Japón tiene un problema inmobiliario inusual: tiene más casas que gente que quiera vivir dentro de ellas.
El Foro de Política Pública de Japón reportó que en 2013 había 61 millones de casas y 52 millones de lugartenientes. Y tal parece que la situación continuará empeorando.
Se prevé que la población de Japón decline desde 127 millones a cerca de los 88 millones hacia 2065, de acuerdo con el Instituto Nacional de Población y Seguridad Social (IPSS), lo cual significa que incluso menos personas necesitarán viviendas.
A medida que la gente joven deja las zonas rurales por trabajos urbanos, el campo de Japón se ha convertido en un espacio repleto de casas fantasma sin habitantes, conocidas como “akiya”. Debido a que la gente joven deja las zonas rurales por trabajos urbanos.
Para 2040, autoridades han estimado que cerca de 900 pueblos y aldeas a lo largo de Japón dejarán de existir. En ese contexto, regalar propiedades es una apuesta por la supervivencia.
Muchos de los poblados que se encuentran en peligro de desaparecer han establecido un esquema de bancos de “akiya”, instituciones encargadas de emparejar a potenciales compradores con lugartenientes viejos y propiedades vacías.
Requisitos para obtener una casa vacía gratuita:
- Los nuevos residentes deben tener menos de 40 años de edad, o bien ser una pareja de menos de 50 años de edad y con al menos un hijo menor de 18 años.
- Deben comprometerse a residir permanentemente en el poblado e invertir en renovaciones de casas de segunda mano para ser acreedores a una casa gratuita.
Las leyes inmobiliarias de Japón favorecen que los dueños dejen construcciones vacías en lugar de un terreno baldío, pues los impuestos son mayores al poseedor de uno de estos últimos. Las regulaciones para planeación urbanística son débiles en Japón, pues los desarrolladores pueden continuar construyendo casas nuevas a pesar del abrumador superávit.
Okutama es una pequeña aldea que cuenta con un esquema de banco de propiedades vacías. Está convenientemente ubicada en la prefectura de Tokio, sólo a unos kilómetros de la aglomeración urbana más grande de Japón.
Con la liberalización de las importaciones y la caída en la demanda de madera en los años 90, la mayoría de los jóvenes de Okutama se trasladó a la ciudad. Ahora, sólo quedan 2 mil 500 residentes de los 13 mil que habitaban la localidad en los años 60.
Cabe señalar que las autoridades de Okutama subsidian las reparaciones para nuevos residentes que ocupan una “akiya”. También se encarga de incentivar a los dueños anteriores para vender sus propiedades vacías, haciéndoles ofertas máximas de $8,820 dólares por metro cuadrado ($182,000 pesos).
Hay 3 mil casas en el poblado de Okutama, de las cuales 400 están vacías. De estas, se cree que sólo la mitad podrían ser rescatadas para su venta o cesión. Las demás fueron construidas en áreas de riesgo, o están demasiado arruinadas.
Naoko Ida, una de las habitantes de una vivienda anteriormente abandonada, ha iniciado un café para deportistas y motoristas que recorren las montañas de la región en una casa con más de 100 años de antigüedad.
Hasta este momentos nueve familias provenientes desde Nueva York hasta China y las Islas Filipinas, han llegado a Okutama para ocupar algunas de las viviendas vacías y han preferido la vida rural de Okutama, rodeada de naturaleza y cercana a la capital de la nación asiática. Incluso, algunos nuevos residentes han iniciado negocios propios que dan una nueva vida al pueblo.
Con Información de: Noticieros Televisa