Poemas de la maestra Alicia Caballero Galindo
Sí, ¡Maestro!
Soy maestro porque en mis venas
circula tinta para escribir
en la mente de los alumnos
el alfabeto del buen vivir.
Soy sembrador que por el camino
quiero plantar del saber la simiente
todo intelecto, es campo fértil
ahí la ciencia siempre florece.
Es mi palabra viento que sopla
que a todos lados quiere llegar
llevando a las jóvenes conciencias
el genuino deseo de triunfar.
Soy maestro porque en mi esencia
está firme el deseo de enseñar
y no habrá obstáculos que limiten
mi sed infinita de aprender y educar.
Soy caminante que por la senda
al horizonte suele mirar
vislumbrando el arco iris
que siempre tratamos de alcanzar.
Soy maestro, ¡sí! ¡orgullosamente!
en donde quiera que yo esté
camino firme, la frente en alto
y el corazón henchido de fe.
______________________________________________________________________¿ Dónde está?
Al pasar por una plaza
vi unos ojos de melancolía
que hicieron volver mis pasos
para ver a quién pertenecían,
de llanto estaban rasos,
las lágrimas por su rostro corrían.
Era un niño pequeñito
que sentado en la banqueta
sostenía un documento
al parecer una boleta
que ostentaba en rasgos rojos
las palabras “no aprueba”
Era tanta la tristeza
que su rostro reflejaba
que quise tocar su cabeza
a ver si lo consolaba
le dije no te “acongojes”
que en el próximo aprobaba.
Con temor en la mirada
murmuraba entre sollozos
¡es que yo no aprendo nada,
me lo dijo mi maestra!
que en este año reprobaba
¡que tengo mala cabeza!
La angustia aprisionó mi pecho,
mi vista, huyó hacia el infinito
y un gran interrogante
dejé flotando en el ámbito
no hubo quien me respondiera
solo sentí mucho frío.
¿Dónde están los profesores
que irradian amor al niño
que con paciencia sonrisa
y hablándoles con cariño
lo encaminan por la senda
del saber que es el infinito?
Pulcritud en el vestir
y en sus brazos, orgulloso
lleva libros impecables
y con pasos presurosos
se encamina a la escuela
con entusiasmo en el rostro?
¿Dónde está esa maestra
que por su real vocación,
por amor a los alumnos
abrazó tal profesión?
Que el transmitir la cultura
sienta que es su misión.
¿Dónde encuentro al maestro
que a los niños les platica,
los acerca como amigos,
que su orgullo no lastima,
y cuando algo no entienden
con paciencia les explica?
¿Dónde está aquel maestro
que amante de su profesión
nunca antepone su sueldo
a su deber de enseñar?
Puede más su vocación
que el deseo de lucrar.
Quiero saber si en las aulas
existen educadores
que pueden ver a los niños
como seres pensadores
capaces de discernimiento
como seres superiores.
¿Dónde están esos maestros
conscientes de su labor
capaces de comprender
que tienen en el salón
intelectos diferentes
que no encajan en un patrón?
¿Dónde está el educador
que a sus niños hace ver
que el aprender es un reto,
que juntos podrán vencer?
Y no hay obstáculo que pueda
al intelecto oscurecer.
Cuando llenen las escuelas
maestros por convicción,
que respeten a los niños,
que amen su profesión,
y recuerden que sus hijos
también tendrán profesor.
No veremos en banquetas
cara de desolación
de niños con sus boletas
portando reprobación
pensando en la reprimenda
de padres sin compresión.
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Soy Maestro
Sin más equipaje
que un caudal de ideas
un cúmulo de sueños
y afán de lograr mis metas
Llegué hasta los umbrales
de esta querida escuela
su luz, con bellos celajes
iluminó mi senda.
Patios, aulas, jardines floridos
mudos testigos de mi faena
ahí he forjado con esperanza
tantos anhelos, arduas tareas
Trabajo intenso, sueños de triunfo
las voces sabias de mis maestros
busco afanoso nuevos conceptos
habré de estar con la mente abierta.
Hoy, de improviso
ese episodio atrás se queda
emprenderé de nuevo el camino
atesorando nuevas riquezas
Caminaré hacia mi destino
allá el futuro, ansioso espera
tengo la llave que ha de abrir
del éxito las puertas.
Habré siempre de sembrar
seré forjador de conciencias
mis manos, no estarán vacías
daré lo mejor que tenga
Mis ojos se posarán en la cumbre
y los pies, firmes en la tierra
el límite será el universo
intentaré alcanzar las estrellas.