diciembre 15, 2024
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noviembre 18, 2018 | 301 vistas

Shalma Castillo.-

La persona que subió a ese avión hace un año para cruzar el Atlántico hoy no es la misma…

Ahora más madura, consciente, capaz, y además con otra perspectiva de la vida y el mundo.

Marianna Lizeth Azuela Valdés es originaria de Ciudad Victoria y estudia Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT).

En septiembre de 2017 aprovecha la oportunidad para salir y experimentar en el exterior, y hacer la primera movilidad académica en la Universidad de Santiago de Compostela, Campus Terra en Lugo, Galicia, España.

Ahí logra cursar el programa de Ciencias de la Cultura y Difusión Cultural.

Al terminar regresa a Tamaulipas para aplicar todos esos conocimientos adquiridos en esta rama de la comunicación, pero una vez que uno viaja y conoce nuevas culturas, lugares y personas, ya no para, eso ténganlo por seguro.

Así que ahora realiza su segunda movilidad internacional y se encuentra en la Universidad del Sinú-Elias Bechara Zainum en Colombia, en el programa de Comunicación Social.

 

¿CÓMO SE ANIMA A SALIR A ESTUDIAR AL EXTRANJERO?

Marianna comparte que su primera experiencia es rara, ya que todo se da de manera rápida y sin planear.

Sin saber sobre el tema de las movilidades, durante sus veranos en la UAT, su coordinadora le habla y le dice sobre esta oportunidad, ya que es una alumna con buenas calificaciones y es el tipo de estudiantes que quieren mandar para que aprovechen la estancia en otras Universidades del mundo.

“Admito que la propuesta me impacta en el momento, porque es irme a otro continente a estudiar, donde no conozco ni sé sobre él, pero en eso me digo ¿por qué no?, y le comento a mis papás y ellos me apoyan”, menciona.

 

¿CÓMO SON LAS DOS EXPERIENCIAS?

Drástico… hasta subirse al avión que la lleva a España, es cuando le cae el veinte de que se va por un tiempo a otro país, lejos de la familia y amigos.

El cambio de horario es lo más difícil, adaptarte a ese estilo, porque quieras o no, los amigos te hablan a sus horas libres y no coinciden, expresa, aunque dice que en poco tiempo logra adaptarse al lugar con otros mexicanos que ya están ahí y ellos te acogen como hermana.

La segunda ocasión, en Colombia, es menos difícil, porque ya tiene la experiencia de España.

Además, el horario es similar al de México, el colombiano quiere más al mexicano y se identifica, conocen de los tacos y del personaje icono, El Chavo del Ocho.

“Me siento más apapachada con los colombianos que por los españoles, el cambio de culturas es difícil empezando por la comida, y más para mí que soy amante de los tacos”, expresa.

En España, aprende el idioma de esa región donde vive, porque hablan el gallego, también se adapta a su cultura y horario de comida.

“Europa es primer mundo y como mujer puedes estar en la calle platicando con otras chicas, vestida como tú quieras y nadie te dice nada. También Galicia es uno de los dos lugares que tiene la única muralla romana que existe en el mundo y que no ha sido renovada, ahí aprendo su historia, cómo nació la ciudad ya que es muy rica en cultura”, enfatiza.

En Colombia, la experiencia ha sido diferente, ya que es su segunda vez que sale de casa por un largo tiempo.

“Aquí estoy aprendiendo a conocerme a mí misma aún más, porque siento que nunca termino de conocerme por completo, y también que hay que arriesgarse para saber qué más puedo hacer y no quedarte con lo que ya has hecho, siempre intentar algo nuevo. Colombia, menos Europa estaban en mis planes, eran como un sueño que no veía cerca”.

 

UN POCO SOBRE SU VIDA EN COLOMBIA

“Después de la movilidad en España, regreso a México donde estudio un semestre y se me presenta nuevamente la oportunidad de irme a Colombia, igual con una beca que da la UAT, aquí continúo estudiando mi carrera”, platica.

En Colombia el día empieza a las seis de la mañana, las clases inician a esa hora, un horario distinto al de México en cuestión escolar y laboral, por lo que adaptarse a ello sí es difícil… “la gente barre su banqueta desde las cinco de la mañana, y ya listos y desayunados para estar a las seis en el trabajo”.

El almuerzo es a las 12 del mediodía y es una comida fuerte, la cena es a las seis de la tarde.

“Aquí usan mucho las motos como medio de transporte… si de por sí no me gustaban las motos, acá las termino odiando, porque son muchas las motos que andan acá y en Europa es la bici o caminar”.

El contraste climático también es algo que enfrenta, pues en Europa es mucho frío y en Colombia un calor sofocante, además el contexto social es un mundo de diferencia.

“Al principio me siento un poco insegura por no conocer el lugar, pero conforme lo voy conociendo, voy agarrando confianza, pero siendo sincera sigo sintiendo miedo al caminar, porque aquí sí, no falta el hombre que te grita cosas, aparte esta ciudad se está llenando de venezolanos y los mismos colombianos te advierten que tengas cuidado”.

Marianna vive en una pensión universitaria con otras seis mexicanas más y un chico de Bolivia, dice que ahí les dan la comida, pero los alumnos lavamos los platos y ropa.

Ella va tres días de la semana a la escuela y los que no, los aprovecha para lavar o adelantar tareas, salir a la ronda, que es el parque más famoso de la ciudad, donde hay la oportunidad de convivir con animales como osos perezosos, monos e iguanas.

Sin duda, pese a que está viviendo una experiencia única, confiesa que extraña a su familia y la comida de Victoria (más los tacos).

En Colombia se come mucho el arroz, pues la mayoría de las comidas llevan arroz, pero lo que más le gusta es la bandeja paisa; tiene carne, chorizo, arroz, frijoles, todo en un solo plato.

 

LA DIFERENCIA ENTRE LOS TRES SISTEMAS EDUCATIVOS QUE HA CURSADO

“Cada país tiene su forma de enseñar, pero a mí las tres escuelas se me han hecho similares, llega el profesor, te explica el tema, y luego tú lo pones en práctica, sin embargo con el que me quedo es con el de México; porque el maestro hace que tú investigues sobre cómo resolver las cosas, en Colombia los alumnos le piden ayuda al profesor hasta que lo logran resolver y los mexicanos andamos buscando en internet o investigando cómo hacer las cosas, y en España es todo más teórico”.

 

PANES Y ANÉCDOTAS

Marianna se considera una persona hiperactiva que siempre tiene que estar haciendo cosas nuevas y moviéndose de un lugar a otro, por lo que tiene considerado una vez terminando la Universidad, buscar opciones para seguir estudiando la maestría, también en el extranjero.

“Lo que más me ha marcado de las movilidades son las amistades, son las que me voy a llevar para siempre”.

Una anécdota que recuerda, es la de Marruecos… “simplemente la mejor noche, en el desierto, una experiencia única el viajar en camello, además a mí me gusta la cultura árabe y al ir por la carretera del desierto, ver a las mujeres tapadas de negro que solo se le ven los ojos, me impacta mucho, luego llegar al desierto, surfear en las dunas, ver un cielo estrellado, es lo que más me ha marcado”.

Así que recomienda a quienes tienen la oportunidad de salir, que lo hagan, que no tengan miedo de experimentar, “ninguna de las dos veces hice expectativa del lugar, al llegar creas la propia y disfrutas más”.

“Las experiencias me han hecho madurar sobre mi perspectiva de la vida, la persona que se subió al avión no es la misma que regresó, la persona de antes más tímida, ahora extrovertida. Cada que haces un viaje cambias, porque ves la vida de distinta manera, te las arreglas solo porque mamá y papá no están y tienes que madurar sí o sí”.

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