abril 30, 2024
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julio 13, 2019 | 141 vistas

BUENAVENTURA, Colombia (AP) — El obispo Rubén Darío Jaramillo Montoya viajó el sábado a bordo de un camión de bomberos a algunos de los barrios más violentos en Buenaventura, rociando agua que había bendecido en su intento por frustrar a las pandillas del narcotráfico y otros grupos delictivos.

“La sangre ha corrido por las calles”, afirmó Jaramillo, quien vestía hábito y llevaba un crucifijo alrededor del cuello durante su recorrido por la ciudad frente a la costa del Pacífico.

El recorrido en ocasiones se tornó festivo a pesar de la solemnidad del mensaje. Jaramillo se detuvo para bendecir a un grupo de niños en uno de los barrios y el camión de bomberos en que iba fue adornado con globos verdes y amarillos.

Agregó que la ceremonia tenía el objetivo de mostrar solidaridad hacia las comunidades afectadas y advertir a los grupos criminales que “no pueden destruir la vida de una comunidad, nosotros estamos unidos”.

Pandillas rivales luchan por el control del narcotráfico en Buenaventura que, desde el año pasado, ha experimentado un aumento de homicidios, violaciones, secuestros y desapariciones, según Jaramillo.

“El dolor de uno tiene que ser el dolor de todos”, dijo Jaramillo, obispo de Buenaventura desde hace dos años. “No tenemos miedo”.

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