WASHINGTON (AP) — El presidente Donald Trump acusó el jueves a líderes de México y Centroamérica de no hacer «nada» para evitar que los migrantes crucen la frontera de Estados Unidos de manera ilegal, un día después de que su gobierno firmó un acuerdo con algunos de esos líderes con la meta de reducir la cantidad de migrantes que se aventuran hacia el norte.
Con su acusación a través de Twitter, Trump corría el riesgo de socavar los esfuerzos diplomáticos de su gobierno para reducir la migración. Ocurrió mientras México decía que planeaba establecer un «cinturón de contención» formado por agentes federales para frenar el creciente arribo migrantes centroamericanos.
“México no está haciendo nada para ayudarnos a detener el flujo de inmigrantes ilegales a nuestro país», tuiteó Trump. «Ellos sólo hablan, pero nada de acción. Igualmente, Honduras, Guatemala y El Salvador han recibido nuestro dinero durante años, y no hacen NADA».
Trump también indicó que cerraría la frontera con México, una amenaza que ha hecho antes, a la vez que autoridades migratorias estadounidenses recalcaron que la labor que realizan atraviesa por momentos críticos.
Las declaraciones del presidente contrastan con las de la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen, quien dijo estar agradecida por la colaboración entre los líderes regionales para abordar los problemas migratorios. Nielsen se reunió con funcionarios mexicanos y viajó a Honduras esta semana para reunirse con líderes de ese país, Guatemala y El Salvador. Funcionarios de Estados Unidos y Centroamérica firmaron un acuerdo de seguridad fronteriza el miércoles cuyo objetivo es compartir más información, combatir el tráfico humano y las pandillas transnacionales.
“Estados Unidos comparte una causa común con los países de Centroamérica al enfrentarse a estos desafíos”, dijo la secretaria en un tuit el jueves, y agregó que todos los países están trabajando para lograr el mismo objetivo. “Juntos prevaleceremos”.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador reconoció el jueves que los migrantes avanzan en mayores cantidades hacia el norte “porque no hay opciones, no hay alternativas en Centroamérica”.
López Obrador dijo que México hace su parte para luchar contra el tráfico de migrantes.
“Vamos a ayudar nosotros en todo lo que podamos. No queremos, de ninguna manera, confrontarnos con el gobierno de Estados Unidos”, afirmó.
Agregó que México mantendría una “relación muy respetuosa con el gobierno” en Washington y con Trump, y agregó que las preocupaciones de Estados Unidos son legítimas.
Para Trump, el tuit fue un regreso a una política distintiva y que es muy atractiva para sus seguidores, insertada entre mensajes de victoria tras la conclusión de la investigación del fiscal especial Robert Mueller. El equipo de Mueller no encontró evidencia de que la campaña de Trump “conspirara o se coordinara” con Rusia para influenciar la elección presidencial de 2016, según un resumen del fiscal general William Barr. El informe no llegó a una conclusión en cuanto a si Trump obstruyó la justicia.
Aunque los arrestos en la frontera todavía no alcanzan el nivel de la década del 2000, Estados Unidos enfrenta un aumento en las familias centroamericanas que solicitan asilo y que no pueden regresar fácilmente, lo que presiona al sistema, provoca una gran acumulación de casos y satura las instalaciones en la frontera que no tienen la capacidad para lidiar con tantos niños y familias.
Los arrestos a lo largo de la frontera mexicana aumentaron a 66.450 en febrero, 149% más que el año previo. Parece que en marzo el número será todavía más elevado. El comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), Kevin McAleenan, dijo que la agencia estaba encaminada a hacer 100.000 arrestos o negaciones de entradas durante el mes, como 30% más que en febrero y el doble que en el mismo periodo del año pasado. Unas 55.000 personas habrán llegado como familia, incluidos 40.000 menores.
La agencia fronteriza reasignó temporalmente a varios cientos de inspectores fronterizos para procesar migrantes, proveer transportación y realizar vigilancias en hospitales para seguir el ritmo.
“Ese punto de quiebre llegó esta semana”, dijo el miércoles McAleenan desde El Paso. “CBP se enfrenta a una crisis humanitaria y de seguridad fronteriza sin precedentes a lo largo de nuestra frontera sur”.
México ya ha permitido que Estados Unidos regrese a algunos migrantes a México para esperar que se resuelvan sus casos de asilo. Y la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, dijo que el gobierno intentará contener a los migrantes en el istmo de Tehuantepec, la parte más estrecha y más fácil de controlar en el sur del país.
“Será el gran cambio”, dijo.
Mientras tanto, en Washington, Trump ha pasado meses enfrentándose a legisladores por su muy prometido muro fronterizo y la lucha incluyó preguntas de los demócratas de si realmente había “crisis” en la frontera.
Ese conflicto aumentó el mes pasado cuando Trump declaró una emergencia nacional para obtener miles de millones de dólares adicionales para la construcción. La medida provocó críticas de ambos partidos de que el presidente buscaba eludir inapropiadamente a legisladores y provocó al Congreso a aprobar una resolución para oponerse a la medida. Sin embargo, Trump vetó la resolución y la Cámara de Representantes, con mayoría demócrata, careció de los votos para anularla.