Mauricio Zapata.-
Cd. Victoria, Tam.-
Al fondo se ven dos montículos, uno de grava y otro de arena. El sonido del fondo es la canción “Pueblito” de Los Cadetes de Linares que transmiten en la radio por “La más prendida”, cuya canción se matiza con un intermitente raspado de cuchara que un chalán hace acomodando blocks.
En la pausa del almuerzo, Pedro Sánchez Rodríguez platica su experiencia como albañil. Es la hora del almuerzo: una coca bien fría, huevo con frijoles y un kilo de tortilla envuelto en papel.
Se hace un taco que sujeta de una de las puntas con toda la mano. Le da una mordida y dice que hace mucho calor, pero que ya está “curado de espanto”.
Aún no termina su jornada de trabajo. Labora en una pequeña construcción que amplía una casa a dos pisos. En la parte de atrás otro peón prepara la mezcla y hasta allí se percibe el olor a cemento y agua.
Se seca el sudor con un paliacate rojo ya bastante pálido y dice que hoy en día el trabajo de los albañiles ha venido a la baja.
“No. Ya no es como antes. El trabajo está escaso. No hay dinero y la gente no construye”, dice, mientras le da un trago a su refresco que aún “suda” de lo frío que está.
Es albañil y como él más de 60 mil trabajadores de la construcción celebran el Día de la Santa Cruz, en donde también se festejan a los “maistros”.
Esta es una de las celebraciones más populares en México. Las obras, por muy pequeñas que sean, paran labores y, ahí, en medio de las varillas, los blocks, la arena y los bultos de cemento hacen una fiesta.
A un lado está una cruz hechiza de madera que están por colocar en lo más alto de la construcción. La tradición indica que debe ser puesta ahí como agradecimiento a la Santa Cruz por el trabajo, por la salud y por el bienestar, así como para que la obra quede bien.
“El día del albañil ya no es como antes. Ahora con tanta cosa nueva, ya no es lo mismo colocar una pared, antes lo hacíamos nosotros, ahora lo hacen las máquinas, es la modernidad”, lamentó Pedro.
“(El tres de mayo) no se debe trabajar, es nuestro día, nos dijeron que solo vamos a jalar un rato, pero nada, yo me voy a hacer pendejo, voy a esperar la hora de la comida y el pisto”.
CUCHARA, MEZCLA… Y CHEVE
Ellos levantan el segundo piso de una casa de interés social. Son albañiles que trabajan al día. Hoy tienen una chamba un poco más grande, mañana, quizás solo una repellada. “No hay trabajo fijo”, reitera.
Pero este tres de mayo es diferente. “Vamos a levantar unas dos líneas de blocks y cuando el patrón llegue de su jale nos va a traer asado, frijoles, tortillas, una carnita y unas burras (caguamas)”, advirtió.
En otro lado de la ciudad, se construye lo que podría ser una plaza comercial. Aún hay albañiles “chuleando” en las obras, pero estos no quieren hablar. De lejos gritan que mañana (hoy) es su día y que llegarán a la “tragazón”.
Ahí labora, Ezequiel, “El Cheque” Hernández. Por más de 25 años se desempeñó como “maistro” hasta que el desgaste de sus piernas ya no lo dejaron trabajar y ahora es velador en “obras negras”.
“Cheque” dijo que trabaja en la albañilería desde los siete años, cuando era peón de su papá. Él dice que en los últimos años se vino para abajo el trabajo de albañil. Ahora hay poco qué trabajar y además mal pagado.
“Ya le gente no quiere construir, está muy caro todo: el cemento y la varilla son los que cada vez cuestan más y por eso el jale de albañil cada vez está peor”, dijo.
Eso sí, aunque hay una crisis de dinero y de trabajo, un albañil pocas veces está inactivo.
¿Entonces bajó la chamba?
“Sí, ha bajado, aunque uno siempre busca jale, nunca falta poner un pisito, resanar una pared, remodelar un bañito o hasta impermeabilizar”, si no, aunque sea ayudando a otro “maistro”.
“El albañil, dicen, es el trabajo más duro, porque sabe muchas cosas: Sabe amarrar varillas, hacer dalas, banquetas, escalones, enjarrar, poner placas, poner block, tienes que saber todo eso, es de lo que se cansa uno, es el más duro porque anda uno hincado, en cuclillas y se desgasta y con el tiempo le salen a uno los males”.
HAY 62 MIL ALBAÑILES
La industria de la construcción es una de las más activas en Tamaulipas, ya que, según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), es la cuarta actividad con mayor ritmo en la economía del estado.
De hecho, en la entidad hay un padrón de 62 mil 816 albañiles, de los cuales el 39 por ciento se dedica a hacer trabajos por su cuenta, desde poner un block hasta construir una casa.
Lo anterior pone a Tamaulipas en el lugar 17 a nivel nacional con mayor número de trabajadores de la construcción y el décimo segundo con más proyectos de obra en el país.
Según el Inegi, en 2015 la población ocupada como albañil en el estado fue de 58 mil personas, es decir, el 92 por ciento de los albañiles tuvieron trabajo durante el año pasado. De esa cifra, 99.6 por ciento son hombres y 0.4 por ciento mujeres.
Lo anterior representa el 4.8 por ciento de la población ocupada en la entidad. La edad promedio de estos trabajadores es de 37 años, y ocho de cada cien tiene entre 14 y 19 años de edad.
Su grado promedio de escolaridad es cercano al primero de secundaria, casi todos son trabajadores asalariados y alrededor del 74 por ciento recibe un pago no mayor a los tres salarios mínimos.
El reporte de la dependencia concluye que nueve de cada diez albañiles no tienen acceso a instituciones de salud como prestación laboral y, a pesar de participar en la construcción, sus viviendas son las más precarias.
La industria de construcción cayó en un 42.6 por ciento durante el primer trimestre del año, según un balance de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) realizada a nivel nacional.
Con esta cifra, esta entidad es la tercera con la mayor caída de los 32 estados del país y que se da, según el organismo, por dos principales motivos: una parálisis económica y la falta de planeación para la obra pública.
El reporte de la asociación de constructores indica que las caídas más considerables se dieron en Campeche (59 por ciento), Veracruz (53.4 por ciento), Tamaulipas (42.6 por ciento), Durango (39.1 por ciento), Sinaloa (36.5 por ciento), Michoacán (31.7 por ciento) y Baja California (26.1 por ciento).
Otro de los factores que incidieron en esta caída fue el valor de los insumos y el material para la construcción, que tuvieron un alza en sus precios de hasta el 25 por ciento.
LA SANTA CRUZ
Lo primero que hacen un albañil el tres de mayo es ir a poner en lo más alto de la obra la cruz, es el símbolo de los trabajadores de la construcción, es su símbolo, es el símbolo del tres de mayo.
“Aquí hay trabajo para todos, yeseros, plomeros, carpinteros, contadores, contratistas, es un mundo muy grande el de una obra”, comentó Javier Velázquez, jefe de una obra, quien es ingeniero y trabaja para una constructora.
“El mundo de la construcción es muy grande, por eso, también los profesionistas festejamos este día, que no es cualquier día”, añadió.
CONSTRUYEN LA HISTORIA
En una obra pequeña por los rumbos de Las Flores hay uno de los albañiles más viejos, es Genaro López Garza, de 78 años, dice haber visto de todo.
“Yo hice la Torre de Cristal y el teatro Amalia, el Centro Cívico y las oficinas de Mundo Nuevo, a mí nadie me cuenta nada”.
Don Genaro sostiene que él no estudió ni la primaria ni la secundaria, pero que el es fiel muestra que cuando se quiere aprender, se aprende.
“A mis hijos les hice todas sus casas y mi casa ya la compré hecha, cuando me terminaron de la empresa yo arreglé toda mi casa, le puse barda, el baño, piso, porque también soy plomero, es que cuando uno quiere aprender, aprende todo, yo nada más veía una cosa nueva y me ponía a un lado del maistro y me iba enseñando, anduve con plomeros y también tengo mi equipo de soldar”, dijo.
Añadió que su trabajo es pesado, pero no por ello más peligroso que otros.
“Dondequiera hay peligro, en todas partes hay peligro, los accidentes se producen cuando menos lo espera uno, muchas veces si no tienes precaución me resbalo y me caigo…”.
Dijo que “los albañiles nos encomendamos a Dios, yo todas las mañanas que me levanto digo: ‘En el nombre sea de Dios’ y en la tarde que llego digo: ‘Gracias a Dios por haberme dado este día…’ eso es lo que hago”.
Mientras tanto, las obras se pararán para darle el día a quien jornada tras jornada trabajan por un sueldo que no es fijo, pero aun así no es despreciable.
Este tres de mayo habrá fiesta en las construcciones y mientras los albañiles celebran, la cruz, en todo lo alto, los observa, y como dicen ellos, “los cuida”.