BUENOS AIRES (AP) — Familiares de los 44 tripulantes del submarino argentino recién hallado en el fondo del Atlántico sur después de un año de búsqueda dijeron el sábado que están decididos a dar batalla para conseguir el rescate de la nave y sus seres queridos, luego de que las autoridades expresaran que la Armada carece de capacidad para hacerlo reflotar.
“El hallazgo es el principio de lo que sigue. Tenemos que pelear por que lo puedan reflotar, no por retener la morbosidad de los cuerpos, sino por saber qué pasó”, dijo a The Associated Press Isabel Vilca, medio hermana del tripulante Daniel Alejandro Polo. La mujer opinó que recuperar la nave permitirá saber qué “falló” para “que nunca más” Argentina vuelva a sufrir una tragedia similar.
El sumergible desapareció el 15 de noviembre de 2017 mientras se encontraba frente al Golfo San Jorge, en el Atlántico sur. Fue hallado por la empresa estadounidense Ocean Infinity, contratada para la búsqueda, en la madrugada del sábado, a 907 metros de profundidad y 600 kilómetros al este del puerto argentino de Comodoro Rivadavia, cerca de la zona en donde se perdió su contacto.
En un mensaje a la nación, el presidente Mauricio Macri dijo que “el Ministerio de Defensa confirmó que el equipo de búsqueda de Ocean Infinity reportó que los restos del submarino fueron hallados en un área cercana adonde se había reportado por última vez”.
“Es una noticia que nos produce un enorme dolor, la confirmación de la muerte de los 44 tripulantes en causas dramáticas”, agregó.
“Hoy es el día más triste, se trata de una heroína y 43 héroes que dejaron vacíos irremplazables en las vidas de sus seres queridos”, dijo Macri.
“Ahora se abre una etapa de serias investigaciones para conocer toda la verdad, una verdad con la que estamos comprometidos desde el primer día y que es necesaria para honrar y respetar a nuestros héroes y sus familias”, afirmó.
El ministro de Defensa, Oscar Aguad, dijo en una rueda de prensa que el Estado argentino carece “de tecnología moderna” capaz de “verificar el lecho marino” y de otro equipamiento para extraer una nave “de estas características”. Indicó que la justicia tendrá que determinar qué pasos se deberán seguir con el sumergible hallado por el buque Seabed Constructor de la empresa estadounidense.
Oliver Plunkett, director de Ocean Infinity, dijo a la AP que los próximos pasos que se tomen “son un asunto que deben determinar las autoridades”. “Nos complacería ayudarlos con una operación de recuperación, pero en este momento estamos enfocados en completar la imagen del campo de escombros”, afirmó.
Plunkett también dijo en Twitter que el exitoso resultado respalda “firmemente” la tecnología aplicada.
Familiares de los tripulantes que lucharon denodadamente porque la búsqueda no cesara afirman que Ocean Infinity les ha dicho que tiene la tecnología para lograrlo.
“Sí sabemos que lo pueden sacar, porque de Ocean Infinity nos dijeron que se puede, que tienen equipamiento… y creo que esta va a ser la hora de otra lucha», dijo Luis Niz, padre del tripulante Luis Alberto Niz.
El ministro afirmó que es necesario contar con más información sobre el lecho marino donde se encuentra posada la nave para después analizar los pasos a seguir y que la “extracción dependerá de la tecnología existente”, sin precisar si la empresa estadounidense podría encargarse.
El jefe de la Armada, José Luis Villán, explicó que la jueza Marta Yáñez a cargo de la investigación sobre lo que le ocurrió al submarino es quien debe tomar decisiones al respecto. Indicó al respecto que no se sabe cuál es «la masa exacta a remover».
Ingenieros navales han apuntado que hay antecedentes de recuperación de submarinos y al respecto mencionaron el caso del sumergible ruso Kursk, cuyos restos fueron reflotados en 2001.
En el Seabed Constructor, construido en Noruega, viajan desde el 7 de septiembre cuatro familiares de los tripulantes que supervisaron las tareas de rastreo, las cuales incluyeron tecnología de punta, como cinco vehículos sumergibles que pueden operar a 6.000 metros de profundidad.
El submarino fue localizado con el casco totalmente deformado, colapsado, implosionado y sin aberturas de consideración, con partes de sus hélices enterradas y restos desperdigados a un radio de 70 metros. En la zona hay cañones submarinos de profundidad irregular.
Durante su diálogo con los periodistas, los funcionarios mostraron imágenes de la nave.
El sumergible fue hallado, según el ministro, «en una zona que era la que más probabilidades tenía» de ser localizado. Por ese lugar pasaron en la primera etapa de la búsqueda embarcaciones de los países con la mejor tecnología, como Rusia y Estados Unidos.
“Siempre dijimos que no era fácil encontrar un submarino y más en la profundidad en la que fue encontrado”, dijo Aguad.
Ocean Infinity encontró la nave cuando ya se habían cumplido los primeros 60 días operativos de rastreo y había iniciado su trayecto hacia Sudáfrica para ser sometido a una revisión.
El presidente argentino, Mauricio Macri, afirmó recientemente que no iba a abandonar a las familias y que se descubrirá la verdad de lo ocurrido a la nave.
El submarino diésel eléctrico clase TR-1700 de fabricación alemana desapareció cuando navegaba desde Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, hacia su base en Mar del Plata, a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, tras participar de un ejercicio de adiestramiento.
El día de la desaparición, el comandante informó que había sufrido una avería a raíz de la entrada de agua a las baterías a través del snorkel _el dispositivo por el cual el sumergible toma aire de la superficie para operar sus motores_ pero que el incidente había sido resuelto. Horas después se registró una explosión cerca de donde se había perdido contacto con la nave.
En el último año, el operativo para localizar al sumergible llegó a sumar a 18 países. Decenas de objetos detectados en el fondo marino fueron descartados.
Luego de la retirada de Rusia de la búsqueda _el último país que estuvo a cargo de las tareas de rastreo_ y ante la presión de los familiares, el gobierno contrató finalmente a Ocean Infinity, con la cual se acordó un pago de 7,5 millones de dólares si hallaba el sumergible.
La empresa buscó sin éxito el avión de Malaysia Airlines que desapareció en 2014 sobre el Océano Índico.
Los familiares creen que el gobierno ha ocultado información sobre el estado de la nave y critican las supuestas falencias del sumergible a la hora de partir, como la falta de suficientes balsas salvavidas, radiobalizas y pirotecnia para inmersión.
El comandante de la nave había reportado meses antes del ejercicio de adiestramiento algunos de estos problemas a sus superiores.