Rubén Jasso.-
Cd. Victoria, Tam.- Convencido de que estaba a punto de lograr algo grande junto con aquel equipo de humildes jugadores que habían superado ya algunas circunstancias en contra, se paró con seguridad en la línea de gol aquella tarde del 23 de junio de 1987 en la cancha del Estadio Azteca para encarar la tanda de penales.
Era el tercer partido de la final entre Correcaminos y Gallos Blancos de Querétaro para definir al campeón de la Temporada 1986-1987 de Segunda División y al equipo que ascendería al máximo circuito en una serie inédita que se alargó por más de 40 días por el lamentable accidente donde tres jugadores queretanos perdieron la vida, luego de jugar el partido de ida en Ciudad Victoria.
Luego de un empate a cero en esta Capital, la igualada a un gol en La Corregidora y otro empate sin goles en el Azteca en el tiempo regular y la prórroga, había tensión aquella tarde de martes, pero Juan Santiago Sansininea Solorio guardaba la calma y transmitía seguridad a sus compañeros para que cada uno hiciera la parte que le tocaba.
Por Correcaminos acertaron “Pepe” Treviño, Armando Serratos, Javier Garibaldi y Francisco Cervantes, mientras que el “Pollo” Tobías fallaba el tercer remate.
Covián y Mañón anotaron el segundo y cuarto penal, pero “Sansi” atajó el primero de los queretanos a Ochoa y el tercero a Violante, suficientes para catapultar al equipo de la UAT a la Primera División por primera vez en su historia y poner así a la entonces poco conocida Capital del estado, en el plano nacional.
REGRESÓ A VICTORIA
Oriundo de la capital del país, pero con un cariño muy especial por esta tierra, Santiago Sansininea regresó hace tres años a Victoria en busca de nuevos horizontes y un mejor panorama para su familia, enfocándose en transmitir sus conocimientos – como parte del cuerpo técnico de Carlos Medina – a jóvenes que se abren camino para llegar un día al nivel más alto con el equipo Correcaminos.
Pero la historia de aquella hazaña, irrepetible hasta ahora, es algo que no se olvida y es justamente “Sansi” quien repasa esos pasajes que mantuvieron en vilo a todo un estado y que llevó a una tranquila Ciudad a desbordarse al día siguiente de lograr el ascenso, durante el recibimiento a esos héroes vestidos de azul y blanco.
Sentado en un palco del estadio Marte R. Gómez un miércoles al mediodía, el ex portero de la UAT trae a su mente esos minutos decisivos del 23 de junio de 1987, pasadas las 6:30 de la tarde.
“Antes de iniciar la serie de penales recuerdo que nos juntamos, platicamos y yo les dije claramente, yo voy a atajar dos, a mí no me digan absolutamente nada, ustedes hagan su trabajo y yo voy a atajar dos”, y cumplió fielmente su palabra.
Aunque también hubo un momento de nerviosismo, cuando el último rematador tamaulipeco se aprestaba a cobrar su remate y “Sansi” describe la escena, que afortunadamente tendría un final feliz.
Previendo que llegarían a la tanda de penales, un día antes habían entrenado los remates desde los once pasos en el Azteca y Francisco Cervantes los cobró fiel a su estilo.
“Él los tiraba no muy fuertes pero colocados y nos comentó ‘lo voy a tirar igual’… lo cobró y afortunadamente cayó el gol y ahí la verdad es que la emoción se desbordó, recuerdo como corrí a abrazarlo, iba corriendo de frente al grupo, yo lo agarré, lo hice girar y lo abracé muy fuerte, después llegó todo el grupo y nos fundimos en un abrazo sabiendo que habíamos logrado el objetivo”, recuerda.
Cada uno había hecho su parte como habían acordado, destacando Sansininea que desde mucho antes de llegar a la final el grupo se entretenía tirando penales después de los entrenamientos.
“Prácticamente todos los días lo hacíamos, nos divertíamos apostando los refrescos o ‘X’ cosa y lo practicábamos muy seguido y yo afortunadamente a lo largo de mi carrera tuve la fortuna o la cualidad de ser ‘ataja penales’, entonces teníamos muchísima confianza en ese momento”, afirma.
Acerca del multitudinario recibimiento que tuvieron desde Llera y a lo largo de la carretera hasta llegar a Victoria, el ex cancerbero de Correcaminos guarda gratos momentos de esa tarde del 24 de junio de 1987, un día después de coronarse.
“Realmente es una experiencia inolvidable, yo nunca había visto tanta gente en Ciudad Victoria, la verdad es que fue impresionante el recibimiento, la gente se volvió loca, corrían, nos abrazaban, nos gritaban, son recuerdos muy bonitos, recuerdos que nunca se van a olvidar”.
En opinión de Santiago Sansininea, el mérito de haber conjuntado a un grupo de jugadores con ambición de lograr cosas grandes, fue del uruguayo Héctor Hugo Eugui, a quien todos los integrantes de aquel equipo siempre le han manifestado su cariño y respeto, aunque es de todos conocido que fue Diego Malta quien estaba al frente de Correcaminos en aquella final.
“Nos cambió la mentalidad y nuestra vida el profesor Eugui desde que llegó, cada uno tenía su compromiso individual pero al final todos teníamos un objetivo muy claro, ser campeones, lograr el título, lograr ser jugadores de Primera División que muchos no habíamos pasado por ahí, entonces el grupo estaba compenetrado con eso”, señala.
Sansininea recuerda que su historia con Correcaminos empezó en la Temporada 83-84 luego de militar en Celaya y Tlaxcala, destacando que eran un equipo que daba espectáculo, aguerrido, luchador, un cuadro lleno de talento y siempre integrado por buenos jugadores.
“Un año antes del ascenso yo creo que teníamos el mejor equipo de esa época, lleno de jugadores talentosos, de jugadores que vinieron de Primera División, (como) Mario Leal, Adrián Incapié, Arturo Cañas, Ezequiel Gaytán, José Treviño… era un equipo muy completo, lamentablemente el futbol es así y no se logró el ascenso y ya para la Temporada 86-87 con un trabajo espectacular de Héctor Eugui y con nuevas incorporaciones y convencidos de lo que podíamos hacer, el equipo comenzó a trabajar y tuvimos altibajos que propiciaron la salida de Eugui pero el equipo siguió con esa expectativa, con ese convencimiento, con ese trabajo y se logró el anhelado título”, sostiene.
Desafortunadamente para “Sansi” el panorama para él en Primera División no fue lo que esperaba, pues su relación con el técnico Diego Malta no era buena y el estratega prefirió brindarle toda su confianza a Fernando López Vega, portero proveniente del Atlas.
“Creo que si tenía oportunidad si realmente hubiese sido parejo ‘el profe’, desafortunadamente, para él nosotros siempre fuimos de Segunda y así nos lo externaba y nos lo hacía sentir ‘ustedes son de Segunda y no pueden jugar aun’, cuando a mí me prometió que me iba a dar la oportunidad”, afirma.
En su opinión, también hubo jugadores que si participaron en el máximo circuito, pero quizás nunca se les dio el lugar que merecían o merecen en la historia del equipo, caso concreto el de Rubén González.
“Yo veo que alaban mucho a (Raúl Martínez) Sambulá y a mi entender, Sambulá sin ‘La Rana’ no era Sambulá, yo creo que ‘La Rana’ fue un jugador importantísimo que trascendió después del ascenso y creo que no le han dado el reconocimiento que se le debe tanto a él como a algunos más. Yo me fui, regresé hace apenas tres años, pero hay algunas gentes que su vida la hicieron aquí… Javier Garibaldi, Javier Herrera, ‘El Pollo’ Tobías, Agustín Gómez… gente que quiere al equipo y creo que por ahí se les debe algún reconocimiento”, subraya.
En lo personal, “Sansi” dice sentir algo muy especial cuando algún aficionado lo aborda, lo saluda y lo recuerda por aquella conquista de 1987.
“Especialmente los viejos, las nuevas generaciones quizás no saben que existimos, pero si es una satisfacción muy bonita y tu ego se llena como esponja, me dicen ‘hola leyenda, hola porterazo’, me piden fotos, algunos me piden todavía un autógrafo, es una sensación muy bonita y que está marcada para toda la vida, es muy padre que la gente se acuerde y que todavía hay quien te pide una foto, es algo lindo”, reitera.
SIEMPRE AGRADECIDO
Y agradece también a quienes siempre le han dado la mano, pues sabido es por muchas personas, que de unos años a la fecha ha batallado con algunas situaciones de salud que le impiden a veces desempeñar su labor con los canteranos de Correcaminos.
“Aprovecho para darle las gracias al licenciado ‘Pepe’ Cárdenas, al licenciado Enrique de la Garza, a ‘Quique’ de la Garza, a (Raymundo) Tobías, a (Javier) Garibaldi, a Leopoldo Castañeda, a Miguel Mansur, al presidente del Club (Rafael Flores), en ese aspecto no tengo más que agradecimiento para toda la gente de aquí”.
Sobre su labor en Fuerzas Básicas con el equipo azul naranja, comenta que trabaja de cerca con Carlos Medina, a quien define como un gran entrenador y formador de jóvenes, destacando el compromiso de quienes dirigen los equipos juveniles por esa labor de buscar jugadores para encaminarlos hacia el equipo “mayor”, pero anteponiendo siempre la paciencia, sin apresurar las cosas.
“La oportunidad tiene que llegar a su tiempo, tienen que madurar los muchachos, la gente de repente argumenta que deben tener identidad y yo creo que habemos muchos que sin ser victorenses tuvimos esa identidad y la seguimos teniendo puesto que aquí estamos buscando seguir trascendiendo y repito, sin necesidad de ser victorenses de nacimiento, pero si con una parte de nuestro corazón muy arraigada aquí en Ciudad Victoria”, concluye.