noviembre 28, 2024
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abril 7, 2019 | 85 vistas

Antonio González Sánchez.-

En el ritmo de la liturgia se celebra el quinto domingo del caminar cuaresmal. Las lecturas de este domingo hablan de la novedad del perdón, de una vida nueva, de un nuevo comienzo, fundamentado todo en el amor sin límite de Dios. Amor siempre nuevo, a la vez coraje y compromiso: somos amados, perdonados. Somos también portadores de amor y de perdón.

Dios no ha hablado e intervenido sólo en tiempos pasados, actúa aún hoy. Antiguamente, liberó a los israelitas de la esclavitud de Egipto, y ahora el profeta les dice que no recuerden lo de antaño, porque Dios hará obras mayores para liberar al pueblo de nuevas esclavitudes y lo volverá a conducir del exilio a su tierra. Dios creador y redentor es siempre novedad, futuro. Contar a las generaciones futuras las obras de Dios será tarea de los salvados: el recuerdo debe convertirse en un anuncio de novedad.

En el texto evangélico, Jn 8, 1 – 11, los escribas y fariseos le tendieron una trampa a Jesús. Si él decía que no le hicieran daño a la mujer que le presentaron, lo acusarían de ir en contra de la ley de Moisés, y si decía se tenía que cumplir dicha ley, hubiera condenado a muerte a esa mujer, lo cual iba en contra de su mensaje de amor y su voluntad de salvación.

Pero la sabiduría de Dios está por encima de la astucia de los hombres. Así que Jesús confrontó a los acusadores con su propia conciencia: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”.

Y uno a uno “empezando por los más viejos”, se retiraron del lugar.

Jesús le preguntó a la mujer donde estaban los que la acusaban, pero nadie se había quedado para condenarla.

Jesús por su misericordia nos quiere perdonar como a la mujer del evangelio, pero como a ella nos invita a cambiar de vida, pero sin fingimientos.

Que la paz del buen Padre Dios permanezca siempre con ustedes

 

 

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