Córdoba, Ver., 5 Nov (Notimex).- Bolillo ya está cansado, no sabe decirlo con palabras, pero su cuerpo recostado sobre una de las calles de Córdoba, Veracruz (sur de México), lo expresa todo.
Él es un perro pitbull american blue y viaja desde Honduras con Adalberto López, su amo; juntos se dirigen hacia la frontera de México con Estados Unidos, en busca del sueño americano.
El perro, que ya es famoso, recibe ese nombre en honor al pan mexicano y porque es lo que más le dan de comer en su cruce por México, «le tuvimos que poner un nombre famoso en México», dice Adalberto.
Sus patas ya están rosadas por el largo viaje, pues muchos kilómetros han tenido que caminar, pero otros tantos los recorren trepados en tráileres y evitan el cansancio y el peligro de transitar por las estrechas carreteras.
A bolillo no le falta comida, lo mexicanos se han encargado de darle croquetas, carne y agua en esta ruta, y es así como van avanzando hacia la Ciudad de México y cada vez ven más cerca el sueño de llegar a tierra estadounidense.
Adalberto dice que Bolillo es muy manso y que es su compañero desde hace siete meses. Siempre han estado juntos y hubiera sido un error muy grande dejarlo en Honduras.
En la caravana sólo se le ha perdido una vez, por ello cuando duermen, Adalberto lo mete en su caja, la cual es de gran tamaño y la lleva cargando en la espalda a todas partes.
Así como este canino, hay otros que vienen en la caravana de migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador, que inició el viaje hacia el norte el pasado 12 de octubre en la ciudad de San Pedro Sula, Honduras.
Y es que de acuerdo con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la violencia expulsa cada vez a más centroamericanos de sus hogares, ya que el número de personas que huyen de la violencia se disparó en 2017.
Datos de la ACNUR refieren que el número de solicitantes de asilo y refugiados aumentó 58 por ciento respecto al año anterior, ya que más de 294 mil centroamericanos solicitantes de asilo y refugiados fueron registrados en 2017, es decir, 16 veces más que en 2011.
El organismo refiere que la mayoría de los que piden protección provienen de Guatemala, Honduras y El Salvador, y registran sus solicitudes en Belice, México y Estados Unidos, y cada vez más en Costa Rica y Panamá.