México, 17 Dic (Notimex).- Especialistas del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) realizan un estudio sobre las características sociodemográficas de los mexicanos para conocer el perfil de las personas que consumen alimentos ultraprocesados, usando como base la información de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (Ensanut).
La investigación incluye cinco variables sociodemográficas: sexo, grupo de edad, nivel socioeconómico, zona geográfica y nivel educativo, de acuerdo con información del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En cuanto al primer rubro, en México se observó que son las mujeres quienes consumen más estos productos, de donde adquieren aproximadamente 30.1 por ciento de las calorías diarias, mientras que los hombres obtienen 29.5 por ciento de su consumo total de calorías de los ultraprocesados.
Joaquín Alejandro Marrón Ponce explicó que «nos enfocamos en observar cómo era el comportamiento social, no solo en países latinoamericanos sino también cómo este consumo ha progresado en países de altos ingresos, como Estados Unidos o Canadá».
Los alimentos ultraprocesados se caracterizan por ser aquellos que atraviesan procesos industrializados y están hechos de varios ingredientes, algunos de ellos obtenidos de manera sintética; estos productos suelen estar listos para comer, por lo que su presentación puede ser en envases listos para calentar o en envolturas, como las frituras.
“Son aquellos productos que están listos para ser consumidos de forma inmediata. Una particularidad que tienen estos productos es que están hechos de muchos ingredientes, como mínimo incluyen seis ingredientes, entre ellos sustancias que normalmente no se utilizan en la cocina tradicional”, señaló el investigador.
En la variable de grupo de edad, se evaluaron cinco periodos: de 2 a 9 años, de 10 a 19, de 20 a 39 años, de 40 a 59 años y más de 60 años.
En el caso de México, el primer grupo fue aquel en el que se detectó que consumen más alimentos ultraprocesados, con un promedio de 38.6 por ciento del total de calorías obtenidas de estas fuentes de comida.
Aunque esa ingesta no es saludable, contrasta con el consumo de otros países como Estados Unidos, donde ese grupo de edad consume más de 65 por ciento de sus calorías de alimentos ultraprocesados, o con Ecuador, donde se reportó un consumo de aproximadamente 16 por ciento en las personas de menor edad.
De los tres niveles socioeconómicos evaluados, bajo, medio y alto, se observó que el primero de ellos es el que menor consumo de ultraprocesados reporta, con un promedio de 23.5 por ciento de las calorías de su dieta, mientras que los otros apartados se encontraban en 31.3 por ciento y 33.6 por ciento, respectivamente.
En la variable de la zona geográfica, se reportó que los ciudadanos de áreas urbanas son mayores consumidores (32.4 por ciento) ante los de zonas rurales (22.9 por ciento); esa tendencia de más consumo en ciudades que en áreas rurales se observa en casi todos los países evaluados, con excepción de Canadá y Australia.
En cuanto al nivel educativo, se consideró a ciudadanos de más de 20 años en tres grupos: alto, medio y bajo. En México, se registró que aquellos con nivel educativo alto eran quienes consumían más ultraprocesados (37 por ciento), seguidos de los que tienen un grado medio (29 por ciento) y los de rango bajo (21 por ciento).