Cuando Noah apenas tenía cuatro semanas de nacido, su madre Ashleigh White, de 21 años, lo llevó a bautizar, y luego de darle unos besos notó que el ojo derecho de su bebé se inflamó, le salieron ampollas y no dejaba de llorar.
Ahora, el pequeño está entre la vida y la muerte luego de que el diagnostico médico declarara que había contraído el virus del herpes simple 1 (HSV-1), conocido como el beso de la muerte.
“Muchos amigos lo abrazaron y lo besaron en el bautizo; podría haber sido cualquiera de ellos”, ha explicado Ashleigh a Metro. “Solo quiero que más gente se dé cuenta de los riesgos y las consecuencias de besar a un bebé, especialmente a un recién nacido cuando sufres de herpes labial porque sé lo desgarrador que puede ser ver a tu bebé tan mal”, ha añadido.
Con la intención de concienciar a todo el mundo del peligro de besar a un recién nacido, Ashleigh colgó en Facebook las fotografías de Noah, ahora de nueve meses, el cual poco a poco se ha ido recuperando.
Según la Asociación de Virus del Herpes de Reino Unido, hay tres formas por las cuales un bebé puede ser infectado por el virus, que en principio es infrecuente en lactantes y una causa “muy inusual de muerte neonatal”.
El primero, la infección intrauterina. Se trata de la forma más rara de contagio, con menos del cinco por ciento de los casos, que se da cuando la madre contrae el virus durante la última etapa del embarazo.
El segundo, la infección neonatal (la forma más frecuente de contagio, con un 85% de los casos). Se origina por el contacto del recién nacido con las secreciones genitales del canal de parto infectado.
Por último está la infección posnatal (10% de los casos), y se produce por el contacto directo del recién nacido con el virus del herpes simple o por contacto con la saliva de una persona con la infección.
El mayor problema para que se de este contagio, es que pocas personas conocen que lo portan, ya que solo una de cada tres que lo padecen conducen a un diagnóstico, o los síntomas suelen ser tan leves que pasan desapercibidos.
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Los síntomas incluyen desde un leve hormigueo o ardor en una zona concreta de la piel, hasta ampollas de color rojizo y con vesícula que se irán reproduciendo a modo de racimo, escozor, picor y dolor.
Con Información de: La Vanguardia
