Al sur de Nashville, en Hohenwald, Tennessee, hay una zona de bosques, lagos y campos ondulados, un paraíso rural donde se encuentra el Santuario de Elefantes de 1,090 hectáreas desde 1995, un refugio protegido donde “los elefantes viejos y enfermos pueden caminar en paz y dignidad”. Una de sus misiones es dar a conocer la crisis que enfrentan estas criaturas sociales y sensibles y en peligro de extinción”.
Los elefantes que habitan en el Santuario originalmente fueron sacados de sus manadas cuando eran bebés, la mayoría después de actuar en circos y lugares de entretenimiento, muchos de ellos llegan enfermos. Algunos han sufrido de aislamiento, estrés o un abuso.
Este santuario se convirtió en noticia por la historia de amistad entre uno de los elefantes, Tarra, y un perro callejero, Bella. Una conmovedora relación desde 2009.
Carol Buckley, una de las fundadoras del santuario, señaló que los elefantes buscan compañía, y cuando llegan buscan una amistad especial con otro animal, que después se convierte en un compañero, pero en el caso de Tarra, esa persona especial era un perro. Tarra, una elefante asiática nacida en Birmania (ahora Myanmar), capturada en 1974 e importada a EU antes de que se volviera ilegal.
Y Bella pertenecía a un grupo de perros callejeros que viven en los terrenos del santuario y de origen desconocido, se hizo amiga de Tarra a pesar de la diferencia en sus tamaños y especies; las dos eran almas gemelas. Jugaban juntas en el agua, paseaban, comían y durmieron juntas.
Pero en el 2009 Bella se enfermó, sufrió una grave lesión que la mantuvo inmóvil, por lo que Tarra y Bella estuvieron separadas, pero Tarra vigilaba fuera del edificio. Al final, una vez que la perrita recuperó su movilidad, las dos se reunieron y reanudaron su feliz relación.
Lamentablemente, Bella falleció en el 2011, se cree que fue atacada por coyotes.
Con información de: nation.com.mx