México, 20 Abr (Notimex).- Los propietarios de mascotas deben prepararse para la última etapa de vida de éstas, además de que al adquirirla deben considerar que en algún momento presentarán enfermedades crónicas y requerirán tratamientos continuos y controles médicos, afirmó Ylenia Márquez, académica de la UNAM.
“Por eso, antes de comprometernos con el cuidado de un cachorro, hay que preguntarnos si estamos dispuestos a encarar esos años que anteceden a la muerte», afirmó la académica de la Facultad de la Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Refirió que las recomendaciones para dueños de mascotas geriátricas, principalmente, perros son: proporcionarles un ambiente que les favorezca y cuidados de acuerdo con sus necesidades.
Por ejemplo, si ya no ven bien, procurar no alejarlos de lugres de riesgo como barandales, escaleras o azoteas, o si tienen problemas articulares, evitar que suban escaleras o pasen frío en la intemperie.
A menos que tenga alguna enfermedad, no se recomiendan suplementos alimenticios; eso debe ser determinado únicamente por el médico veterinario.
La especialista expuso que mucha gente se compromete con el cuidado de los animales, pero sólo mientras son pequeños, tiernos y adorables, y no piensan en el futuro, pero “desde que adquieren un cachorro deben estar conscientes de que va a envejecer, enfermar y morir, igual que ocurre a los humanos, y que en esos instantes necesitará la compañía de sus dueños”.
La integrante de la Clínica de Pequeñas Especies de la entidad universitaria explicó que se habla de un perro geriátrico éste cuando cumple dos condiciones: que sea viejo y que curse con patologías asociadas con un proceso degenerativo, es decir, con el paso del tiempo.
Ylenia Márquez destacó que entre los padecimientos más comunes en esa etapa están las enfermedades de articulaciones o de locomoción, que pueden ser de origen ortopédico o neurológico, así como alteraciones de origen endócrino, como diabetes, fallas en la visión y audición, cardiopatías y padecimientos renales.
La especialista destacó que el envejecimiento en un perro varía de acuerdo con su talla y raza, por lo que las tallas pequeñas como el Poodle son más longevas que las grandes, como el Gran Danés, San Bernardo o Pastor Alemán. Las primeras pueden ser de edad avanzada a partir de los 10 años, y las segundas, a los seis, aproximadamente.
La universitaria abundó que el proceso degenerativo de riñones, hígado y otros órganos también se asocia al estilo de vida o las enfermedades que haya padecido el perro de joven. Por ejemplo, una fractura puede provocar un proceso de envejecimiento prematuro en las articulaciones.
Así como un humano que se cuida tiene menos riesgos de presentar enfermedades a edad avanzada, si las mascotas reciben cuidados desde que son cachorros y se les trata cualquier enfermedad en evolución temprana, pueden evitar secuelas en la vejez, subrayó.