entonces ya sube la categorización que hacen, verdad… luego el problema fue que me encuentran algo en el cuello, entonces me dijeron, hay que hacer una biopsia de cuello y un ultrasonido, si el ultrasonido indica que hay metástasis en el cuello , las posibilidades se reducen y solo le vamos a dar ese dichoso mantenimiento con una posibilidad de dos años de vida con tratamiento… pero cuenta mucho la actitud”.
Su semblante cambia, se sonríe, pasa su mano por el cabello y lo acomoda, toma un poco de agua y se refiere a la actitud como fundamental para que el tratamiento de cáncer resulte, dice Marina que ella disfrutó diferentes momentos de su tratamiento.
“Se habla mucho de la actitud y… si lo creo, porque durante mi tratamiento estuve tranquila, tienes la preocupación, pero estuve tranquila, estuve tranquila, ayudó mucho la forma en que… mira, no puedo decir que lo gocé, no, pero lo viví bonito, yo estaba con mi hija, ella me mandaba en carro a mis quimioterapias, yo llegaba a la clínica, disfrutaba el pameo que me gusta, luego en la clínica las quimios , veía películas, videos, de pronto te adentras en eso, es la actitud, porque de pronto puedes no gozarlo, igual y no puedes concentrarte en lo que está pasando, pero si tienes esa disposición pasas un buen momento… fueron momentos bonitos y de mucha risa… el ambiente en el que estas, también tiene mucho que ver, era un ambiente de armonía y también aprendes a disfrutar el silencio…”
Con su diagnóstico en la mano, una hoja de Fucam, Marina menciona que hay programas de apoyo para las mujeres que padecen cáncer de mama, que aún hay mucho por hacer y sobre todo por parte de la sociedad, el apoyo a quienes lo padecen, la prevención, dejar los tabúes de lado.