Sin lugar a dudas en el actual mundo del cine de Hollywood Sylvester Stallone ha sido muy astuto en seguir conservando a uno de sus personajes más memorables en la figura del entrañable campeón de los pesos pesados del boxeo: Rocky Balboa. El cual regresa a los cuadriláteros pero ahora para convertirse en el entrenador del hijo de uno de sus mayores rivales pero también uno de sus buenos amigos, el nuevo boxeador Adonis Johnson interpretado por Michael B. Jordan, hijo de Apollo Creed.
Si bien en la estupenda película de spin-off “Creed: Corazón de Campeón” (2015) marcó el regreso de Stallone en la piel de Rocky e incluso le valió que ganara un premio Globo de Oro y una nominación al Oscar en 2016, ahora la misión de su secuela es profundizar en la historia de Adonis y confrontarlo con la herencia legendaria de su padre sobre el ring a nivel personal y con su muerte prematura, que ocurrió en la cinta “Rocky IV” cuando Apollo se enfrentó a Ivan Drago (Dolph Lundgren).
Ahora en esta secuela, el púgil responsable de la caída de su padre al enfrentarse a Viktor Drago (Florian Munteanu), hijo del icónico “villano” de la cinta de 1985. Esa es la premisa básica en la sinopsis de esta cinta en la vida del personaje principal que se ha convertido en un acto de equilibrio para Adonis Creed. Entre las obligaciones personales y los entrenamientos para su próxima gran pelea, afronta el gran reto de su vida que es el de enfrentarse a un oponente ligado al pasado de su familia que intensificará su inminente batalla en el ring.
El veterano Balboa está a su lado y juntos, Rocky y Adonis confrontarán el legado que comparten, se cuestionarán por qué merece la pena luchar, y descubrirán que nada es más importante que la familia. Esta producción cinematográfica trata sobre volver a las bases para redescubrir qué lo hizo un campeón en primer lugar, y recordar que, sin importar dónde vaya, no puedes escapar de su historia.
Mi 8.5 de calificación a “Creed II: Defendiendo el Legado” que el subtítulo más bien se refiere al de Rocky Balboa, que aún sigue teniendo una presencia fundamental en esta saga, con el mensaje universal que nos da esta película de una lección de que no es importante solo el llegar a la cima, sino mantenerse ahí, a pesar de las adversidades profesionales y personales, las cuales pueden traer de regreso a viejos fantasmas del pasado.
Aunque al final es obvio del triunfo de Creed por decisión unánime, la verdad este filme se gana la atención del público, el cual no sale decepcionado de la cinta aunque Steven Caple Jr. (el director) no logra conectar un K.O sólido en el fondo como lo hizo Ryan Coogler en la primera cinta con una revancha emocionante, pero algo desgastada que en su forma en los combates cuerpo a cuerpo te mantiene al filo del asiento.
Hay buenas actuaciones de todo el elenco y la participación sorpresa de dos personajes fundamentales en las vidas de Rocky e Ivan. Esta segunda parte en su adhesión a la fórmula de la popular franquicia de boxeo suma ahora una secuela con pocas sorpresas verdaderas, pero sus temas generacionales probados con el tiempo todavía tienen un impacto sólido, sobre todo a los seguidores del entrañable boxeador de origen italoamericano.