Un hombre creó un lazo muy fuerte con una perrita en condición de calle, al igual que él. Su amistad era ejemplar e iban juntos a todas partes. Pero un día no encontró a Tata, su compañera y sintió gran angustia.
Entonces decidió ir al refugio de la ciudad para recuperarla, ya que sabía que la encontraría allí, gastó lo poco que tenía en el transporte. Desafortunadamente el refugio estaba cerrado, así que mientras esperaba su apertura se quedó dormido en la banqueta.
Los trabajadores, al percatarse de su presencia, le preguntaron el motivo, a lo cual contestó que estaba buscando a su perrita y que pensaba que estaba ahí.
Pero Tata no estaba en ese refugio sino en otro al otro lado de la ciudad.
Ya sin dinero y sin tener una familia, ni un hogar, solo le quedaba la esperanza de reunirse con su única compañera de nuevo. Los encargados se conmovieron tanto que le dieron dinero para que pudiera llegar hasta allá.
Más tarde el reencuentro fue emocionante y ambos estaban muy felices. Tata no podía contener la emoción de ver a su dueño. Era evidente que se necesitaban el uno al otro.
Karen Hirsh, la vocera del refugio señaló que algunas personas no comprenden por qué le regresamos una mascota una persona sin hogar, pero muchas de esas personas cuidan mejor a sus perros que algunas que tienen casa.
La perrita Tata estaba en buenas condiciones y se notaba el amor que tiene por su dueño. Ella no necesita lujos, solo regresar con él.
Con información de: recreoviral.com
