YAKARTA, Indonesia (AP) — Nuevos detalles sobre el penúltimo vuelo realizado por el avión de Lion Air accidentado plantearon más dudas sobre la afirmación de la aerolínea indonesia de que solucionó los problemas técnicos. Cientos de personas seguían rastreando el mar por quinto día el viernes en busca de víctimas y del fuselaje de la aeronave.
El Boeing 737 MAX 8, que tenía apenas dos meses, cayó al Mar de Java el lunes por la mañana minutos después de partir de la capital indonesia, Yakarta. Las 189 personas que iban a bordo fallecieron.
El piloto de un vuelo realizado por el aparato el domingo, el último antes del siniestro, pidió permiso para regresar al aeropuerto de Bali poco después de despegar desde allí, pero luego reportó que el problema había sido solucionado, dijo Herson, jefe de la autoridad aeroportuaria de Bali-Nusa Tenggara. Varios pasajeros se refirieron al fallo como una aterradora pérdida de altitud.
Lion Air explicó que el problema no especificado se solventó luego del vuelo del domingo, pero en el del lunes los pilotos también emitieron una petición de “regreso a base” (RTB, por sus siglas en inglés) al poco de partir.
«Poco después de solicitar RTB, el piloto contactó con la torre de control de nuevo para informar que el avión funcionaba con normalidad y que no regresaría” al aeropuerto Ngurah Rai de Bali, explicó Herson, que utiliza solo un nombre. «El capitán dijo que el problema se solucionó y decidió continuar el viaje a Yakarta”.
Datos de cibersitios de seguimiento de vuelos mostraron que ambos vuelos tuvieron velocidades y altitudes erráticas tras el despegue, aunque estos datos deben contrastarse con las llamadas “cajas negras” del avión, dos dispositivos de color naranja brillante que registran los parámetros técnicos del viaje y las voces en cabina.
Los investigadores mostraron uno de los dispositivos en una conferencia de prensa el jueves en la noche, que más tarde se confirmó que era el que registró los datos del vuelo, y dijeron que intentarían acceder a la información de inmediato para comenzar el análisis.
Pero los avances se han visto obstaculizados porque la “caja negra” no está intacta y necesita un manejo especial para garantizar que puedan recuperarse los datos, un proceso que continúa, según el Comité Nacional de Seguridad en el Transporte. La «unidad de memoria de supervivencia” se abrió y se lavó y algunos de sus cables deberán reemplazarse, explicó el organismo agregando que Lion Air proporcionará una nueva carcasa que permita la descarga.
«En principio, (según) todos los datos que hemos obtenido, incluyendo los datos de vuelo y de navegación aérea y también de otras fuentes, encontramos que efectivamente ha habido problemas” con el avión, señaló Haryo Satmiko, vicepresidente del comité. «Probaremos más problemas técnicos con los datos registrados en la caja negra”.
Los investigadores ya contactaron con el piloto que manejó el avión en el vuelo del domingo, dijo Satmiko. Los problemas de entonces fueron “tal y como se contó en los medios de comunicación y en redes sociales”, añadió refiriéndose a los relatos de los pasajeros.
Una de ellos, Diah Mardani, contó en un programa de televisión de actualidad a principios de semana que tras despegar “el avión cayó repentinamente, después ascendió y volvió a caer más fuerte y se sacudió”.
«Todos los pasajeros comenzaron a gritar ‘Dios es grande’. La atmósfera era muy tensa”, agregó señalando que viajaba con un grupo de más de 50 compañeros y que muchos de ellos se echaron a llorar de alivio tras aterrizar en Yakarta.
Un equipo de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos, en la que hay expertos de Boeing, se unió a la pesquisa indonesia. Los investigadores indonesios también viajarán a Estados Unidos para reunirse con los diseñadores del avión de nueva generación de Boeing.
Cientos de operarios y docenas de embarcaciones, incluyendo barcos especializados con sonar y otros equipos de detección, participaban el viernes en la enorme operación de búsqueda en aguas al noreste de Yakarta.
Expertos médicos de la policía han recibido más de 60 bolsas con restos humanos para su identificación desde el accidente, pero hasta el jueves solo se había identificado y enterrado a una. Familiares del pasaje entregaron muestras de ADN para agilizar el proceso.